Estados Unidos anunció que mitigará algunas restricciones en sus relaciones con Cuba, pero se negó a revisar la política hacia la isla del Caribe, que incluye un embargo comercial impuesto por Washington hace 37 años, como exhortan aún influyentes políticos del Partido Republicano.
Las nuevas medidas del gobierno de Bill Clinton permitirán a los ciudadanos estadounidenses enviar más dinero a familias y organizaciones no gubernamentales (ONG) cubanas, y Washington facilitará los contactos científicos, educativos, religiosos y atléticos entre ambos países.
Así mismo, Washington aumentará el número de vuelos directos para que cubano-estadounidenses puedan visitar la isla desde otras ciudades además de Miami. Si el presidente cubano Fidel Castro está de acuerdo, Estados Unidos también reanudará el servicio de correo directo entre los dos países.
"En conjunto, estas medidas representan un gran avance en nuestro intento por tender la mano al pueblo cubano", declaró el martes la secretaria de Estado (canciller) Madeleine Albright.
Pero simultáneamente, Washington rechazó los pedidos de grandes compañías y grupos humanitarios para excluir del embargo a alimentos y fármacos, y de designar a una comisión bipartidaria que emprenda la primera revisión global de la política estadounidense hacia Cuba desde principios de los años 60.
"Estos pasos son sumamente tímidos", comentó Wayne Smith, analista del Centro de Política Internacional y ex director de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, a principio de los años 80.
"Cualquiera que esperaba que el gobierno apoyara una revisión verdaderamente seria de la política básica (hacia Cuba) tiene que estar profundamente desilusionado", agregó.
El anuncio del martes, cuatro días después de que Castro celebró el 40 aniversario de la Revolución Cubana, se hizo mientras crecen los rumores sobre las intenciones de Washington hacia La Habana.
Paradójicamente, gran parte de la especulación se centró en lo que fue una iniciativa principalmente republicana lanzada en octubre por el senador John Warner.
El legislador le pidió a Clinton, del Partido Demócrata, que formara una comisión bipartidista para realizar una revisión global de la política hacia Cuba.
La iniciativa tenía el respaldo expreso de los ex cancilleres Henry Kissinger y Lawrence Eagleburger, y fue apoyada por 24 senadores, incluso 16 republicanos, a mediados de diciembre.
A la vez, altos funcionarios señalaron que apoyaban la iniciativa, lo que generó una gran contraofensiva de las fuerzas anticastristas encabezada por la Fundación Nacional Cubano- Estadounidense (CANF), con sede en Miami, y sus aliados en el Congreso, sobre todo el senador Robert Torricelli y el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Jesse Helms.
Estos acontecimientos coincidieron con la preparación de un informe, a publicarse esta semana, sobre las relaciones entre los dos países, que fue redactado por un grupo de trabajo reunido por el influyente Consejo de Relaciones Exteriores y presidido por dos ex subsecretarios de Estado para Asuntos Interamericanos, los republicanos Bernard Aronson y William Rogers.
Rogers fue uno de los signatarios de la iniciativa de Warner en octubre.
El domingo, Aronson y Rogers resumieron las recomendaciones del grupo de trabajo en un artículo del diario The New York Times.
El grupo recomendó que se levante la mayoría de las restricciones a la venta de alimentos y fármacos, que se permita a los ciudadanos estadounidenses viajar a la isla en vuelos comerciales normales, y que se autorice a compañías de este país hacer negocios en Cuba bajo ciertas circunstancias.
Pero el gobierno no apoyó ninguna de estas opciones y eligió en su lugar una lista de propuestas menores incluida en el informe a publicarse.
Entre ellas están la ampliación de los contactos entre académicos, científicos y atletas, entre otras personas. El más espectacular sería el viaje a Cuba del equipo de béisbol Baltimore Orioles, propuesto para marzo, que aún debe recibir la aprobación de La Habana.
Además, las nuevas medidas permitirán que cualquier estadounidense, no sólo aquellos que tienen familiares en Cuba, como era hasta ahora, a enviar hasta 1.200 dólares por año a una familia u ONG cubana.
Los cubanos reciben cerca de mil millones de dólares por año en remesas desde Estados Unidos, y el analista Smith dijo a IPS que, en su opinión, la nueva medida aumentará la cifra en 500 millones de dólares por año.
Washington también autorizará vuelos directos a ciudades cubanas, además de La Habana, y desde varias ciudades estadounidenses, además de Miami, para facilitar la reunificación de las familias cubanas.
El gobierno también autorizará la venta de alimentos y tecnología agrícola a ONG y el "emergente sector privado de Cuba, como los restaurantes familiares y los granjeros privados", anunció el martes.
Washington fortalecerá las emisiones de Radio y TV Martí, estaciones anticastristas financiadas por Estados Unidos cuyos programas se dirigen a Cuba. TV Martí fue bloqueada por el gobierno cubano.
Estados Unidos también lanzará nuevos programas de "diplomacia pública" en América Latina y Europa para neutralizar los avances diplomáticos cubanos en esas regiones.
Estas medidas "están diseñadas para ayudar al pueblo cubano sin fortalecer al gobierno", dijo Clinton en una declaración escrita emitida por la Casa Blanca.
La reacción a las medidas fue variada. El CANF elogió a Clinton por rechazar la propuesta de la revisión global de la política, mientras el Comité Cubano por la Democracia, una organización cubano-estadounidense con un programa más moderado, también apoyó las medidas.
USA-Engage, una organización que representa a 600 de las compañías más grandes de este país, también consideró el anuncio como un "paso importante en la dirección correcta", pero pidió al gobierno que "revise" la política hacia Cuba. (FIN/IPS/tra-en/jl/kb/aq/ip/99