El gobierno de Argentina comunicó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que examina junto a las autoridades brasileñas la adopción de medidas que neutralicen los eventuales efectos negativos de la devaluación del real.
Las decisiones que se aprueben serán compatibles con las normas de la OMC, la institución universal que vigila la vigencia del libre comercio en el sistema multilateral, adelantó Félix Peña, subsecretario argentino de Comercio Exterior.
Argentina y Brasil, junto con Paraguay y Uruguay, son socios del Mercosur, una zona de libre comercio de la región meridional de América, a la cual han adherido de manera parcial Bolivia y Chile.
La devaluación y la posterior flotación libre de la moneda brasileña, implantada la semana pasada por Brasilia, amenazó con alterar el equilibrio económico entre los socios del Mercosur y despertó inquietud en los mercados mundiales.
Peña exhortó a profundizar el diagnóstico, basado en datos reales, de los verdaderos efectos de la devaluación en los flujos de comercio entre Brasil y Argentina.
El funcionario viajó desde Buenos Aires para participar esta semana en Ginebra del examen periódico de revisión de las políticas comerciales de Argentina, un mecanismo de la OMC destinado a monitorear el apego de cada país a las políticas neoliberales de la institución.
En la sesión del órgano de revisión de políticas comerciales, la mayoría de las delegaciones intervinientes expresaron preocupación por el giro de la situación económica de Argentina a la luz de los cambios operados en Brasil.
Guillermo González, negociador argentino ante la OMC, respondió este miércoles que el mantenimiento y la consolidación de una política de apertura comercial requieren estabilidad económica y política en el plano mundial y en particular en la región.
Los funcionarios argentinos declararon confianza en el resultado de las conversaciones iniciadas con Brasil después de la devaluación.
Una misión encabezada por el secretario de Industria y Comercio argentino, Alieto Guadagni, sostendrá negociaciones en Brasilia desde el lunes con el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Celso Lafer, y sus colaboradores.
De parte argentina se insiste en que los acuerdos que se adopten deberán corresponder al marco del bloque subregional con el fin de fortalecer la zona común de libre comercio. Frente a la crisis, lo que conviene es "más Mercosur", precisó Peña.
Otro requisito planteado por los argentinos es que cualquier medida deberá aprobarse por consenso y tendrá que estar orientada a la expansión del comercio, "no a restringirlo".
Apenas una semana después de la introducción de las reformas monetarias en Brasil, en Argentina se teme al problema potencial de la alteración de la estabilidad de los precios relativos como consecuencia de la devaluación.
Peña estimó que se puede verificar un efecto de la devaluación sobre los precios relativos, aunque no necesariamente en forma automática.
En los últimos tiempos, el Mercosur atravesó por una estabilidad macroeconómica. Pero la experiencia integracionista ya conoció desajustes entre sus países miembros, como a comienzos del decenio, cuando se registraron disparidades nominales en materia cambiaria.
Las autoridades argentinas alegan que actúan bajo la presión del sector productivo de su país, empresarios y trabajadores, que expresan preocupación por el nuevo cuadro del Mercosur y reclaman acciones a Buenos Aires.
Vamos a Brasilia el lunes después de haber tomado un tiempo para el análisis, pero bajo la presión y la expectativa de que nuestras conversaciones tienen que producir señales claras, dijo Peña en un encuentro con corresponsales.
"Es necesario mandar un mensaje transparente a los mercados de que dentro del Mercosur, a través del Mercosur y fortaleciendo esa experiencia es posible manejar este tipo de situaciones", estimó.
Los funcionarios argentinos entienden que las normas ya vigentes del Mercosur contienen las medidas que se pueden aplicar para equilibrar las relaciones internas después de la devaluación.
"El catálogo de medidas puede ser enorme. Hay que verificar que sean compatibles con la OMC y con el propio Mercosur. También tendrán que ser susceptibles de un acuerdo entre los socios", recordó.
Peña defendió las primeras medidas adoptadas esta semana por Buenos Aires para afrontar los efectos de la devaluación "porque ya habían sido anunciadas con anticipación". Todas se acomodan a la legislación del Mercosur y constituyen "un reflejo de las que Brasil ya implantó".
La reducción del 14 al seis por ciento de los aranceles a la importación de bienes de capital que no se producen en el Mercosur es una medida que había sido anunciada en 1997 y es una copia del esquema tarifario de Brasil, afirmó Peña.
La imposición de derechos específicos para algunas franjas de juguetes es una resolución que se venía proyectando desde poco antes de la devaluación del real y no afecta en nada a Brasil.
La decisión argentina de introducir formularios especiales, conocidos como formularios informativos, pertenecería a la categoría de licencia automática para productos sensibles que todavía no se han definido, explicó el subsecretario.
Los funcionarios argentinos sugirieron que para atenuar los efectos de la devaluación del real propondrán a la parte brasileña la actualización de ciertas normas del Mercosur que en la actualidad no se cumplen.
Peña citó el caso de la Decisión 10 del Consejo del Mercosur, aprobada en Ouro Preto, Brasil, en 1994, que establece pautas de conducta en materia de subsidios a las exportaciones.
Esas normas no están plenamente vigentes y su cumplimiento puede tener efectos muy positivos "porque nuestros empresarios tienen la impresión de que a veces hay subsidios y financiamiento subsidiado a las exportaciones", afirmó.
Esas medidas permitirán avanzar mientras se fortalece el Mercosur y se ataca la crisis, interpretó el funcionario argentino. (FIN/IPS/pc/ag/if/99