MERCOSUR: Brasil exaspera a sus socios y el bloque se tambalea

El frustrado intento de Argentina de negociar con Brasil compensaciones para sus exportaciones y la tímida reacción de Uruguay y Paraguay para activar los mecanismos del Mercosur ponen en tela de juicio la fortaleza del bloque y hasta su propia existencia, según expertos.

La decisión adoptada por el Banco Central de Brasil el día 13 de elevar el techo de la banda de flotación del dólar respecto del real encontró al Mercosur (Mercado Común del Sur) con las defensas bajas.

Pese que el día 18 Brasilia fue más lejos aún al dejar librado al mercado la cotización de la moneda estadounidense, certificando la defunción del Plan Real, el bloque siguió sin reaccionar como tal.

La caída libre del real ataca sin compasión la competitividad de las exportaciones de los tres socios minoritarios, que ven como su principal mercado se esfuma, pero los mecanismos institucionales del tratado no se activan, como lo exigen industriales, exportadores y analistas de la región.

Argentina, con 50 por ciento de sus ventas externas destinadas a Brasil, Uruguay con 35 por ciento y Paraguay con más de 40 por ciento, temen además una inversión del flujo comercial, que sería el tiro de gracia para sus principales sectores productivos.

Hasta ahora cada uno de los gobiernos actuó por separado. Buenos Aires intentó una negociación bilateral con Brasilia a través del secretario de Industria, Alieto Guadagni, quien viajó esperanzado a Brasil a comienzos de semana para volver a las pocas horas con las manos vacías.

Por su parte, Montevideo respondió con una tardía convocatoria del Grupo Mercado Común (órgano ejecutivo del bloque), que se concretaría sólo a mediados de febrero, y Asunción casi no se hizo oír.

Los tres países coincidieron en improvisar medidas de ajuste interno -como revisión de sus políticas fiscales y planes de inversión pública- y en activar, por separado, la exploración de mercados extrabloque, en un intento por romper la denominada "brasildependencia".

Estos caminos paralelos seguido por los tres socios afectados por la crisis brasileña lleva a pensar a algunos expertos que el Mercosur debería ser replanteado, mientras otros estiman que su fin podría estar próximo.

El Mercosur "tiene un futuro incierto", dijo a IPS el ex canciller uruguayo Alvaro Ramos, quien aspira a la candidatura presidencial del cogobernante Partido Nacional.

"Con la muerte del Plan Real, Brasil cambió las reglas del juego del Mercosur. En lo interno, jaqueando la suerte de sus socios", y en lo externo porque demostró que éste no es un verdadero mercado común, afirmó.

"Una actitud responsable de todos los socios del bloque, e ineludiblemente de Uruguay, será replantearse la pertinencia del modelo de unión aduanera, que, como tal está cometiendo gruesos errores que dificultan su consolidación y profundización", agregó Ramos.

El ex canciller aseguró que "el camino más directo para la libertad económica es comercializar libremente con el mundo" y reclamó que el país introduzca sin recargos artificiales insumos, equipos, bienes de capital y productos intermedios, para producir, exportar, generar divisas y atraer inversiones.

Estas predicciones fueron avaladas por el economista argentino Miguel Bein, quien sostuvo en el diario Página 12 de Buenos Aires que las autoridades brasileñas apostaron a "producir una aguda expansión de su comercio exterior" para detener la crisis y "nada va a hacer para frenar sus ventas hacia el Mercosur".

El experto argentino en temas de integración Jorge Tedesca calificó de ingenua la posición argentina de que Brasil debe tomar medidas para evitar daños a terceros de la caída del real.

"Es difícil que ese país adopte decisiones de ese tipo cuando sus desajustes son inmensamente mayores, por lo cual Argentina no va a tener más remedio que establecer aranceles a las importaciones y reintegros a sus exportaciones", agregó.

Desde el equipo económico argentino se escuchan comentarios que van más allá, sosteniendo en voz baja que la estrategia del gobierno brasiliño apunta a una unión monetaria en torno a un real fortalecido, no del Mercosur. como pretendía el mandatario argentino Carlos Menem, sino de América del Sur.

De ahí el rechazo del presidente del Banco Central de Brasil, Francisco Lopes, a la idea lanzada por Menem de dolarizar el Mercosur, la que calificó de "triste y desastrosa".

Por estos días la palabra Mercosur ha desaparecido del lenguaje de los funcionarios de Brasilia, salvo para los que están en el frente externo, como el embajador en Paraguay, Bernardo Neto, quien aseguró que su país sigue apostando a la profundización del bloque pese a las dificultades que enfrenta.

En un camino opuesto se encuentra el ex canciller uruguayo Servio Abreu, quien dijo a IPS que es optimista sobre el futuro del Mercosur y en sus mecanismos institucionales está el camino para salir de la turbulencia generada por la crisis brasileña.

Recordó que los problemas que enfrentó México en 1995 y la caída de las economías de Asia y Rusia el año pasado ya habían sido una prueba de fuego para el bloque, aunque no tan directamente como ahora.

Abreu criticó la actual inoperancia del bloque y afirmó que "es importante que el Grupo Mercado Común se reúna ya para reflexionar sobre la situación, intercambiar ideas y negociar temas puntuales. La responsabilidad mayor para que esto ocurra es de los países pequeños".

Abreu señaló que en los últimos años se han dejado de lado los mecanismos institucionales del bloque, porque los países grandes han avanzado en políticas unilaterales o bilaterales con la anuencia de Paraguay y Uruguay.

"No podemos utilizar las instituciones del Mercosur a manera de bombero para apagar incendios, no sólo porque no surte efecto, sino porque las instituciones deben funcionar como parte de un estilo, de una cultura comunitaria", esencial para un proceso integrador de economías tan dispares como las de la región.

Cuando el Mercosur inició su marcha a comienzos de los años 90, Brasil soportaba una hiperinflación, que en algún momento alcanzó a 5.000 por ciento anual, y sin embargo no fue impedimento para avanzar en el proceso, indican quienes no creen en el deterioro en la unión aduanera.

"El Mercosur no corre ningún riesgo pese a la crisis, ya que un bloque débil no le sirve a nadie, ni siquiera a Brasil aunque sea la economía mayor de la región", puntualizó Abreu.

Es lógico que Brasilia trate primero de poner la casa en orden, así como que Buenos Aires apele a la negociación directa para resolver el problema que le ocasiona el socio mayor del bloque, sostuvo.

"Pero lo que no se debe aceptar es que las propuestas concretas se formalicen fuera de los órganos institucionales del bloque", concluyó el ex canciller uruguayo. (FIN/IPS/dm/ag/if/99

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