Estudiantes y profesionales abandonan China año tras año para estudiar u obtener un empleo en el extranjero, como consecuencia de la política de apertura y las reformas de mercado.
La consigna de las décadas del 50 y 60 que instaba a los ciudadanos a establecerse en las regiones fronterizas y rurales, necesitadas de talentos, parece sustituida por un mensaje que invita a emigrar.
"Viajen a otros países, y acudan a las grandes compañías que ofrecen salarios altos", bien podría ser la nueva consigna.
Y es exactamente lo que estudiantes y profesionales chinos hacen, algunos con la intención de cursar estudios y otros para obtener el empleo que probablemente no podrían conseguir en su propio país.
Este fenómeno no es nuevo: se produce desde hace 20 años, cuando el legendario líder supremo Deng Xiaoping puso en marcha el programa de reformas y apertura.
Desde entonces, la corriente emigratoria ha aumentado, debido a la liberación de fuerzas sociales que causó la transición de una economía de planificación central a un sistema más vinculado al mercado.
La "fuga de cerebros" de China es también alimentada por el deseo de muchas familias de que sus hijos triunfen en profesiones "modernas", que incluyen desde ciencias de la computación hasta medicina y administración de empresas.
En efecto, los padres alientan a sus hijos, que eran bebés o no habían nacido durante la Revolución Cultural de 1966-1976, a viajar al extranjero, y los jóvenes están dispuestos a pagar cualquier precio para cumplir ese objetivo.
Los viajes al exterior no son novedad para la elite. Tanto Sun Yat Sen, el padre de la nación, como Deng Xiaoping, el padre de las reformas, y el actual presidente, Jiang Semin, el padre de las nuevas ideas, estudiaron en el extranjero y afirmaron que gracias a ello pudieron aportar nuevos pensamientos al país.
El éxodo de estudiantes chinos atravesó tres etapas a lo largo de la historia.
Comenzó con el fin de la Dinastía Qing (1644-1911), cuando numerosos jóvenes fueron enviados al exterior para estudiar tecnología industrial.
La segunda etapa tuvo lugar entre los años 30 y 1945, cuando se fundó la República Popular, y la tercera ola comenzó luego de que China adoptara su política de reformas, que continúa hasta hoy.
La reforma y la apertura expusieron a los jóvenes, mucho más que a sus padres, al estilo de vida occidental, especialmente a través de los medios de comunicación.
Las fuerzas económicas también desempeñan su papel en este caso. Una cantidad creciente de egresados de las universidades encuentran dificultades para emplearse y optan entonces por la emigración.
Los estudiantes que siguen cursos de computación, comunicaciones, electrónica, construcción, economía, mecánica de automóviles, idioma inglés y medicina clínica no tienen problemas por lo general para hallar empleo después de obtener su diploma.
Sin embargo, quienes estudian administración, agricultura y forestación no tuvieron la misma suerte en los últimos años.
Li Tong, que obtuvo su título de sociólogo hace cinco años en la Universidad de Beijing, la más prestigiosa de China, aún no ha conseguido empleo, y desde que se graduó ha tratado de irse a otro país.
"Si tengo una oportunidad de escapar, nunca volveré. Si volviera, no tendría mejores oportunidades laborales aquí", opinó.
El gobierno chino se esforzado por realizar reformas que reestructuren la economía y mejoren su eficiencia, abandonando la concentración anterior de las inversiones en las grandes empresas estatales.
Debido a este proceso de reformas, el mercado laboral cambió radicalmente, y la mayor cantidad de despidos afecta a las profesiones para cuyos jóvenes graduados se registraba antes la principal demanda.
Por otra parte, los programas del gobierno orientados a reducir la burocracia determinaron que los estudiantes universitarios tengan menos oportunidades de ingresar al Partido Comunista y conseguir empleos públicos.
Según informes del Departamento de Estadísticas del Estado, sólo seis por ciento de los habitantes de China cursaron estudios superiores, pero en los últimos años aumentó, sin embargo, el número de universitarios que tuvieron dificultades para obtener empleo.
Una encuesta realizada en cinco universidades de Beijing indicó que gran parte de los estudiantes desean irse del país.
La mayoría dijeron que desearían radicarse en Estados Unidos. De acuerdo con los datos oficiales, unos 135.000 estudiantes chinos viajaron a ese país entre 1978 y 1996, con el propósito de cursar estudios.
La competencia entre los profesionales recién recibidos se hace feroz a medida que aumenta su número y los empleadores tienen mayores posibilidades de elección entre los graduados en universidades chinas, quienes estudiaron fuera del país y el personal calificado que se vio desplazado de otras empresas.
Aun quienes poseen títulos superiores en las profesiones para las que existe mayor demanda, como las vinculadas con la ciencia y la tecnología, aspiran a trabajar fuera del país, porque los salarios que se les ofrecen en los empleos públicos son muy bajos.
Alarmado, el gobierno chino anunció un plan para triplicar las remuneraciones de un grupo selecto de científicos y catedráticos de 63 universidades. Incluso con un aumento tan importante, los ingresos anuales de esos profesionales apenas llegarían a 100.000 yuans, o sea poco más de 12.000 dólares.
Las autoridades apoyan a quienes estudian en el extranjero, y esperan que ese respaldo los aliente a volver y ser útiles al país. Sin embargo, según las estadísticas oficiales, sólo regresa alrededor de 60 por ciento de los becarios que se van del país para realizar estudios superiores.
El Departamento de Cooperación e Intercambio Internacional del Ministerio de Educación informó que China envió a 200.000 estudiantes a más de 100 países desde el comienzo de la política de apertura y reformas, en 1978. Se espera que otros 1.709 viajen al extranjero este año.
Li Dongxiang, vicepresidente ejecutivo del Consejo de Becas de China, afirmó que la política de apoyo estatal a los estudios en el extranjero dio "libertad a los estudiantes para que se vayan y luego retornen al país, y este principio permanecerá inalterado en el futuro."
Sin embargo, Cao Guoxing, secretario general del Consejo, anunció que esa institución dará prioridad, al seleccionar a quienes solicitan apoyo para estudiar en el extranjero, a los aspirantes que puedan trabajar luego en programas estatales para las regiones menos desarrolladas del país. (FIN/IPS/tra- en/pa/js/mvf/mp-ff/ed-dv/99