El gobierno de Argentina aseguró hoy que no tomará medidas proteccionistas ante la depreciación de la moneda brasileña, que puede afectar la producción y las exportaciones argentinas, hasta que se comprueben daños concretos.
El ministro de Economía, Roque Fernández, salió al cruce de versiones de la Unión Industrial Argentina (UIA) acerca de un eventual aumento de aranceles de cinco a diez por ciento para enfrentar la competencia de los productos brasileños, que ganaron competitividad con la depreciación del real.
El jefe del gabinete del presidente Carlos Menem, Jorge Rodríguez, dijo que se intentará mejorar las disposiciones existentes, pero no habrá "ninguna medida especial para los empresarios en el marco de la crisis en Brasil".
Los empresarios plantearon al gobierno la necesidad de que se "defienda" a las industrias del seguro ingreso de productos brasileños a precio más competitivo.
El presidente de la UIA, Alberto Alvarez Gaiani, consideró "imprescindible" que el gobierno adopte medidas para evitar el perjuicio que Brasil ocasionará a la economía argentina, así como en la situación inversa lo hubiera hecho Brasil.
La mayoría del comercio entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, los cuatro países integrantes del Mercado Común del Sur (Mercosur), se realiza con arancel cero.
Los exportadores, que colocan 30 por ciento de sus ventas en Brasil, también solicitaron apoyo al gobierno para compensar las pérdidas y ayuda para explorar nuevos mercados.
Los más afectados son los fabricantes de automóviles, que destinan 52 por ciento de su producción a Brasil. Pero también se ven afectados la industria siderúrgica y los productores de cereales, lácteos, oleaginosas y frutas.
Argentina coloca en Brasil 30 por ciento de sus exportaciones totales.
El ex ministro de Economía Domingo Cavallo, señaló que desde el punto de vista monetario y financiero, está fuera de peligro el sistema de convertibilidad, base del programa de estabilización de precios.
Pero, en cuanto a la competitividad de las empresas, habrá dificultades para enfrentar la coyuntura determinada por la caída del real, dijo Cavallo.
El Banco Central concluyó, en un estudio realizado sobre la base de unas 200 compañías que comercian casi exclusivamente con Brasil, que el producto interno bruto perderá un punto este año a causa de la crisis brasileña. El pronóstico anterior era de un crecimiento de tres por ciento.
Fernández sostuvo que la situación en Brasil, cuya moneda flota libremente desde el viernes, "no es grave ni difícil, es perfectamente controlable". En cuanto al impacto en Argentina, prefirió "no aventurarse en pronósticos dramáticos".
Menem y Fernández reiteraron que no habrá cambios en la política económica argentina, y que es imposible que tenga éxito un ataque especulativo contra el peso, la moneda nacional, porque las reservas monetarias superan al dinero circulante.
Los sectores que destinan sus productos sólo a Brasil serán más afectados que otros, de comercio más diversificado, señaló el ministro. Pero "no veo dramático" ese resultado, relativizó.
En cuanto a los daños que podría generar una avalancha de productos brasileños en el mercado argentino a raíz de la depreciación del real, de 19 por ciento hasta el viernes, por ahora se trata de daños "potenciales" que no pueden comprobarse, agregó.
"Vamos a recoger información y a evaluar a partir de datos concretos, pero no es inminente que tomemos ninguna medida generalizada si no hay un daño comprobado", dijo el ministro, y prefirió esperar además las nuevas medidas cambiarias anunciadas por el gobierno brasileño.
Fernández y los funcionarios de la cancillería que llevan adelante las negociaciones en el Mercosur coincidieron en que se deben evitar medidas coyunturales que aumenten el gasto público.
La UIA pidió un incremento mínimo y transitorio de cinco puntos de los aranceles aduaneros, para enfrentar el aguardado aluvión de productos brasileños, pero los funcionarios creen que la situación en Brasil no justifica una decisión que implicaría vulnerar acuerdos en el Mercosur.
El gobierno tampoco aceptaría financiar con exoneraciones impositivas la fabricación de automóviles baratos para el mercado interno, ni el propuesto canje de vehículos usados por nuevos a precios subsidiados.
En cambio, Fernández prometió apresurar el decreto que reduce de cuatro a dos meses la aplicación de medidas contra importaciones efectuadas en competencia desleal.
También se acelerará la reglamentación de un capítulo de los acuerdos del Mercosur según el cual Argentina podría reclamar derechos compensatorios si uno de los estados miembros adopta medidas macroeconómicas que provoque la pérdida de competitividad a otro socio. (FIN/IPS/mv/ff/if/99