Aviones de Estados Unidos y Gran Bretaña bombardearon hoy la meridional región iraquí de Basora, y Bagdad aseguró que hubo varias víctimas entre la población del lugar.
La fuerza aérea estadounidense había atacado el domingo una batería antiaérea iraquí, mientras los cancilleres de la Liga Arabe, reunidos en El Cairo, intentaban ponerse de acuerdo sobre medidas para enfrentar la crisis de Iraq.
Iraq se retiró de la reunión en señal de protesta por el comunicado de los ministros árabes, que no tuvo en cuenta sus principales demandas.
Los ministros no condenaron el bombardeo de Estados Unidos y Gran Bretaña de diciembre y tampoco exigieron el levantamiento inmediato de las sanciones económicas impuestas a Iraq por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Bagdad esperaba una mayor solidaridad de la Liga Arabe ante el bombardeo anglo-estadounidense de diciembre, que provocó manifestaciones de repudio desde Omán hasta Marruecos.
"Se nos prometió, antes de venir a El Cairo, que la declaración final apoyaría a Iraq. Es lamentable, pero eso no ocurrió", señaló el minstro de Relaciones Exteriores iraquí Muhammad Saeed al Sahaf.
Los observadores internacionales confirmaron que entre lo que Iraq esperaba y lo decidido por los cancilleres de la Liga Arabe hay mucha distancia.
Bagdad pretendía que los restantes 21 miembros de la Liga Arabe condenaran los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña, exigieran el levantamiento el embargo económico y declararan ilegales a las zonas de exclusión aérea impuestas por Washington y Londres en el norte y el sur del país.
La ciudad de Basora, bombardeada este lunes, se encuentra en la zona de exclusión de vuelos del sur.
Los cancilleres se limitaron a expresar que "lamentan" el bombardeo angloestadounidense a Iraq e "invitaron" a Iraq a negociar con el Consejo de Seguridad de la ONU una solución diplomática al empantanado asunto de la inspección de armas de destrucción masiva en su territorio.
El comunicado concluyó con el pedido a Bagdad a cumplir cuanto antes las resoluciones del Consejo de Seguridad, para lograr la supresión de las sanciones económicas.
La Liga Arabe designó un Grupo de Contacto, como medida práctica para gestionar ante los 15 miembros del Consejo de Seguridad el levantamiento del embargo que Iraq soporta desde 1990.
Pero Sahaf advirtió que el Grupo de Contacto de la Liga Arabe no incluye a Iraq, y que en cambio, hay "enemigos de Iraq". Se refería a Arabia Saudita, Kuwait y Egipto.
Esos tres países organizaron la conferencia de los cancilleres de la Liga Arabe -la iniciativa fue de Yemen y Emiratos Arabes Unidos- que fue pospuesta del 23 de diciembre hasta este domingo.
Según los analistas, Atabia Saudita, Egipto y Kuwait consideraron la indignación que las bombas lanzadas del 16 al 19 de diciembre por Estados Unidos y Gran Bretaña sobre Iraq habían provocado en el mundo árabe.
Por ese motivo atrasaron la conferencia, en espera de que la ira popular se calmara.
Ese hecho frustró el plan del presidente iraquí Saddam Hussein, que esperaba que los cancilleres de la Liga Arabe prepararan el terreno para realizar una cumbre donde discutir la situación de Iraq y obtener el pedido de cancelar las sanciones de la ONU.
Iraq reaccionó con un ataque verbal contra Arabia Saudita, Egipto y Kuwait.
Saddam Hussein observó en una intervención por televisión, realizada el 5 de enero, día del Ejército en Iraq, que los ataques aéreos angloestadounidenses procedieron de países árabes y de barcos anclados en aguas árabes.
Saddam Hussein señaló también que había tropas occidentales en "los Sitios Santos", haciendo referencia a Arabia Saudita.
