El gobierno de México convocó al insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para reanudar el diálogo de pacificación en Chiapas y contribuir a la erradicación del cultivo de drogas en la zona de conflicto.
El coordinador oficial para el diálogo y la negociación en Chiapas, Emilio Rabasa, aseguró este viernes, en conferencia de prensa, que se han encontrado evidencias de que en algunas zonas de influencia zapatista existen cultivos de estupefacientes.
Se informó que el 13 de enero fuerzas del ejército localizaron y destruyeron 52 plantaciones de marihuana en la población de Aldama, en Chiapas, luego de enfrentarse con centenares de simpatizantes del EZLN.
La zona de Aldama está bajo la influencia de los zapatistas, pero fuentes del ejército reconocieron que las plantaciones destruidas no pertenecían a miembros del EZLN.
Según un comunicado leído por Rabasa, el gobierno no desea que en el combate al narcotráfico se produzcan conflictos con los pobladores de comunidades locales, que podrían "resultar en hechos violentos", ya que el ejército "no está en Chiapas para atacar a la población civil o incluso a los propios zapatistas".
De acuerdo con la versión gubernamental, durante la destrucción de plantaciones en Aldama no hubo incidentes graves que lamentar, y sólo tres personas resultaron con heridas leves.
Rabasa advirtió que el Ejército "no caerá en provocaciones", pero tampoco dejará de cumplir su obligación legal de combate a las drogas en Chiapas.
Por ello, anunció, "el gobierno convoca al EZLN, en forma directa por conducto de la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA), a sostener un encuentro en la brevedad posible para dialogar sobre el conflicto y además atender este problema de siembra de estupefacientes y darle solución".
Las negociaciones de paz entre el gobierno y los dirigentes zapatistas se encuentran suspendidas desde septiembre de 1996.
El EZLN ha declarado que sólo aceptará reanudar el diálogo si el gobierno desmilitariza la región, donde según aseguran los zapatistas están concentrados unos 60 mil efectivos militares.
Rabasa aseguró que la presencia del ejército en Chiapas obedece "entre otros asuntos, a motivos de seguridad nacional y al combate al narcotráfico".
El incidente en Aldama fue el primero en el que la siembra de droga apareció relacionada con el conflicto de Chiapas.
Rabasa aseguró que los operativos contra el narcotráfico en Chiapas continuarán, dado que hay evidencias de que existen más plantaciones de droga en la zona de conflicto, y que por eso se solicita la colaboración del EZLN.
Por su parte, Pablo Salazar, senador del gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), reclamó la renuncia de Rabasa, alegando que sus declaraciones agravan la confrontación con el EZLN, en vez de "propiciar canales para el diálogo al que reiteradamente convoca".
"Está claro que al comienzo de este nuevo año hay una nueva estrategia para desgastar al EZLN", y que la denuncia sobre la siembra de drogas en zonas de influencia zapatista "es parte de ella", afirmó Salazar, quien integra la COCOPA.
El diputado Gilberto López y Rivas, del opositor Partido de la Revolución Democrática, descartó cualquier relación de los zapatistas con el narcotráfico.
"Supongo que puede haber alguna plantación en comunidades aisladas, porque la miseria de los indígenas los obliga a relacionarse con narcotraficantes, pero no se puede decir que son zapatistas. Es una acusación inducida por el gobierno", declaró López y Rivas.
Desde que comenzó el conflicto en la zona de Los Altos de Chiapas, fronteriza con Guatemala, el 1 de enero de 1994, "no se ha dado ningún indicio de vínculo entre el EZLN y el narcotráfico. Más aun, es conocida la postura de rechazo de los zapatistas a esa actividad", enfatizó el diputado. (FIN/IPS/fv/mp/ip/99