POBLACION: La colonización amenaza a los asháninkas

Colonos autorizados a vivir en territorios de la selva central de Perú que tradicionalmente han pertenecido a los asháninkas, amenazan la supervivencia de esta etnia, la más numerosa de la Amazonia peruana.

En los territorios amazónicos de Perú habitan unos 300.000 nativos, pertenecientes a 65 grupos étnicos diferentes, de los cuales aproximadamente 55.000 son asháninkas.

Por el hecho de ser la etnia más numerosa han pagado un alto precio: sus poblaciones han sido sistemáticamente diezmadas y sus territorios reducidos desde la década del 50. Durante el "boom" del caucho se estima que el 80 por ciento de su población fue exterminada.

En años recientes, la presencia de grupos guerrilleros y productores de coca causó la muerte de unos 5.000 asháninkas, el reclutamiento forzoso de miles de hombres jóvenes que fueron obligados a colaborar con la guerrilla y el desplazamiento de unas 10.000 personas a comunidades cercanas.

Pero a diferencia de las poblaciones andinas, los asháninkas mantuvieron su organización social, sus formas de autogobierno y su determinación de defender sus tierras ancestrales, para lo cual formaron el "Ovayeriite", su propio ejército con el que rescataron a los cautivos y recuperaron sus territorios.

Sin embargo, cuando intentaron retornar a sus tierras, las encontraron ocupadas por colonos, que también fueron desplazados de sus lugares de origen por la guerrilla y cuentan con títulos provisionales de posesión oficiales que en dos años podrían revertir por títulos de propiedad definitiva.

"Es una situación muy complicada porque los colonos y la comunidad tenían serias discrepancias desde antes que comenzara la subversión", dice Teodorico Castillo, un sacerdote de la orden de los franciscanos que convive desde hace casi cuatro décadas con los asháninkas.

Los expertos en temas amazónicos coinciden en que los recelos tienen base, ya que un peligro real que se cierne sobre los territorios asháninkas es la destrucción y la introducción de los cultivadores de coca.

"Interfieren con nuestras costumbres", dice Rogelio Crus, un asháninka. "Ellos (los andinos) no saben cuidar la tierra, vienen, siembran, cosechan, queman y encima nos critican porque somos flojos, porque dejamos descansar la tierra".

"Aquí ya no crece nada, ellos queman cerros enteros para abrir una chacra, al final pierden todo y se van más adentro a seguir quemando y todos sobre terrenos de nuestros antepasados", afirma mientras recorre terrenos carbonizados rodeados de maleza.

En los últimos años, diversos proyectos conducidos por organismos internacionales y no gubernamentales han adoptado técnicas nativas de manejo ambiental combinándolas con otras, más modernas, para detener la erosión de suelos, los problemas que traen consigo las inundaciones y enriquecer las tierras.

"Los nativos están muy familiarizados con técnicas que no destruyen la biodiversidad. Eso es algo inherente a su cosmovisión. A veces sólo se requiere mejorar algunos aspectos de la tecnología agraria para obtener magníficos resultados", dice Eugenio Corzo, experto que dirige un proyecto de menejo forestal.

"Pero los foráneos llegan con otras costumbres, como la roza y quema, que pudo ser exitosa en el pasado pero que en la actualidad, con el crecimiento de la población y la mayor presión de uso sobre la tierra, empobrece los nutrientes. Obviamente, eso molesta a los nativos, cuya única riqueza es la tierra", afirma.

Pero esa es sólo la parte visible del problema. Jorge Dandler, del equipo técnico multidisplinario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el área andina, propugna un tratamiento diferenciado en la estrategia de repoblamiento de los asháninkas retornantes.

En un estudio sobre la condición vulnerable del pueblo asháninka, publicado por la OIT, Dandler y otros estudiosos autores sostienen que la penetración de nuevos colonos perturba las condiciones de retorno y asentamiento de los asháninkas en sus comunidades y pone en serio riesgo sus tierras.

Las autoridades no hacen nada para modificar la situación. Miembros del gubernamental Programa de Apoyo al Repoblamiento reconocieron en privado que esa entidad, creada para promover el retorno de los desplazados por la guerra a sus lugares de origen, está demasiado centrada en el poblador andino.

Los desplazados han sido reubicados en terrenos diferentes a su origen, que "podrían haber pertenecido" a las etnias amazónicas, pero que estan actualmente deshabitados. Esto es así porque muchos ashaninkas fueron expulsados por la fuerza de sus territorios.

"Los asháninkas somos un pueblo valiente, que rechazó a la subversión, que rehusa involucrarse con el narcotráfico, a cambio sólo pedimos que nos dejen vivir en paz y nos den facilidades para el desarrollo, sin quitarnos territorio, hemos demostrado que somos capaces de salir adelante", afirma Crus.

En las últimas elecciones municipales, realizadas en octubre, muchos asháninkas y miembros de otras etnias salieron electos alcaldes o regidores, y ahora buscan apoyo para desarrollar sus comunidades. (FIN/IPS/zp/ag/pr/99

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