Cinco días más tarde, el parlamento iraquí exigió cuentas a Arabia Saudita y Kuwait por haber otorgado bases a Estados Unidos y Gran Bretaña para atacar a Iraq.
La Agencia de Prensa Saudita respondió acusando a Saddam Hussein de haber asesinado a miles de personas. "El pueblo iraquí debería hacer una revolución para derrocar al tirano de Bagdad", agregó.
Una guerra de palabras estalló entre el El Cairo y Bagdad. El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, declaró que "el gobierno (de Bagdad) es la raíz de todos los problemas".
La respuesta del periódico Babel, que dirige Uday, el hijo de Saddam Hussein, fue un llamado a los egipcios a "derrocar a Mubarak, su descarado gobernante".
Así mismo, los parlamentarios iraquíes cuestionaron la validez de la frontera de Kuwait, definida en 1994 a partir de una resolución del Consejo de Seguridad aceptada por Bagdad. El viceprimer ministro Tariq Aziz apoyó en una columna de prensa la posición del parlamento en cuanto a los límites entre Iraq y Kuwait.
Esas opiniones bastaron para alertar al Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos miembros deploraron por unanimidad la nota de Aziz y confirmaron la soberanía de Kuwait y su integridad territorial.
El trazado de la frontera de Kuwait fue una de las dos razones que alegó Iraq para invadir ese país el 2 de agosto de 1990.
La otra razón de la invasión fue la producción excesiva de petróleo por parte de Kuwait, que abatía los precios internacionales y perjudicaba el esfuerzo de reconstrucción emprendido por el gobierno de Saddam Hussein luego de la guerra de ocho años con Irán.
La invasión de Iraq a Kuwait, que provocó la guerra del Golfo, de 1991, fue discutida en la reunión de la Liga Arabe.
Kuwait exigió a Iraq una disculpa por la invasión, pero Iraq se negó a hacerlo. Sin embargo, llegó a reconocer que había cometido un "error" en Kuwait en 1990.
Aziz, al tanto de que Kuwait se proponía exigir disculpas a su gobierno, declaró al diario libanés Al Nahar, antes de la reunión de los cancilleres en El Cairo, que Iraq estaba dispuesto a disculparse por sus "errores" siempre y cuando otros gobiernos árabes hicieran lo mismo.
"Si todos los árabes se disculparan entre sí, Iraq estaría dispuesto a disculparse también", afirmó Aziz.
Pero Kuwait no aceptó las condiciones de Aziz. También pretendía obtener información acerca del paradero de cerca de 600 kuwaitíes desaparecidos en la guerra del Golfo, y que Iraq se comprometira por escrito a no amenazar en el futuro a sus vecinos.
Esos puntos formaban parte del borrador que Arabia Saudita, Egipto y Kuwait entregaron a los cancilleres de la Liga Arabe. Otro proyecto de declaración, presentado por Bagdad, contenía las propuestas de Iraq de condena de los ataques aéreos, contra las sanciones de la ONU y contra las zonas de exclusión.
Siria tuvo el papel de mediador durante la reunión, según fuentes de la Liga Arabe.
Un compromiso surgió al final de las siete horas de reunión. Pero Iraq manifestó decepción por la negativa de la Liga a condenar expresamente el bombardeo angloestadounidense.
Bagdad esperaba obtener, por lo menos, la garantía de que los países árabes no volverían a facilitar bases para nuevos ataques anglo-estadounidenses.
Los aviones de guerra estadounidenses y británicos que atacaron a Iraq en diciembre despegaron de Kuwait y Omán. El gobierno kuwaití no comentó el hecho y recibió con alivio el anuncio del fin de las operaciones militares de Washington y Londres.
Iraq se presentó en El Cairo como víctima de la agresión angloestadounidense, con la esperanza de convertir el apoyo popular recibido durante los bombardeos aéreos en acción política de los países árabes. Por eso no pudo aceptar que la Liga no apoyara totalmente sus pedidos. (FIN/IPS/tra-en/dh/ak/ceb-ff/99