Una virtual guerra santa se vive en Yumbel, al sur de Chile, por el resuelto rechazo de sus habitantes al traslado de la imagen de san Sebastián, que cada 20 de enero atrae a cientos de miles de peregrinos y penitentes.
La policía de Carabineros reforzó este martes tanto la vigilancia de la parroquia de Yumbel como del nuevo sitio de peregrinación, distante 7,5 kilómetros del pueblo, tras serios incidentes en la noche del lunes que culminaron con 19 detenidos y al menos tres lesionados.
La parroquia de la localidad y un sector de la carretera que conduce al nuevo emplazamiento de la imagen fueron escenario de violentos disturbios y enfrentamientos entre los vecinos y fuerzas policiales antimotines.
Yumbel, una localidad de 25.000 habitantes situada 530 kilómetros al sur de Santiago, fue originalmente una plaza militar de los conquistadores españoles y desde el siglo XV se identifica con la efigie del santo.
La estatuilla de 73 centímetros de altura, tallada en madera de cedro, atraía cada año hasta Yumbel de 300.000 a 500.000 viajeros, que entre los días 18 y 20 de enero llegaban a rendir pleitesía a san Sebastián.
El arzobispo de Concepción, Antonio Moreno, a cuya arquidiócesis corresponde Yumbel, dispuso que desde este año se habilitara un sitio especial de oración para los peregrinos en el predio agrícola de san José del Espino, a 7,5 kilómetros de la localidad.
Un millar de habitantes de Yumbel, encabezados por comerciantes locales, montaron guardia toda la tarde del lunes frente a la parroquia del pueblo para impedir el traslado de la imagen.
Los manifestantes lanzaron huevos y piedras a una escuela religiosa anexa al templo, mientras proferían gritos contra el arzobispo Moreno y el párroco Pedro Tapia, señalando que el traslado del santo, aún cuando sea temporal, constituye un sacrilegio.
Más allá de las razones o argumentos religiosos, el llamado Comité de Defensa del Santuario reúne a comerciantes de Yumbel y dueños de locales gastronómicos y de hospedaje, para quienes las fiestas de san Sebastián representan una gran fuente de ingresos.
Los manifestantes reaccionaron con violencia en la noche del lunes, al enterarse de que sus esfuerzos por impedir el traslado habían sido infructuosos, ya que la estatuilla fue sacada subrepticiamente del templo y llevada en una camioneta al nuevo centro de oración.
Los furiosos yumbelinos marcharon entonces hacia san José del Espino, pero antes volvieron a atacar la escuela y lanzaron piedras a dos buses para peregrinos, que terminaron con todos sus vidrios destruidos.
En un punto de la carretera los manifestantes bloquearon la vía, prendieron fuego a unos pastizales y arbustos provocando un pequeño incendio y se enfrentaron con los policías que llegaron a despejar el paso.
No obstante los incidentes, calificados de serios por las autoridades, la estatuilla de san Sebastián llegó al nuevo sitio de peregrinación desde donde será devuelta a la parroquia de Yumbel una vez que culminen las procesiones y otros ritos del 20 de enero.
El día de san Sebastián y las dos jornadas previas son las de mayor flujo de peregrinos y penitentes, los cuales dejan para el arzobispado de Concepción en esos tres días fondos por unos 400.000 dólares a travé s del pago de mandas, limosnas y donaciones.
El santo de la discordia representa a un general romano convertido al cristianismo que soportó azotes hasta la muerte, así como múltiples impactos de flechas, sin renunciar a su fe.
La imagen de la discordia en Yumbel es la típica estatuilla del san Sebastián sangrante, con su cuerpo atravesado por flechas, y se supone que estaba originalmente en la ciudad de Chillán, unos 130 kilómetros más al norte, antes de ser llevada a Yumbel en el siglo XV.
La leyenda cuenta que en 1663 los chillanejos quisieron recuperar la estatuilla, pero no pudieron moverla ni con una yunta de bueyes, lo que sí se consiguió ahora con una moderna camioneta. (FIN/IPS/ggr/rc/98)
