/BOLETIN-PERSPECTIVAS 1999/ ASIA SUDORIENTAL: Panorama de un naufragio

La actividad volvió a caer en 1998 en el sudeste de Asia, foco de la crisis financiera mundial, pero economistas y foros internacionales creen que el hundimiento se detuvo y que lo peor ha pasado.

Los más optimistas señalan un conjunto de indicadores, como bolsas de valores en alza, tasas de interés en descenso, monedas más firmes y creciente superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de la región.

"Basado en las expectativas actuales, creo que la crisis (asiática) ha tocado fondo en los países más afectados", comentó Stanley Fisher, director ejecutivo adjunto del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El Consejo de Cooperación Económica del Pacífico (PECC, por sus siglas en inglés) predijo para 1999 resultados económicos positivos en Asia y una recuperación aún más firme a principios del nuevo milenio.

El PECC, un foro independiente conformado por empresarios, académicos y delegados oficiales de 23 países de Asia y el Pacífico y radicado en Singapur, cree que Japón tendrá este año un crecimiento de 1,1 por ciento, frente a menos 2,5 por ciento en 1998.

El producto interno bruto (PIB) de Hong Kong, que el año pasado tuvo una caída de 4,8 por ciento, aumentará 0,9 en 1999, y el incremento será de dos por ciento en Corea del Sur, ante un retroceso de 6,4 por ciento en 1998.

Malasia crecerá en 1999 dos por ciento, después de caer cinco por ciento en 1998, Tailandia presentará un resultado positivo de 0,5 por ciento, luego de perder cinco por ciento, y Filipinas pasará de 0,3 por ciento en 1998 a 2,5 por ciento este año.

El PECC atribuye la recuperación de la actividad al descenso de las tasas de interés, a la disminución de la especulación en el mercado de acciones, a las reformas financieras y a la expansión de la política fiscal.

Pero persiste la preocupación, pues se teme que los gobiernos utilicen de excusa la recuperación de indicadores macroeconómicos para prescindir de todo plan de cambios estructurales a largo plazo y las raíces de la crisis estallada en la segunda mitad de 1997 no sean atacadas.

Quienes se encuentran a la derecha del espectro ideológico afirman que los gobiernos de la región no completaron la apertura económica, y la izquierda quiere que los cambios sociales y políticos profundos tengan prioridad sobre el crecimiento económico.

Los mercados de valores de Corea del Sur, Tailandia, e incluso de la tumultuosa Indonesia presentan ganancias desde septiembre. El alza llega a 103 por ciento en la bolsa de Seúl, cuyo desempeño fue el año pasado uno de los mejores del mundo.

Las monedas de esos tres países, las más afectadas por la crisis, se apreciaron significativamente durante el año.

Gracias a la caída de las importaciones, la cuenta corriente de la balanza de pagos de las tres naciones analizadas presenta superávit.

Indonesia registró un excedente de 1.000 millones de dólares, Corea del Sur de 34.000 millones, o el equivalente a ocho por ciento de su PIB, y Tailandia, de 13.000 millones de dólares, 11,5 por ciento del producto.

El FMI organizó paquetes de salvamento por un valor de aproximadamente 120.000 millones de dólares para Tailandia, Indonesia y Corea del Sur desde julio de 1997, cuando la caída del bath tailandés provocó una cadena de devaluaciones en el sudeste de Asia.

Pero el organismo multilateral recibió críticas por imponer a cambio de su ayuda duros programas de austeridad. El alza de las tasas de interés determinado por esos programas volvió prohibitivo el crédito para muchas empresas y la recesión aumentó.

Los funcionarios del FMI afirman que la recuperación de la región depende de la estabilidad del escenario económico internacional y de Japón, la locomotora de la región, que enfrenta una fuerte crisis bancaria y recesión.

La mayoría de los economistas han advertido que la recuperación a largo plazo de Asia sudoriental no será posible sin profundas reformas estructurales, especialmente en las grandes corporaciones y en el sector financiero.

También reclamaron la revisión del marco legal y regulatorio de la economía para asegurar una mayor transparencia de las transacciones y fácil acceso a la información. Los expertos creen que sin esas reformas puede haber un nuevo naufragio.

Los países más afectados por la crisis emprendieron reformas en el sector financiero para obligar a los bancos a adoptar mecanismos de regulación más estrictos y para aumentar su competitividad. Pero los progresos han sido escasos en el resto de las empresas.

Cientos de compañías asiáticas, aplastadas por sus deudas, se declararon en quiebra o no pagaron los préstamos recibidos.

A mediados de diciembre, Tailandia intentó desprenderse de activos por valor de 10.300 millones de dólares pertenecientes a 56 compañías financieras en quiebra que en 1997 fueron incorporadas a la órbita del Estado.

Pero los pasivos de esas empresas desalentaron a los interesados y sólo fueron vendidos 8,5 por ciento de los bienes ofrecidos en la subasta, la mayor de la historia del país, informó la Oficina de Restructuración Financiera.

Los analistas aconsejan una masiva reestructuración de la deuda externa de Asia, al estilo de la realizada en los años 80 y 90 en América Latina. De otro modo, el endeudamiento será un duro obstáculo para el relanzamiento económico de la región.

Mientras, los activistas sociales y los promotores de políticas económicas alternativas mantienen la cautela ante las predicciones de recuperación, que se basan únicamente en indicadores financieros y económicos y no toman en cuenta otros factores.

Esos grupos atribuyeron el colapso de la economía asiática a la falta de desarrollo de los recursos humanos y a la centralización del poder, y exigen la protección del ambiente y la distribución equitativa del ingreso y medidas para la igualdad social.

A su juicio, la "recuperación" debería significar una mejora definitiva de los indicadores sociales y no simplemente la reanimación del mercado de acciones y de cambios.

Indonesia es un ejemplo. Aunque su moneda, la rupia, se estabilizó significativamente con respecto al dólar, la confusión política y la creciente decepción pública ante la política económica gubernamental dificultan la recuperación.

Millones de personas perdieron su empleo y engrosaron el contingente de pobres debido a la crisis económica asiática, que desestabilizó a países como Indonesia y Malasia.

La cantidad de indonesios por debajo de la línea de pobreza creció hasta casi 80 millones desde el comienzo de la crisis en 1997, y según proyecciones, el total habría llegado en los últimos días de 1998 a 120 millones, más de la mitad de la población del país.

En Tailandia, el desempleo aumentó de 5,4 por ciento en julio de 1997 a 8,8 por ciento en febrero de 1998, y en diciembre habría superado el listón de 10 por ciento. En Corea del Sur se calculó un desempleo de 10 por ciento para fines de diciembre, ante 4,4 por ciento en octubre de 1997. (FIN/IPS/ap-if/ss/ral/at- ff/if/99

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