BURUNDI: Gasto militar se dispara para luchar contra insurgentes

Burundi aumentará casi 350 por ciento el gasto militar este año para contener la creciente rebelión armada que amenaza al gobierno de este pequeño país de Africa central.

El ministro de Finanzas Aster Girukwigomba anunció que el gasto de defensa se incrementará a 204 millones de dólares, o 30 por ciento del presupuesto estatal, para combatir a los insurgentes de la etnia hutu que luchan en distintas zonas del país.

En 1997, el país gastó sólo 60 millones de dólares en la defensa, según el último informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres.

El aumento "nos ayudará a combatir la rebelión y a garantizar la seguridad de nuestro pueblo", declaró Girukwigomba esta semana.

El ejército elogió el anuncio presupuestal. "El presupuesto militar para 1999 encaja perfectamente con la situación de seguridad existente en el país", aseguró a IPS el portavoz coronel Mamers Sinarinzi.

Burundi, donde existen al menos tres grupos insurgentes, experimenta una situación de seguridad "anormal" que exige este tipo de presupuesto, afirmó Sinarinzi.

El ejército lucha en primer lugar contra el Partido por la Liberación del Pueblo Hutu (Palipehutu) y su ala militar, las Fuerzas de Liberación Nacional (FNL).

También combate al Frente de Liberación Nacional (Frolina), que se enfrenta al Palipehutu en las provincias noroccidentales de Cibitoke y Bubanza.

El gobierno del comandante Pierre Buyoya también se enfrenta al Consejo Nacional en Defensa de la Democracia (CNDD) y su ala militar, las Fuerzas en Defensa de la Democracia (FDD), formadas por el ex ministro del Interior Leonard Nyangoma luego del asesinato del primer presidente hutu de este país, Melchior Ndadaye, en octubre de 1993.

Ndadaye, que dirigió al Frente para la Democracia en Burundi (Frodebu), el principal grupo opositor hutu, fue asesinado por soldados tutsis.

Antes de que Buyoya tomara el poder el 25 de junio de 1996, grupos guerrilleros tutsis, como los Jóvenes Solidarios en Defensa de la Minoría, prácticamente tornaron ingobernable al país.

"Estos grupos se formaron para defender a los tutsis luego de una serie de matanzas por rebeldes hutus en muchas partes del país", precisó un periodista de Bujumbura. Buyoya ahora controla la situación en la capital.

"El único temor actual es la rebelión armada de los hutus que amenazan a todos los grupos étnicos, especialmente a hutus que se niegan a compartir su ideología de odio y colaboran con el gobierno", dijo el periodista a IPS.

Hasta el momento fracasaron las gestiones regionales para poner fin al conflicto, que cobró más de 200.000 vidas desde 1993. La próxima ronda de negociaciones, bajo el liderazgo del ex presidente de Tanzania Julius Nyerere, tendrá lugar este mes en la localidad turística tanzania de Arusha.

"A veces es difícil saber con quién se está negociando y si el cese del fuego se podrá respetar", dijo a IPS un alto oficial del ejército. Pero el tema más delicado parece ser la creación de un ejército verdaderamente nacional.

Los rebeldes, que aseguran representar los intereses de la mayoría hutu, exigen el desmantelamiento del actual ejército "monoétnico" tutsi, cosa que el gobierno rechaza porque sostiene que sus fuerzas incluyen tanto a hutus como tutsis.

Pero no todos los tutsis están conformes con las negociaciones de paz entre el gobierno y grupos armados hutus a los que califican de "terroristas y genocidas".

Un nuevo grupo insurgente tutsi se habría formado en noviembre, en Cibitoke, 60 kilómetros al noroeste de Bujumbura. Versiones sin confirmar señalan que decenas de sospechosos y simpatizantes fueron detenidos.

"Hubo mucha especulación sobre este grupo. Algunos dicen que tiene bases en Ruanda, que lo encabeza un tal coronel Ntakica, exiliado en Kigali, o que opera en nombre de Bagaza", dijo a IPS un funcionario del Ministerio de Defensa.

Jean Baptiste Bagaza, radical tutsi, gobernó a Burundi entre 1976 y 1987.

Pero el gobierno minimizó las versiones sobre la existencia del movimiento rebelde tutsi y prometió aplastar a todo grupo que amenace la seguridad del país.

El ejército cree que la seguridad no se recuperará mientras el territorio de Tanzania siga utilizándose como base de operación de los insurgentes.

Tanzania alberga a unos 300.000 refugiados de Burundi en campamentos junto a la frontera común. Burundi asegura que los campamentos se utilizan como bases de entrenamiento y rearme de rebeldes hutus que operan en las provincias del sur y el sudeste, en la frontera con Tanzania. Pero Dodoma niega las acusaciones.

"Hemos pedido a Tanzania que respete las convenciones internacionales sobre los refugiados, pero hicieron oídos sordos a nuestros pedidos. Tanzania y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados deben trasladar los campamentos de refugiados lejos de la frontera", exhortó Sinarinzi. (FIN/IPS/tra- en/jbk/mn/aq/ip/99

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