NACIONES UNIDAS: Foro propicio para el espionaje

Observadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creen que el foro mundial integrado por 185 estados miembros es también un campo de juego para los servicios de inteligencia de los respectivos gobiernos.

Esa opinión cobró fuerza en los últimos días cuando los diarios estadounidenses The New York Times y The Washington Post acusaron a inspectores de la Comisión Especial de las Naciones Unidas (Unscom) -que verifica la eliminación de las armas de destrucción masiva de Iraq- de utilizar al foro como conveniente pantalla política del espionaje para Estados Unidos.

Las versiones de prensa ayudaron a confirmar la afirmación del gobierno iraquí de que la Unscom es una "guarida de espías estadounidenses".

La oficina de la Unscom en Bagdad, según la investigación periodística, tenía equipos de espionaje para vigilar las comunicaciones secretas de las unidades militares encargadas de la seguridad del presidente iraquí Saddam Hussein, a quien Estados Unidos pretende derrocar.

A lo largo de su historia, la ONU fue utilizada como puesto de vigilancia para conseguir información de inteligencia no sólo por los diplomáticos sino también por altos funcionarios de la secretaría, militares de las misiones de paz y miembros del personal remunerados por sus gobiernos nacionales.

"Las Naciones Unidas han sido y siguen siendo un punto de concentración para el espionaje de todo el mundo", comentó al New York Times un funcionario no identificado de la ONU.

La fuente aseguró que agentes de inteligencia de la mayoría de los países del mundo utilizan a la organización como base para sus operaciones, según el diario.

Una de las principales razones es la facilidad de acceso. Mientras un país puede negarle la acreditación a un diplomático extranjero bajo sospecha de ser un agente de los servicios de inteligencia, la ONU no puede hacer lo mismo.

Las puertas de la organización están abiertas para todos, incluso para los espías que ofician como diplomáticos, funcionarios de la secretaría o incluso periodistas.

Como resultado, en plena guerra fría durante los años 60 y 70 la ONU se convirtió en un campo de batalla donde se enfrentaban los espías de Estados Unidos y la Unión Soviética.

En determinado momento, los agentes de ambos bandos pululaban por la sede del foro mundial en las salas de los comités, en la galería de prensa, en la secretaría, e incluso en la biblioteca, conocida como punto de entrega de delicados documentos políticos.

El alcance del espionaje de la guerra fría en la ONU también quedó al descubierto por una investigación que una comisión del Congreso estadounidense hizo sobre la CIA (Agencia Central de Inteligencia) en 1975.

Las pruebas presentadas a la comisión revelaron que la CIA había puesto a uno de sus expertos en idioma ruso, que podía leer los labios, en una de las cabinas de prensa que daban a la sala del Consejo de Seguridad.

La misión del experto era controlar los movimientos de los labios de los delegados soviéticos, mientras se consultaban en voz baja unos a otros en las sesiones abiertas del Consejo.

El libro "A Dangerous Place" (Un lugar peligroso), publicado en 1978 y escrito por el senador Daniel Moynihan, ex embajador de Estados Unidos ante la ONU, revela los juegos de espionaje que se sucedían en las entrañas del foro mundial.

En abril de 1978, el subsecretario general Arkady Shevchenko se convirtió en el funcionario soviético de mayor jerarquía ante la ONU en desertar al bando de Estados Unidos.

Director del Departamento de Asuntos del Consejo Político y de Seguridad, Shevchenko fue acusado de ser un doble agente que trabajaba para los servicios estadounidenses mientras espíaba para Moscú dentro de la ONU.

Shevchenko era considerado tan importante para el gobierno soviético que Moscú contaba con otro agente para vigilarlo, Vyacheslav Kuzmin, uno de sus propios colaboradores, según Schlesinger.

Ambos, Shevchenko y Kusmin, eran funcionarios que percibían altos salarios por su trabajo en la secretaría de la ONU.

El semanario estadounidense Time informó entonces que la deserción "causó consternación en la ONU, intensa alarma en Moscú y el júbilo apenas disimulado de Washington".

Las acusaciones de espionaje contra los inspectores estadounidenses en la Unscom también pusieron en tela de juicio el mito del funcionario internacional que debe olvidar la lealtad a su patria a favor de la ONU.

"No existe alguien así. La ONU se jacta de que su personal está integrado por funcionarios internacionales cuya única lealtad se debe a la organización. Pero en la práctica, algunos son más fieles a sus países que al foro mundial", dijo un empleado con mucha experiencia en la organización.

Algunos de los funcionarios de mayor rango en la ONU, procedentes de Alemania, Estados Unidos, Francia, Japón y los países escandinavos, reciben una remuneración adicional de sus respectivos gobiernos porque, aseguran estos, la organización les paga menos de lo debido.

En 1998, un subsecretario general al frente de un organismo de la ONU situado fuera de Nueva York anunció que devolvería 280.898 dólares que le había pagado su gobierno para evitar toda apariencia de incorrección.

El secretario general Kofi Annan dijo que este tipo de pagos que los gobiernos dan a su personal en la ONU son ilegales y violan las normas que rigen la conducta de los funcionarios, adoptadas por la Asamblea General.

Ahora se está discutiendo un nuevo Código de Conducta que expresa específicamente que ningún funcionario de la ONU buscará o aceptará instrucción de gobierno alguno u otra fuente externa a la organización.

"Los miembros del personal son funcionarios internacionales. Sus responsabilidades… no son nacionales, sino exclusivamente internacionales", establece el código bajo estudio.

La historia del espionaje en la ONU se remonta a la fundación de la organización. En un artículo publicado en la revista Cryptologia, dedicada a la ciencia de hacer y decifrar códigos, un académico estadounidense dijo que Estados Unidos manipuló con éxito la forma y el contenido del foro mundial porque espió a los signatarios de la carta de la organización en 1946.

"La carta de la ONU fue creación del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos", aseguró Stephen Schlesinger, ex profesor invitado de la Universidad de Nueva York. Entonces, el gobierno espió las comunicaciones de diversos países dirigidas a sus embajadas en Washington, Londres y París, explicó.

Cuando los delegados extranjeros llegaron a San Francisco para crear la ONU, Washington ya tenía información sobre las posturas de los 49 países signatarios. En consecuencia, Estados Unidos pudo "escribir la carta de la ONU en gran medida de acuerdo a su propio proyecto", afirmó Schlesinger. (FIN/IPS/tra-en/td/kb/aq/ip/99

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