JAPON: El primer ministro combate pesimismo económico

El primer ministro de Japón, Keizo Obuchi, intentó transmitir a su país un mensaje de optimismo tras formar esta semana una nueva coalición de gobierno mediante la cual promete acelerar la recuperación económica.

Los anuncios de Obuchi, realizados en un discurso ante el Parlamento este martes, tuvieron eco favorable en la opinión pública local, pero los analistas internacionales advirtieron que se acercan tiempos aún más difíciles para la economía japonesa, ya muy perjudicada por la recesión.

Los acontecimientos de 1998 pusieron a Japón en dificultades y dañaron su autoestima. La peor recesión desde el fin de la segunda guerra mundial elevó el desempleo a un récord de 4,4 por ciento, frenó el crecimiento económico y causó un número sin precedentes de quiebras empresariales.

Estados Unidos y otros países han afirmado que el gobierno japonés no hizo lo suficiente para aliviar los efectos de la crisis económica de Asia. A su vez, Japón ha reclamado reformas en el sistema financiero internacional y la adopción del yen como una divisa principal en el mundo, junto al dólar y al euro.

Según varios analistas, el discurso de Obuchi mostró su decisión de contrarrestar lo que llamó un "pesimismo excesivo", comenzando con la promesa de que la economía japonesa alcanzará un modesto pero positivo crecimiento en el año que comienza.

"Confío en que el crecimiento económico de la nación se recuperará, llegando a 0,5 por ciento en términos reales, durante el año fiscal de 1999", afirmó el primer ministro.

Los años fiscales japoneses comienzan en abril y terminan en marzo.

Ese pronóstico no es novedoso, pero los analistas indicaron que la credibilidad de Obuchi mejoró tras la formación de una nueva coalición de gobierno que incluye a su Partido Liberal Democrático (PLD) y al pequeño Partido Liberal, antes opositor.

Obuchi cuenta ahora con "una base política más firme", comentó Yasumasa Shimizu, del Nikkei Shimbun, el diario financiero más importante del país.

Por iniciativa del primer ministro, el PLD, que perdió varias bancas en las elecciones parlamentarias realizadas en julio de 1998, unió sus fuerzas con las de los liberales este mes, para aumentar su peso en el parlamento y lorar la aprobación de varios proyectos de ley.

"El objetivo es fortalecer la estabilidad del gobierno de Obuchi y acelerar las reformas económicas y administrativas". declaró Takeshi Noda, secretario general del PLD.

La nueva coalición no es totalmente firme, porque varios dirigentes del PLD no la aprueban, pero el gobierno logró generar entre los agentes económicos y el conjunto de la población una moderada esperanza de que se logre la muy ansiada estabilidad económica.

Durante la última década, los vaivenes de una serie de coaliciones de gobierno inestables formadas por el PLD han frenado la aprobación parlamentaria de importantes proyectos de reforma, que se consideran decisivos para impulsar la recuperación económica.

Hay mejores expectativas sobre la alianza con los liberales, liderados por Ichiro Ozawa, un político conservador en varios aspectos pero favorable a las reformas económicas. En 1993, Ozawa afirmó que el PLD era "un asilo de ancianos" y encabezó la escisión de un grupo que formó el Partido Liberal.

Ahora Ozawa sostiene que decidió colaborar con el PLD porque comparte con Obuchi la percepción de que existe una "crisis nacional".

"Esa percepción compartida es lo que hace que el nuevo gabinete ministerial sea más fuerte que los precedentes", opinó el diario Yomiuri Shimbun la semana pasada. De todos modos, la mayor parte de los anteriores ministros se mantuvieron en sus cargos.

Los optimistas dicen que el ingreso de Ozawa al gobierno puede disminuir la incertidumbre política que ha acosado al país en los últimos tiempos.

El líder liberal reclama que disminuya la interferencia burocrática en las decisiones y que los políticos asuman mayores responsabilidades individuales, una posición que le ha ganado la aprobación de los medios de comunicación.

Ozawa aspira también a que Japón desempeñe un papel internacional más activo y a que se modifiquen los términos de la Constitución impuesta al país en 1947, tras su derrota en la segunda guerra mundial, que incluye restricciones al desarrollo militar.

Sondeos de opinión pública recientes indicaron que Obuchi alcanzó mayores índices de aprobación al formar la nueva coalición de gobierno. Según una encuesta publicada por el diario Asahi Shimbun, el apoyo al primer ministro, que era de 28 por ciento en diciembre de 1998, se elevó a 32 por ciento.

De acuerdo con esos sondeos, la percepción de que existe una mayor estabilidad es la razón principal del respaldo creciente a Obuchi, quien fue objeto de burlas el año pasado por ser considerado una figura sin encanto personal, cuando sustituyó al anterior primer ministro, Ryutaro Hashimoto.

En los próximos meses, Obuchi deberá mostrar si es capaz de superar la crisis económica, generar confianza dentro del país y mejorar la imagen internacional de Japón, que ha sufrido un importante deterioro.

Los expertos locales piensan que gracias a la alianza con los liberales el PLD podrá lograr, antes de que termine marzo, la aprobación legislativa del nuevo presupuesto, de unos 724.000 millones de dólares, sin las usuales demoras y regateos con los partidos de oposición.

Obuchi propuso una reducción de impuestos y una revisión de las normas de protección a la industria, con la intención de aumentar la demanda interna y dinamizar la economía. Ozawa reclamó al PLD que la disminución de la presión fiscal incluya la suspensión transitoria de un impuesto al consumo.

Los analistas esperan que el curso de los hechos muestre si el PLD quedó como rehén de su nuevo aliado y se verá obligado a aceptar algunas de las propuestas liberales, para no quedar aislado una vez más en el parlamento.

De todos modos, los intentos de inyectar optimismo a la población no permiten ignorar los signos de recesión que se ven por todas partes.

Taichi Sakaiya, director general de la Agencia de Planeamiento Económico, declaró esta semana que Japón sigue siendo una fuerza formidable en la economía mundial, pero el organismo que dirige afirmó, en su informe mensual más reciente, que la situación sigue siendo "muy grave", pese a algunos indicios de mejoría.

La producción industrial cayó 5,5 por ciento en noviembre de 1998, y los préstamos bancarios se redujeron casi cinco por ciento. Se espera que en 1999 la economía decrezca por tercer año consecutivo, aunque las proyecciones del gobierno indiquen lo contrario.

Quizás el índice más elocuente sean las encuestas de opinión divulgadas a fines de 1998, en las que 76 por ciento de los consultados dijo que no creían que los proyectos gubernamentales pudieran producir una reactivación económica. (FIN/IPS//sk/js/mp-dg/ip-if/99

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