El desempeño individual de las economías de Argentina, Paraguay y Uruguay pasan a un segundo plano en la visión de los expertos, que centran la mira en los efectos en la región del ajuste fiscal en Brasil, principal socio del Mercosur.
Los economistas coinciden en que un ajuste fiscal drástico en Brasil hubiera producido no sólo una contracción en la demanda interna de ese país, sino también en la de sus socios del Mercosur (Mercado Común del Sur), en particular Argentina y Uruguay.
Pero si la operación de ajuste resulta exitosa y las tasas de interés bajaran de modo sustantivo, habría un impulso de la demanda interna de bienes durables en Brasil que podría compensar la caída que se experimente por la contracción fiscal, dijo el economista uruguayo Nelson Noya.
"Si no se produce una devaluación fuerte en Brasil, que no se puede descartar en un plazo más lejano, no creo que el déficit de cuenta corriente alcance niveles peligrosos", dijo Noya.
Según Noya, este y otros aspectos, como las restricciones al crédito interno, permiten prever que la economía uruguaya no registrará un alto crecimiento en 1999.
Las autoridades de Uruguay anunciaron el lunes pasado que en 1998 se alcanzó una inflación de 8,63 por ciento, la menor tasa anual de los últimos 42 años.
Varios expertos entrevistados por el diario El País, de Montevideo, colocaron la lupa en Brasil y sobre las medidas complementarias que tome el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, quien asumió el 1 de enero su segundo mandato de cuatro años.
Axel Leijonhufvd, director del Centro de Economía de la Universidad de Californa en Los Angeles, dijo que la situación brasileña es sostenible si Cardoso obtiene el respaldo del parlamento para el ajuste, pues ya ha logrado un apoyo financiero del Fondo Monetario Internacional de 41.500 millones de dólares.
La principal tarea del nuevo gobierno será reducir 23.000 millones de dólares sus gastos y aumentar sus ingresos con el propósito de abatir el déficit público, que alcanzó 4,7 por ciento del producto interno bruto.
Pero eso depende del destino que tenga en el parlamento el impuesto sobre los cheques, la principal fuente de nuevos recursos. Se trata de un tributo provisorio, pues su vigencia se extingirá el día 23.
Además de pedir su renovación por un año, el gobierno pretende incrementar ese impuesto de 0,20 a 0,38 por ciento de todos los retiros de dinero de cuentas bancarias.
La tensión por la aprobación parlamentaria de las nuevas medidas se manifestó cuando Cardoso amenazó con cesar a los ministros pertenecientes a los partidos que voten contra aspectos que considera fundamentales en su plan de ajuste fiscal.
Se teme que el impuesto sobre los cheques no empezará a recaudarse sino ya muy avanzado el primer semestre de 1999, dado que sólo puede entrar en vigencia 90 días después de su aprobación y que el debate legislativo podría prolongarse.
Más allá de esa situación concreta, la economista uruguaya Dolores Benavente consideró que el ajuste en Brasil tendrá un impacto negativo sobre las economías de Uruguay y Argentina.
Benavente opinó que los efectos mayores serán indirectos y que, entre otras cosas, afectarán la recaudación. Por eso, dijo, el gobierno uruguayo deberá acentuar su control sobre el gasto público, pues de lo contrario podría producirse un retroceso en términos de estabilidad.
"Una reducción de gastos del Estado permitirá tener un mayor margen de maniobra para enfrentar la probable recesión de la región y aún para aliviar en algo al castigado sector privado a través de una reducción de la presión fiscal", dijo Benevente.
Daniel Artana, director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), de Argentina, discrepó con Benavente sobre el impacto del ajuste brasileño en la economía de su país.
Si las medidas de ajuste se definen rápidamente y teniendo en cuenta el apoyo financiero internacional, las medidas serán creíbles, señaló Artana.
En ese contexto "el paquete fiscal tendrá un impacto negativo moderado sobre la economía brasileña pero no va a afectar a la economía argentina, más allá de lo ya ocurrido en estos últimos meses", dijo.
"Si el gobierno brasileño no hubiera elaborado este paquete, habría tenido una recesión mucho más profunda porque sus medidas son reactivantes en comparación con la opción de no haber hecho nada", arguyó Artana.
Por esa razón, sostuvo, "el ajuste de Brasil también ayuda a Argentina porque, si es exitoso, generará confianza y las economías latinoamericanas dependen mucho del factor psicológico para mantener el ingreso de capitales".
"En el caso de que el plan del presidente Cardoso fracase, tanto Brasil como Argentina tienen asegurada una serie recesión económica, pero considero que éste es el escenario menos probable", dijo. (FIN/IPS/rr/mj/if/98