DESARME: Cuba y EEUU siguen sin firmar tratado contra minas

Cuba y Estados Unidos, únicos países de América que no firmaron el Tratado de Ottawa contra las minas antipersonales, deben apresurarse a hacerlo, dijo en México la premio Nobel de la Paz Jody Williams.

"Aunque parezca extraño, Estados Unidos y Cuba marchan juntos a diferencia del resto del hemisferio y la mayoría del mundo entero", señaló Williams, embajadora de la Campaña Internacional para la Prohibición de Minas, al participar en un seminario sobre la cuestión en esta capital.

Cuba esgrime sus necesidades de seguridad nacional para repeler una eventual agresión estadounidense. Por su parte, Estados Unidos es el principal productor y exportador de minas en el mundo.

Williamas reiteró que es imperativa la prohibición y desaparición de las minas antipersonales, pues cada 20 minutos ocurre un accidente por la explosión de una de estas armas en el mundo.

La premio Nobel de la Paz de 1997 detalló que en el mundo existen al menos 250.000 personas que han sido víctimas de la explosión de una mina.

El costo de cada uno de estos artefactos oscila oscila entre tres y 25 dólares, mientras la rehabilitación de cada persona puede costar 1.000 dólares cada dos años, o 1.000 dólares por semestre en caso de que las víctimas sean niños.

Williams señaló que no existe una cifra real sobre el número de minas terrestres activas en campos y caminos de al menos 70 países, se puede calcular que son millones.

Las minas no distinguen entre las pisadas de un soldado y las de un niño, agregó. Muchas veces quienes sobreviven a la explosión tienen que ser sometidos a amputaciones y requieren de una larga rehabilitación.

Mientras, la canciller de México, Rosario Green, dijo que su país persistirá en la lucha por la desaparición de las minas antipersonales del mundo y para convertir a América en un continente libre de estas armas, que matan y mutilan cada año a miles de personas.

Al participar en el seminario sobre minas antipersonales que concluyó este martes, Green reconoció, sin embargo, la poca probabilidad de que concluya el retiro de esos artefactos en América Central antes del 2000.

Más de un centenar de representantes de gobiernos y organizaciones no gubernamentales participaron en la conferencia, junto con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, y el director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), George Alleyene.

Green y su par de Canadá, Lloyd Axworthy, firmaron al abrir la conferencia un acuerdo para realizar un programa junto con la Organización Panamericana de la Salud para la rehabilitación de víctimas de las minas terrestres en América Central.

El seminario tuvo la finalidad de promocionar en México la agenda mundial sobre minas antipersonales en América, así como la aplicación del Tratado de Ottawa de 1997.

Axworthy recordó que 133 países suscribieron hasta ahora el Tratado de Ottawa, que entrará en marzo. No obstante, señaló que 58 de las naciones firmantes no lo han ratificado.

Por su parte, Green exhortó a todas las naciones de América a sumar esfuerzos para contribuir a la paz, la seguridad y la promoción de un orden global humanitario.

La primera reunión de los Estados parte de la Convención de Ottawa se realizará en mayo próximo en Mozambique. Allí se considerarán medidas para hacer realidad la prohibición, el almacenamiento, la producción, el uso y la transferencia de minas, así como su destrucción.

Green recordó que "el gobierno mexicano siempre ha considerado que el empleo de minas antipersonales constituye una flagrante violación al derecho internacional humanitario, razón por la cual ha pugnado por su total abolición".

"La decisión unilateral de diversos países, entre ellos México, de no producir, transferir o utilizar ese tipo de minas se ha sumado al propósito de garantizar la erradicación mundial de estos artefactos", acotó.

Axworthy manifestó que alrededor de 11 millones de minas antipersonales han sido destruidas en todo el mundo desde 1996, cuando se inició el Proceso de Ottawa para la prohibición de estas armas.

El funcionario canadiense puntualizó que 33 de los 35 países de América fueron firmantes originales de la Convención de Ottawa. Desde entonces, 14 Estados la han ratificado para que se convierta en ley internacional.

Por su parte, la premio Nobel de la Paz y embajadora de la Campaña Internacional para la Prohibición de Minas terrestres, Jody Williams, criticó a Estados Unidos y Cuba, únicos países del continente que no firmaron la convención.

"Aunque parezca extraño, Estados Unidos y Cuba marchan juntos a diferencia del resto del hemisferio y la mayoría del mundo entero", dseñaló Williams.

Cuba argumenta problemas de seguridad nacional ante una eventual agresión. Estados Unidos, por su parte, es el principal productor y exportador de minas en el mundo.

Williamas reiteró que es imperativa la prohibición y desaparición de estos artefactos, pues cada 20 minutos ocurre un accidente por la explosión de una mina terrestre en el mundo. La premio Nobel de la Paz detalló que en el mundo existen al menos 250.000 personas víctimas de la explosión de una mina.

El costo de cada uno de estos artefactos oscila oscila entre tres y 25 dólares, mientras la rehabilitación de cada persona puede costar 1.000 dólares cada dos años, o 1.000 dólares por semestre en caso de que las víctimas sean niños.

Williams señaló que no existe una cifra real sobre el número de minas terrestres activas en campos y caminos de al menos 70 países, se puede calcular que son millones.

Las minas no distinguen entre las pisadas de un soldado y las de un niño, agregó. Muchas veces quienes sobreviven a la explosión tienen que ser sometidos a amputaciones y requieren de una larga rehabilitación.

Gaviria precisó que los países centroamericanos, donde se estima existen sembradas unas 120.000 minas, establecieron metas para librarse de estas armas en breve plazo, para lo cual se ha destinado una considerables recursos económicos.

Nicaragua informó de la destrucción de más de 40.000 minas, pero aún se encuentran en zonas de difícil acceso más 70.000 sembradas a las que es necesario desactivar.

En Honduras se han destruído en esta década más de 3.000 minas, y con ello se han rehabilitado 526 hectáreas de tierra para el trabajo agrícola de 2.500 familias.

América Central está sembrada de minas antipersonales como resultado de las guerras civiles registradas en la región durante la década pasada. Los países más afectados fueron Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. (FIN/IPS/fv/mj/ip hd/99

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