La expectativa de aprobación del aumento de la contribución previsional del sector público en la Cámara de Diputados de Brasil permitió mantener hoy una relativa estabilidad cambiaria y un clima favorable en la bolsa.
El dólar elevó su cotización comercial de 1,558 reales el martes a 1,5735 este miércoles, según el promedio del Banco Central. En el mercado, la divisa estadounidense se negoció entre 1,56 y 1,59 reales, con una pequeña devaluación de uno a dos por ciento en relación a la víspera.
El Banco Central elevó su tasa de interés a 32,5 por ciento, con un aumento de 0,5 puntos, ante la persistencia de un flujo cambiario negativo, con salida de 297 millones de dólares el martes.
La pérdida de divisas continuó este miércoles. Cerca de 230 millones de dólares habían dejado el país hasta las 19 horas (21:00 GMT), indicando la repetición de una suma diaria similar a la registrada desde el viernes.
El ministro de Hacienda, Pedro Malán, afirmó que esa fuga de capitales no es preocupante, ya que no representan pérdida de reservas sino el pago de compromisos de los bancos privados.
La Bolsa de Sao Paulo cerró este miércoles con alza de 3,97 por ciento, en el cuarto día de resultados positivos desde que el gobierno decidió dejar flotar libremente el real, para contener una fuga de cerca de 4.000 millones de dólares en la semana pasada.
Con eso se acumula un alza de 51,7 por ciento desde el viernes. Las acciones de empresas generadoras de electricidad, que serán privatizadas este año, encabezaron la recuperación, que no compensa aún las pérdidas de todo el año pasado y de los primeros días de éste.
Además, con la devaluación del real en un 30 por ciento hasta ahora, las acciones brasileñas siguen baratas y atractivas, según los corredores.
En Río de Janeiro, la bolsa no operó este miércoles, por ser feriado local.
Las dificultades enfrentadas por el gobierno, para aprobar el cobro de contribuciones de funcionarios públicos jubilados a la previsión social, no interrumpió la tendencia al alza en el mercado accionario, contrariando previsiones de inestabilidad en estos días de incertidumbre sobre el futuro del real.
La confianza en la economía brasileña depende del ajuste en sus cuentas públicas, según las autoridades nacionales e internacionales, además de economistas en general. El problema de Brasil es fiscal, afirmó Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Los sucesivos obstáculos y derrotas parlamentarias en el Programa de Estabilización Fiscal agravaron la crisis financiera brasileña, al punto de forzar la devaluacin del real.
El Congreso Nacional rechazó en cuatro oportunidades el proyecto de contribución previsional de los jubilados del sector público, que se intenta aprobar ahora.
Los siete gobernadores estaduales de oposición se rebelaron contra el pago de sus deudas al gobierno central, acordado por sus antecesores en condiciones que consideran imposibles de cumplir. También sus colegas que apoyan al presidente Fernando Henrique Cardoso se quejan de dificultades.
La moratoria declarada el día 6 por el gobernador de Minas Gerais, el ex presidente Itamar Franco, agravó la fuga de capitales de Brasil y se considera que fue la gota que condujo a la devaluación.
Un nuevo tropiezo que afecte las metas fiscales acordadas con el Fondo Monetario Internacional podría generar nueva ola de desconfianza y turbulencias en la transicin hacia el cambio libre que se precipitó en Brasil el viernes pasado. (FIN/IPS/mo/ag/if/99