FINANZAS: El euro puede ayudar a la recuperación de Asia

El lanzamiento del euro puede proporcionar a los países en desarrollo de Asia un camino más rápido hacia la recuperación económica.

Pero esta posibilidad, latente en los lazos económicos entre Asia y la Unión Europea (UE), que a menudo se subestiman, depende de la estabilidad del euro en los próximos años, y de que los países asiáticos sepan sacar provecho de la integración europea para incrementar sus vínculos comerciales y captar capitales.

"Los países de la región necesitan grandes cantidades de capital e inversiones, y a la vez hay oportunidades muy interesantes en Asia para los europeos", afirmó en una entrevista Reza Siregar, economista del Banco de Desarrollo Asiático, rama regional del Banco Mundial con sede en Manila.

Las economías golpeadas por la crisis que comenzó en junio de 1997 no disponen de recursos propios para reconstruir sus débiles sistemas bancarios o reestructurar sus deudas.

Siregar sostuvo que Asia puede beneficiarse de un incremento en sus relaciones con la UE por tres vías: la captación de inversiones, el aumento del intercambio comercial y el acceso a un muy necesario financiamiento del comercio.

Aproximadamente 14 por ciento de la inversión directa de los países de la UE se dirige a los países asiáticos en desarrollo, y Asia comercia más con los integrantes de la UE que con Estados Unidos en términos de volumen físico.

Siregar consideró que el financiamiento europeo al comercio podría ser crucial para las economías asiáticas, que tienen fuerte necesidad de inversiones extranjeras para lograr la recuperación.

"Asia necesita capitales para estimular sus exportaciones, y las grandes empresas manufactureras de la UE tienen líneas de financiación propias que podrían dirigirse hacia los países asiáticos", dijo el economista, autor de un estudio sobre el impacto del euro en la región.

Aún está por verse que Asia y la UE actúen para profundizar su integración, impulsados por el lanzamiento del euro. La mayor parte del comercio de los países que adoptaron esa divisa se realiza dentro del propio continente europeo.

Por otra parte, la UE impuso el año pasado nuevas restricciones a la importación de ciertos productos de China, Hong Kong y Singapur, entre otros, temiendo la competencia de mercancías baratas de los países asiáticos en crisis y de Rusia.

De todos modos, Siregar subrayó que su análisis de los vínculos económicos muestra "evidencia" de que es posible desarrollar lazos más fuertes entre Asia y la UE.

El lanzamiento del euro también implica la consolidación de la UE como el segundo mercado bursátil del mundo, después de Estados Unidos, y le ofrece a Asia un nuevo mercado de capitales al que dirigirse en busca de fondos.

Las castigadas economías asiáticas también se beneficiarían de que exista una nueva moneda estable, que les permita diversificar sus canastas de reservas, algo que muchos bancos centrales han querido hacer desde que se desató la crisis financiera.

"La crisis demostró qué peligroso es concentrar las reservas en una sola moneda", señaló Siregar. Más de la mitad de las reservas de divisas de los países asiáticos en desarrollo están en dólares.

Muchos países de la región, desde Japón hasta Tailandia, expresaron su interés de convertir parte de sus reservas de dólares en euros.

Siregar opinó que el amplio espacio disponible para que Asia se apoye en el euro no siempre es visible, dado que el grueso de las transacciones se realiza en dólares.

En muchas economías asiáticas entre 70 y 90 por ciento de las transacciones comerciales se realizan en dólares, aunque haya más comercio con los países de la UE que con Estados Unidos.

Si el euro se transforma en una moneda estable en el 2002, cuando las actuales divisas de los países que lo adoptaron dejen de circular, y las empresas europeas piden a sus socios comerciales que paguen en la nueva divisa, habrá consecuencias de gran importancia en todo el mundo, advirtió Siregar.

El economista destacó, asimismo, que aunque la mayor parte de la deuda de largo plazo de los países asiáticos en desarrollo está en dólares, la mayor parte de sus acreedores están en la UE.

El análisis de Siregar mostró que a fines de 1996 cerca de 35 por ciento de la deuda de Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia estaba en yenes y 24 por ciento en dólares, mientras sólo 11 por ciento correspondía a divisas europeas como el franco francés, el franco suizo, la libra y el marco.

Pero si se considera cuáles eran las instituciones acreedoras en ese año, 166.000 millones de dólares de la deuda asiática, o sea casi 44 por ciento de un total de 381.000 millones, debía pagarse a bancos europeos.

Por otra parte, las economías asiáticas han dado una calurosa recepción al euro, que les permitirá reducir su excesiva dependencia del dólar.

Habrá que observar el comportamiento en relación con el euro de los gigantes económicos de Asia, China y Japón, los dos países con mayores reservas de divisas extranjeras del mundo. Los bancos centrales de ambas naciones concentran más de 40 por ciento del total de reservas de moneda extranjera mundiales.

Los analistas piensan que una conversión significativa de las reservas de esos países de dólares a euros podría presionar a la baja la cotización de la moneda estadounidense.

China anunció que está lista para aceptar euros en sus transacciones con los países de la UE, y que planea reducir su dependencia del dólar y el yen. También se hizo público que el gobierno chino lanzará este año una emisión de bonos en euros.

Japón dio la bienvenida al euro como una vía para establecer un sistema mundial de divisas basado en el dólar, el euro y el yen. En los últimos meses el gobierno japonés reclamó un mayor uso de su moneda como divisa internacional, y el lanzamiento del euro podría perjudicar esos planes.

"Como China, Hong Kong y Taiwan poseen grandes reservas, un aumento de su tenencia de euros en perjuicio del yen podría marginar a la moneda japonesa en Asia", anotó Chi Lo, director de investigaciones de los servicios chinos del Banco de Hong Kong, a la edición asiática del diario The Wall Street Journal.

El mundo estará pendiente de lo que suceda con el euro en los próximos tres años, mientras dure el período de transición hacia el uso pleno de la nueva divisa. Los bancos centrales deberán convencerse de que se trata de una moneda segura.

"Que el euro se convierta o no en una de las divisas principales dependerá de la estabilidad que muestre", pronosticó Siregar.

Es poco probable, si embargo, que haya un abandono masivo del dólar. "No se puede cambiar de un día para otro la mentalidad del mercado, y el aspecto histórico debe ser tenido en cuenta", agregó.

Los buenos resultados en los primeros días de transacciones con el euro podrían ser "un fenómeno transitorio" y "es necesario trabajar sobre una base más firme para asegurar que no se trata sólo de una racha de buena suerte", dijo el economista. (END/IPS/tra-en/js/mp/mj/if/98

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