Los halagos de Estados Unidos a Bolivia por la "destacada y asombrosa" reducción de los cultivos de coca coronaron la exitosa gestión del presidente Hugo Banzer en la guerra contra el narcotráfico, que antes dejaba frustraciones.
Si la eliminación de plantaciones de coca, materia prima de la cocaína, continúa al mismo ritmo que en 1998, Bolivia saldrá por completo del circuito mundial de producción de la droga dentro de cinco años.
La satisfacción estadounidense, expresada el miércoles por el jefe de la Oficina de Política Nacional contra las Drogas de la Presidencia de Estados Unidos, Barry McCaffrey, alcanzó también a Perú por sus esfuerzos para eliminar la producción y tráfico de cocaína.
McCaffrey anunció que Estados Unidos incrementará gracias a estos logros la ayuda antidroga a ambos países. En el caso de Bolivia, esa cooperación aumentará de 35 millones de dólares a 54 millones en 1999.
En 1998, Bolivia redujo 17 por ciento los cultivos de coca. La superficie cultivada con este arbusto cayó de 46.000 a 38.000 hectáreas, principalmente en la región del Chapare, en el centro del país, donde también se fabrica clorhidrato de cocaína.
Fueron destruidas 11.621 hectáreas de coca destinada a la elaboración de droga (no a su uso tradicional por parte de las poblaciones nativas bolivianas, que mascan la hoja). De todos modos, la erradicación neta llegó a 8.001 hectáreas, pues aparecieron 3.620 hectáreas de nuevos cultivos.
Se trata de datos oficiales del gobierno boliviano confirmados en Estados Unidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que, desde satélites y aviones, fotografía las plantaciones de coca y calcula todos los años la magnitud de esos cultivos.
Con la cantidad de coca boliviana erradicada en 1998 se evitó la producción de unas 77 toneladas de pasta de cocaína.
Sin embargo, la gestión de Banzer contra las drogas en 1998, considerada por analistas y medios de comunicación como su mayor éxito, tuvo un precio también desconocido en los últimos años: 12 campesinos y seis policías muertos en enfrentamientos producidos durante la destrucción de cultivos.
El líder campesino cocaleros Evo Morales, también parlamentario por la minoritaria Izquierda Unida, contrastó las sonrisas intercambiadas por los gobiernos de Bolivia y Estados Unidos con las víctimas de la guerra contra las drogas.
"No se puede hablar solamente de erradicación, sino también de muertes. Y, como van las cosas, continuará el genocidio en la región del Chapare", afirmó Morales el jueves, luego de conocerse las manifestaciones de satisfacción de Estados Unidos por la lucha antidrogas en Bolivia y Perú.
En cambio, el ministro de Gobierno (interior), Guido Nayar, dijo que este reconocimiento "es un aval importante" al Plan Dignidad de lucha contra el narcotráfico.
Este plan oficial de combate contra las drogas que incluye el propósito de erradicar toda la coca excedentaria antes del fin del mandato de Banzer en agosto del 2002.
Los otros pilares de esa estrategia son la persecusión de los traficantes de cocaína, el desarrollo alternativo de los predios donde se cultiva coca mediante actividades legales y la prevención del consumo.
La policía se incautó en 1998 de 11.601 toneladas de droga, 615.000 kilogramos de precursores (insumos químicos para la fabricación de cocaína) sólidos y 457.000 litros de precursores líquidos, destruyó 2.850 fábricas y pozas de maceración de droga y detuvo a 3.915 personas en posesión de estupefacientes.
El gobierno destinó 139 millones de dólares en inversiones para proyectos de desarrollo alternativo y alentó la consolidación de 105.000 hectáreas de cultivos legales.
Se calcula que desde 1992 el número de consumidores de droga en Bolivia aumentó seis veces. El gobierno estima en 37.514 los bolivianos usuarios de droga. (FIN/IPS/ac/mj/ip/99
