PANAMA: Modelo de desarrollo ataca calidad de vida de población

El modelo de desarrollo en Panamá, basado en la explotación indiscriminada de sus recursos naturales, se ha convertido en un círculo vicioso que atenta contra la calidad de vida de la población, advirtieron dos expertos locales.

Rodrigo Tarté, director ejecutivo de la no gubernamental Fundación Natura, y Stanley Heckadon, investigador del internacional Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, indicaron que si no ocurre un cambio en el modelo de desarrollo habrá graves consecuencias.

Tarté señaló que en el caso de la agricultura se está abusando del uso de agroquímicos y la explotación de tierras ubicadas en laderas, lo que a mediano plazo conducirá a la pérdida de la diversidad biológica, la simplicidad de los ecosistemas y la capa fértil de los suelos necesaria para seguir produciendo alimentos.

Según datos del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, en Panamá se vierten anualmente cerca de tres kilogramos de agroquímicos por cada uno de sus 2,8 millones de habitantes, lo que supera en seis veces el promedio mundial y en tres la media de América Central.

Otros aspectos negativos del modelo de desarrollo identificados por Tarté son "la minería inadecuadamente llevada", la industrialización y la tala indiscriminada de bosques, que contribuyen "a aumentar los problemas ambientales a través de las emisiones de gases invernadero".

Panamá perdió en los últimos 50 años más de la tercera parte de los 4,2 millones de hectareás de bosques que poseía en la década del 40.

En el caso de la minería, Tarté precisó que "es una de las actividades industriales que más daño ocasiona a los ecosistemas y al ser humano". En los últimos tres años se han producido al menos cinco accidentes ecológicos graves.

Los derrames de compuestos de cianuro usado por las compañías mineras para separar el oro del mineral de roca, ocurrieron cerca de los ríos usados para el consumo de agua de unas 380.000 personas radicadas en la occidental provincia de Veraguas y las centrales de Herrera y Los Santos.

"En síntesis, la salud de los ecosistemas en la mayoría de los países del planeta está afectada por una economía que aún no parece encontrar la forma de utilizar racionalmente los recursos naturales", señaló Tarte.

"Y peor aún, para hacer partícipe a toda la sociedad por igual del proceso de generación y distribución de la riqueza", añadió.

El experto recomendó la promulgación de leyes que castiguen la tala indiscriminada de bosques, un programa de seguridad alimentaria, una agricultura sostenible y la "internacionalización de los costos de la contaminación ambiental".

Heckadon indicó, por su parte, que el desastre ambiental influye de manera negativa sobre la calidad del agua de la región metropolitana, donde reside el 40 por ciento de los habitantes del país, debido a la contaminación industrial y a la inmigración descontrolada hacia la cuenca hidrográfica del canal.

Desde 1974, la población radicada en la cuenca hidrográfica del canal, constituida por 372.000 hectáreas de bosques naturales, pasó de unas 50.000 personas a más de 200.000.

Un reciente estudio conducido por Hackadon reveló que en los últimos años se a detenido la destrucción de los bosques en la cuenca del canal debido a una serie de leyes y medidas de protección, pero que la actividad humana e industrial sigue actuando de manera negativa sobra la calidad del agua.

Tras criticar la falta de medidas para mitigar el impacto de las actividades industriales en la región metropolitana, Heckadon puso como ejemplo el caso de las aguas servidas en criaderos de pollos y cerdos canalizadas hacia piletas de oxidación "que en realidad son unas charcas fácilmente desbordables".

Debido a las inundaciones ocurridas en el país a causa del fenómeno de El Niño ocurrieron varios vertidos de dichas aguas servidas en los ríos y lagos que abastecen de agua a la región metropolitana, añadió.

El polvo arrojado a la atmósfera por las dos compañías de cemento que se encuentran cerca de la capital, aunado a los desechos fecales de criaderos de cerdos y pollos, así como viviendas sin letrinas, han provocado "un aumento enorme de la temperatura del agua" de los lagos donde se extrae agua potable.

"En los estudios que estamos realizando los indicadores rojos se nos prenden por todos lados", señaló Heckadon, quien entre 1990 y 1991 fue director de antiguo Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables.

"Vamos abocados, de continuar así, hacia un deterioro de la salud pública, añadido ya a la pérdida de la calidad del agua para toda la región metropolitana", advirtió el experto. (FIN/IPS/sh/ag/en/99

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