Brasil debe contar pronto con una ley que asegura derechos a los enfermos mentales. El Senado ya aprobó un proyecto que establece la eliminación gradual de los hospitales psiquiátricos y reglamenta la "internación compulsiva", promoviendo nuevas formas de asistencia.
"Los enfermos mentales son las personas más oprimidas del mundo, uno de los últimos grupos privados de los elementales derechos de la persona humana", señaló Paulo Delgado, autor de la propuesta que está a estudio del Congreso Nacional desde hace 10 años y depende ahora de la votación en la Cámara de Diputados.
Delgado, sociólogo de profesión y diputado del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), expresó que su proyecto se centra más en el rescate de la ciudadanía que en la práctica psiquiátrica, y subrayó que "los derechos humanos constituyen su eje central".
La corriente de la psiquiatría que interna y mantiene internadas indefinidamente a las personas que presentan disturbios mentales aún es dominante en Brasil.
Las distorsiones en la red de hospitales son estimuladas por el propio sistema de salud oficial, que les entrega recursos en función de la cantidad de camas ocupadas, denunció el senador Sebastiao Rocha, del izquierdista Partido Democrático Laborista (PDT), al emitir su opinión sobre el proyecto de ley.
"Brasil tiene 246 hospitales psiquiátricos, con 70.000 camas, una exageración evidente provocada por las ganancias que ofrece la actividad", arguyó Delgado, quien destacó que en Gran Bretaña hay sólo 50 hospitales.
A los hospitales les interesa mantener el enfermo internado, para recibir los pagos del Ministerio de Salud, por lo que la nueva ley exigirá la comprobación de que la internación es indispensable.
Con esto se busca cambiar la mentalidad y la práctica de los hospitales, que deberán reintegrar a los enfermos mentales a la vida comunitaria lo más rápidamente posible.
Delgado confía en que como la ley está en discusión hace muchos años, "los hospitales ya se están adaptando a la nueva mentalidad".
La internación prolongada será la excepción, no la regla, y sólo será indicada si "los recursos extrahospital se revelaron insuficientes". El tratamiento buscará "la reinserción social del paciente en su medio", asegurándole asistencia específica, incluso ocupacional y de esparcimiento.
Una "política específica de alta planificada y rehabilitación psicosocial", bajo supervisión de la autoridad sanitaria, es como se resume la exigencia. En los asilos que no cuenten con una estructura mínima para ofrecer todos los servicios ya no se podrá internar a nadie.
Además, se implanta el diagnóstico competitivo, una medida sin precedentes en la psiquiatría brasileña. Además de la evaluación del médico del hospital psiquiátrico, el enfermo tendrá derecho a otra opinión médica sobre la necesidad de su internación.
Rocha señaló que el maltrato y la violencia contra pacientes en hospitales psiquiátricos son estimulados por la connivencia de familiares "satisfechos en librarse de la carga económica, física, psicológica y social que un enfermo social representa".
Algunas personas "internan a sus enfermos enfermos en forma definitiva y muchas veces los borran totalmente del registro familiar, y no son pocos los que informan direcciones falsas para no ser encontrados nunca", agregó el senador.
Delgado dijo que unos 40 de los 246 hospitales psiquiátricos son simples celdas.
La nueva ley sólo admite nuevas instalaciones para internación permanente en casos justificables y promoverá la expansión de una red especializada en la asistencia, asegurando la participación de la familia en la reserción.
Sin embargo, no profundiza en la discusión sobre los métodos de la psiquiatría convencional, como tratamientos crueles como la confinación en celdas o electrochoques.
No se proscribe el electrochoque, "pero el control social que la nueva ley asegurará puede inhibir su empleo abusivo y como castigo, lo que ocurre en muchos establecimientos en Brasil", evaluó el médico psiquiátra Alfredo Scheichtman, coordinador del Programa de Salud Mental del Ministerio de Salud.
El proyecto incluye a los enfermos mentales en un derecho elemental establecido en la Constitución, el "de ir y venir", opinó Scheinchtman, quien admitió que utiliza el electrochoque.
"Pese a toda la barbaridad del método, personalmente la admito como último recurso, para salvar la vida de un paciente en depresión profunda. Pero hay profesionales que lo defienden como primera terapia", sostuvo.
El escritor Paulo Coelho afirmó en testimonio escrito enviado al Senado: "como víctima, en el pasado, de la violencia cometida por internaciones sin fundamento (en 1965, 1966 y 1967), veo no sólo oportuna, sino absolutamente necesaria esta nueva ley".
Autor de libros místicos como "El Mago", que se venden por millones en todo el mundo, Coelho agregó el diagnóstico que llevó a su primera privación de la libertad, cuando ya trabajaba en un diario.
El padre alegó "modificaciones psicológicas", hostilidad y hasta discrepancias políticas. La madre mencionó "problemas de orden sexual" y inmadurez.
Delgado pretende, además de convertir su proyecto en ley, luchar por los derechos de los enfermos mentales en todo el mundo, incluyéndolos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la Organización de las Naciones Unidas.
Para eso pedirá al gobierno brasileño que presente esta propuesta en la próxima reunión de la Organización Mundial de la Salud. (FIN/IPS/mo/ag/hd-he/99