Una frase publicada por un periódico de China bastó para generar alarma internacional ante la eventual devaluación del yuan, en evidencia de la tensión de los mercados financieros tras la crisis de Brasil.
La economía china fue señalada como la próxima pieza de dominó en el avance de la inestabilidad monetaria mundial, después de que el día 15, gobierno brasileño se viera obligado a dejar la cotización del dólar en flotación libre, y cuando el real se ha depreciado casi 60 por ciento.
Luego de una serie de desmentidos del gobierno de China, los rumores se debilitaron, pero continúa la estrecha vigilancia del yuan, que no es totalmente convertible y cuyas operaciones de compraventa son estrictamente controladas por las autoridades.
El episodio demostró de qué modo trabajan las fuerzas anónimas de los mercados financieros, que a menudo parecen cumplir sus propias profecías.
La preocupación por el yuan hizo impacto a comienzos de esta semana en los mercados asiáticos, y los analistas financieros empezaron a mencionar fluctuaciones que ellos mismos habían provocado como si fueran nuevas pruebas de que era preciso mantenerse alerta.
"Las fuerzas de los mercados financieros parecen haberse desbocado, humillando a los gobiernos y reduciendo el poder de los sindicatos y otras fuerzas sociales", señalaron Klaus Schwab y Claude Smadja en el marco del Foro Económico Mundial, que este jueves comenzó sus debates en la ciudad suiza de Davos.
"Esto crea una sensación de extrema vulnerabilidad en los individuos, enfrentados a fuerzas y procesos de toma de decisiones que están muy lejos de su control", agregaron.
Los temores de una devaluación del yuan han tenido alzas y bajas desde 1997, cuando la inestabilidad monetaria sacudió a toda Asia.
En esta ocasión, el pánico se desató a raíz de una vaga mención de la posibilidad de una devaluación, en la edición del 24 de enero del diario estatal China Daily Business Weekly, que se publica en inglés.
Ese día, el periódico incluyó un artículo en el cual se afirmaba que "algunos analistas" creían que la devaluación del yuan "no sería en definitiva algo malo, ni daría comienzo al proceso devaluatorio sostenido que la mayoría de la gente teme".
Lo irónico fue que ese artículo sostenía que las repercusiones de la devaluación del real no habían sido tan graves como se predijo, y que la crisis brasileña no afectaría a la economía china.
Los vínculos económicos entre Brasil y China son escasos, pero muchos observadores comenzaron a especular con la posibilidad de que la economía china fuera el escenario de la siguiente crisis, dado que presenta un régimen controlado del tipo de cambio, como el que mantuvo hasta mediados de este mes el gobierno brasileño.
"El gobierno de China ha enfatizado reiteradamente su decisión de no devaluar. Aunque enfrentamos grandes dificultades y debimos hacer grandes sacrificios durante 1998, mantenemos esa política y seguiremos haciéndolo este año", afirmó Zhang Qiyue, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores.
"Durante el período crucial de la crisis asiática, el yuan no fue devaluado, y actualmente no es necesaria su devaluación", señaló por su parte el presidente del Banco Central, Dai Xianglong, quien no suele hacer declaraciones a periodistas, pero el miércoles realizó una conferencia de prensa.
Dai agregó que la devaluación es una medoda para superar un excesivo desequilibrio de la balanza de pagos, pero eso no ocurre en el caso de China.
China logró en 1998 un superávit comercial de 43.600 millones de dólares y sus reservas internacionales, de 145.000 millones de dólares, sólo son superadas en el mundo por las que acumula Japón. Por lo tanto, no hay a la vista ninguna razón para devaluar.
"China no tiene problemas vinculados con la cotización de su moneda", escribió Gilbert Choy, director de la firma Dresdner Kleinwort Bensen Securities (Asia), en un artículo publicado el jueves por el periódico Asian Wall Street Journal.
Choy sostuvo que China ha aumentado su participación en los mercados internacionales, y agregó que la disminución de las exportaciones, que se produjo tras la crisis asiática, no se debe a una pérdida de competitividad.
"Devaluar el yuan, sin recibir como contrapartida beneficios económicos de importancia, sería un suicidio político para las autoridades", opinó.
Algunos comentaristas agregan que, en realidad, las fuerzas del mercado no controlan del todo la cotización del yuan, que depende en gran medida de decisiones gubernamentales, lo cual significa que debe confiarse en los anuncios oficiales de que no habrá devaluación.
De hecho, los controles administrativos sobre la compraventa de la moneda china fueron reforzados.
"China no es totalmente una economía de mercado, y el gobierno tiene un control muy estrecho sobre casi todo. Las expectativas de devaluación descenderán gradualmente, cuando se vea que el yuan permanece estable", pronosticó un miembro del Centro de Investigaciones Económicas de China.
Esto no significa que no tenga problemas económicos, ni que haya escapado a las consecuencias de la crisis asiática. Las exportaciones pierden vigor, la inversión extranjera disminuyó en gran medida y se espera que el crecimiento económico, que fue 7,8 por ciento en 1998, se limite este año a siete por ciento.
El hecho de que no se haya logrado alcanzar la meta de crecimiento de 10 por ciento del producto interno bruto, que las autoridades habían fijado para 1998, explica las dudas sobre el desempeño futuro de la economía.
Los escépticos afirman que, del mismo modo en que la crisis asiática frenó el crecimiento económico, a pesar de las promesas del gobierno, podría haber una devaluación del yuan, impulsada por fuerzas que las autoridades no pueden dominar.
El incremento del control oficial del mercado de cambios apuntó a frenar la salida de divisas, incrementada por la crisis de Asia. Pero la transacción de dólares es intensa en el mercado negro, donde la moneda estadounidense se cotiza a 9,3 yuanes, mientras el cambio oficial es 8,27 yuanes por dólar.
El debate sobre el futuro del yuan no ha terminado, y algunos analistas siguen convencidos de que el gobierno publicó el ya famoso artículo en el China Daily Business Weekly para evaluar reacciones ante una eventual devaluación. (FIN/IPS//js-pa/js/mp- ff/if/99