La dirigente indígena guatemalteca y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú rechazó hoy en esta capital las versiones que ponen en duda testimonios sobre su vida y violaciones de los derechos de los indígenas en su país.
Las críticas recibidas luego que el antropólogo estadounidense David Stoll cuestionó en diciembre la veracidad del libro "Mi nombre es Rigoberta Menchú", publicado en 1983, plantea que los indígenas ahora no "sólo somos atrasados sino mentirosos", dijo Menchú en rueda de prensa en la capital mexicana.
La activista defendió su versión sobre las desapariciones, torturas y asesinatos de indígenas durante los últimos 20 años en Guatemala, país en diciembre de 1997 puso fin a una larga guerra civil, cuando el gobierno y la guerrilla firmaron la paz.
El testimonio "no puede ser visto como un reportaje periodístico", pues continene "el coraje de una víctima", además de que "nadie tiene derecho ni autoridad para regatearle el dolor que su corazón ha sentido", afirmó Gustavo Meoño, director de la Fundación Rigoberta Menchú.
El director de la Fundación que defiende los derechos indígenas, con sede en México, sostuvo que los señalamientos de supuesta inexactitud o falsificación en los relatos de Menchú, pretenden cuestionar "la verdad de la historia colonial (de Guatemala) que todos los estados del mundo reconocieron".
Con tono pausado, Menchú defendió el derecho a ser dueña de su "memoria histórica como mujer, indígena y guatemalteca", y añadió que los acontecimientos en su país son "imposibles de modificar" porque "las torturas y los asesinatos han sellado la historia guatemalteca".
Hasta este miércoles, la dirigente indígena sólo había presentado una mesurada defensa de su versión frente a las afirmaciones de Stoll, quien se basó en entrevistas a familiares, vecinos y ex compañeros de la activista para fundamentar la presunta falsedad en los hechos denunciados.
Las acusaciones de falsedad, publicadas en el diario estadounidense The New York Times, lejos de desanimar a la activista impulsan sus esfuerzos por la defensa de los valores indígenas, indicaron portavoces de la Fundación que lleva su nombre.
Si bien Menchú rechazó en todo momento atribuir a una campaña concertada el origen del reportaje de Stoll, como han sugerido organizaciones humanitarias y políticas, dijo que el antropólogo estadounidense "no parte de una hipótesis" para estudiar su versión, "sino de una conclusión".
Stoll concluye que "miento, aunque jamás encontré (en su escrito) algo que niegue el hecho de que los muertos no están muertos", afirmó.
La Premio Nobel de la Paz 1992 dijo que aunque no conocía al antropólogo estadounidense, tenía información que "mantiene relación con grupos fundamentalistas religiosos". (FIN/IPS/pf- dc/ag/hd/99