El fantasma de saqueos a supermercados que se constituyeron en el dramático final del gobierno de Raúl Alfonsín a fines de los años 80, campea de nuevo en Argentina, pero esta vez no hay hiperinflación y la economía crece.
En los últimos 15 días, grupos de personas, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, llegan en columnas en distintos puntos del país a los super e hipermercados y "negocian" la entrega pacífica de alimentos con los empleados. Por lo general, se van con bolsas llenas para dos días.
No se trata esta vez de saqueos, aunque hay temor de que se produzcan. "Piden mercadería y no podemos negarnos, la situación es muy crítica", dijo a IPS un empleado de un supermercado.
A diferencia de los saqueos ocurridos durante el gobierno de Alfonsín (1983-89), cuando hubo 29 muertos, ahora la inflación está controlada, ubicándose en 0,7 por ciento. Tampoco hay recesión, ya que la economía crece y aumentan las inversiones.
Pero el desempleo, principal preocupación de los argentinos, está afectando seriamente las condiciones de vida de millones de personas y se ubica en 12,4 por ciento. Además, hay un porcentaje similar de subempleados.
El presidente Carlos Menem y otros miembros del gobierno intentaron el viernes minimizar el fenómeno y rechazar toda posible comparación con lo ocurrido en la recta final del gobierno de Alfonsín, quien debió abandonar el cargo anticipadamente.
"Es absurdo compararlo con aquel movimiento violento, donde había robo de mercadería y rotura de vidrios", dijo Menem, quien concluye este año su segunda presidencia.
El presidente acusó a un dirigente jubilado de organizar las salidas a supermercados para beneficio personal. Se refirió así a Ruben Castels, un dirigente jubilado que, efectivamente, organizó dos salidas en vísperas de las fiestas de fin de año en Buenos Aires.
Una de las incursiones, a las tiendas Wal Mart, dio resultado. Los manifestantes ingresaron como para realizar una compra y una vez que habían cargado la mercadería reclamaron que no se las cobraran.
Las autoridades aceptaron en Navidad, pero para fin de año el operativo falló en otro local y los visitantes indeseados después de algunos forcejeos con personal de seguridad, comieron dentro del local..
Las "salidas" al supermercado comenzaron a detectarse en otros puntos del país y, según denuncian los propios dirigentes de la Cámara de Supermercados, se dan en forma espontánea y cada vez más frecuente.
Autoridades de los supermercados Disco, Norte y Carrefour, entregaron alimentos a habitantes de los barrios cercanos que se acercaron de manera pacífica a pedir asistencia alimentaria el último mes.
Una mujer aseguró que la situación es límite para la gran mayoría de los que viven como ella en una de las "villas miseria" del Bajo Flores, un barrio marginal de Buenos Aires.
"Tengo 12 hijos y mi marido no tiene trabajo. Sólo trabaja el mayor y algunas veces gana 10 pesos (igual a dólares) por día", declaró la mujer. Los niños comen una sóla vez al día en el comedor de la iglesia.
"No pretendemos comer dos veces por día, sino que al menos tengamos algo para el fin de semana", dijo la mujer, en referencia a los dos días en que el comedor de la iglesia está cerrado. (FIN/IPS/mv/ag/ip-if/99
