CAMBOYA: Clamor internacional contra amnistía a jefes del Jemer Rojo

La inmunidad obtenida por Khieu Samphan y Nuon Chea a cambio de su rendición ante el gobierno de Camboya dificulta el juzgamiento de esos dos dirigentes del Jemer Rojo, exigido por organizaciones internacionales de derechos humanos.

"Si los llevamos a juicio, el país no saldrá beneficiado sino que volverá a la guerra civil. Deberíamos cavar un foso y enterrar el pasado, para mirar hacia el futuro", declaró el primer ministro Hun Sen, que concedió la amnistía a los militantes del Jemer Rojo para lograr la paz.

Khieu Samphan y Nuon Chea fueron importantes figuras del régimen encabezado por el Jemer Rojo entre 1975 y 1979, que causó la muerte de casi la cuarta parte de la población del país.

Ese régimen maoísta obligó a la población a establecerse en comunidades agrarias y dos millones de personas murieron, la mayoría de inanición y enfermedades, aunque también hubo ejecuciones en masa.

Pero en 1979, un movimiento rebelde apoyado por el ejército vietnamita derrotó al Jemer Rojo, que se ocultó en las selvas para organizarse en guerrillas.

Pol Pot, el líder supremo del Jemer Rojo, murió en abril de 1998 en las cercanías de la frontera con Tailandia, cuando escapaba de las tropas del gobierno.

Ieng Sary, cuñado de Pol Pot, fue amnistiado en 1996, luego de rendirse junto con numerosas tropas. Sólo Ta Mok, un comandante acusado de masacres, sigue en libertad junto con unos 100 seguidores.

Se espera una fuerte resistencia, tanto dentro como fuera del país, a la amnistía otorgada en diciembre al ex primer ministro Khieu Samphan y a Nuon Chea, que ya fue rechazada por el rey Norodom Sihanouk.

"No haré uso de mi poder de amnistía con los principales criminales del Jemer Rojo", advirtió Sihanouk desde Beijing, donde se encuentra en tratamiento médico. El rey cree que la mayoría de los camboyanos no apoyan el perdón.

La presión internacional crece. Grupos de derechos humanos y algunos gobiernos insisten ante Phnom Penh para que los líderes sobreviventes del Jemer Rojo sean conducidos ante un tribunal y juzgados por crímenes contra la humanidad.

"Es un día negro para el pueblo de Camboya y para la justicia internacional", dijo Demelza Stubbings, representante de Amnistía Internacional.

Esa organización se manifestó sorprendida por el cambio de parecer del primer ministro Hun Sen, quien antes había apoyado la creación de un tribunal para juzgar a los dirigentes del Jemer Rojo.

Hun Sen, que era un joven comandante del Jemer Rojo a mediados de la década del 70, fue uno de los promotores del levantamiento contra el régimen de Pol Pot y se convirtió en jefe del gobierno de Camboya apoyado por Vietnam.

El primer ministro aseguró desde entonces que los jefes del régimen depuesto serían castigados luego de su captura, y propició la creación de un tribunal internacional.

Los intentos de crear un tribunal internacional para juzgar a los jefes de la guerrilla comenzaron hace pocos años, si bien desde hace casi dos décadas existen evidencias acerca de los crímenes del Jemer Rojo.

Estados Unidos y China, que en los años 80 apoyaron al Jemer Rojo en la guerra civil de Camboya como parte de su estrategia de guerra fría contra Vietnam, aliado de la Unión Soviética, se oponen ahora a juzgar a los jefes guerrilleros.

"Es indudable que Occidente es responsable en gran medida por la situación actual", señaló Raoul Marc Jennar, un especialista de Phnom Penh.

"Conducido por Estados Unidos, Occidente apoyó la reconstrucción del ejército del Jemer Rojo luego de 1979, mantuvo la representación de ese partido en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se negó a condenar el genocidio perpetrado en Camboya", observó Jannar.

Occidente se negó incluso a usar la palabra "genocidio" en el tratado de paz de París, que llevó al Jemer Rojo a la mesa de negociaciones y abrió el camino para las elecciones de 1993, promovidas por la ONU.

Estados Unidos alteró su posición al terminar la guerra fría. El Consejo de Seguridad debe pronunciarse acerca de una propuesta de Washington de integrar un tribunal internacional para enjuiciar a los jefes del Jemer Rojo.

No obstante, no se puede aguardar la creación de un tribunal internacional si el gobierno de Camboya no da su apoyo a la iniciativa.

Khieu Samphan y Nuon Chea han escapado a su responsabilid durante casi 20 años. Aparte de la presentación de evidencias legales, la principal dificultad para cualquier tribunal internacional consiste en la captura de los acusados.

Los jefes guerrilleros no pueden ser arrestados, a menos que salgan de territorio camboyano.

En medios diplomáticos de Phnom Penh se especula con que el gobierno de Camboya podría utilizar el caso de Khieu Samphan y Nuon Chea para obtener concesiones de la comunidad internacional.

"La amnistía a Ieng Sary, aunque injustificable en términos morales, fue políticamente comprensible, ya que se rindió con sus tropas y ayudó así a restar fuerza a la guerra civil. Pero los beneficios estratégicos de perdonar a Khieu Samphan y a Nuon Chea no son tan evidentes", indicó en Phnom Penh un diplomático asiático.

El diplomático cree que Hun Sen mantiene en reserva alguna decisión y que planea llevar a juicio a los dos jefes guerrilleros en una etapa posterior.

Sam Rainsy, un dirigente opositor que apoyaba la amnistía para los rebeldes, solicitó ahora el enjuiciamiento de Khieu Samphan y Nuon Chea. Su pedido parece ilustrativo de la decepción de un sector importante de opinión respecto de la política del gobierno ante el Jemer Rojo.

Mientras, el príncipe Norodom Ranariddh, líder del Frente Nacional Unido por una Camboya Independiente, Neutral, Pacífica y Cooperativa (Funcinpec) y aliado del Jemer Rojo en la década del 80 en el combate contra Hun Sen, mantiene silencio en el caso, después de haberse pronunciado en el pasado por la amnistía.

Ranariddh, ahora aliado de Hun Sen, es presidente de la Asamblea Nacional surgida de las elecciones generales de julio de 1998.

"La justicia no existe en Camboya porque sólo unos pocos se sienten comprometidos con la ética y los valores humanos. Predominan el cinismo y las estrategias, no los principios", comentó Jennar. (FIN/IPS/ss/js/ceb-ff/hd/99

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