/BOLETIN-AMBIENTE/

La población de Japón reaccionó con nerviosismo y desesperación ante informes ambientales divulgados por los medios de comunicación que destacan un aumento de la contaminación del agua, el suelo y el aire.

Los estudios, que citan fuentes científicas, afirman que los niveles alarmantes de contaminación poseen graves consecuencias sobre la flora, la fauna y los seres humanos.

En razón de la crisis ambiental, la ex enfermera Keiko Matsudo, de 39 años de edad, ya tomó las precauciones del caso y sólo consume alimentos orgánicos y cocina exclusivamente con agua hervida.

Matsudo cubre los pocos electrodomésticos que posee con grandes paños de algodón, en la creencia que de esta forma reducirá el riesgo de contaminación de las sustancias "perjudiciales" emitidas por el refrigerador, el televisor y el lavarropas de su hogar.

Muchos podrían decir que Matsudo exagera, pero ella dejó su empleo de enfermera hace unos pocos años para dedicar su tiempo a colaborar con los grupos de voluntarios en la protección del ambiente y aumentar la conciencia pública ante los efectos nocivos del daño ambiental.

"Utilizo mi tiempo para cosas útiles. El gobierno no toma medida alguna y es natural pensar que nuestras vidas se encuentran en peligro", consideró Matsuko.

"La situación es realmente desastrosa", afirmó otra mujer, de 51 años de edad, que reside en las proximidades de una planta incineradora.

"Vivo con el miedo constante de contraer cáncer, y mi hija decidió que no va a tener hijos por miedo a que nazcan deformes debido a que ella estuvo expuesta a sustancias químicas nocivas", narró.

Por su parte, los habitantes de Tokorozawa, antes un barrio jardín de las afueras de Tokio, sufren ahora las consecuencias de la contaminación mientras el gobierno local intenta eliminar los altos niveles de dioxina en el aire.

Las mediciones detectaron altos niveles de dioxina en el suelo, generados por la actividad de los incineradores de desechos construidos 20 años atrás, según informó la estatal Agencia Ambiental.

La inquietud creada por el grado de impureza ambiental obligó al gobierno a publicar en diciembre los resultados de un informe sobre la contaminación del aire realizado en el ejercicio fiscal 1997-98.

El estudio encontró que 14 de 68 sitios, en 11 prefecturas, excedían los niveles admisibles de dioxina, tricloroetileno y benceno, un potente agente cancerígeno que se encuentra en la gasolina.

Estos compuestos químicos, considerados "hormonas ambientales" que alteran las funciones reproductivas normales del ser humano, se generan cuando se queman productos plásticos y otras sustancias químicas.

Informes hechos públicos por un hospital de Obihiro, en Hokkaido, describieron un panorama aterrador al mencionar que los equipos médicos encontraron malformaciones en fetos, incluso de cerebros parcialmente formados y aparatos urinarios anormales en bebés de sexo masculino.

Los fetos padecían anencefalia (ausencia parcial o total del cerebro), una deformidad asociada a las altas concentraciones de dioxina u otros compuestos químicos peligrosos.

Aunque se siguen realizando estudios para verificar si las mujeres que gestaron esos fetos estuvieron expuestas a la dioxina, los médicos no excluyen la posibilidad de realizar nuevos análisis capaces de detectar otros factores patógenos, según publicó la revista Aera.

De igual forma, el año pasado se produjeron acaloradas discusiones entre la población y el sector industrial sobre el uso de vajilla policarbonada en las escuelas.

La creciente preocupación de que los policarbonatos contienen bifenol A, una especie de hormona ambiental, obligó al Ministerio de Educación a presentar una ley que desplaza la responsabilidad del uso, o no, de esta vajilla a las municipalidades.

En respuesta a las presiones de los padres, algunas escuelas dejaron de utilizar esas vajillas. El Ministerio de Educación anunció que este mes invertirá 160.000 dólares para realizar análisis con la esperanza de que los resultados disipen el temor entre los ciudadanos.

También se cree que grandes cantidades de sustancias químicas, incluso los insecticidas con DDT, contribuyen a la desaparición del águila dorada, una de las más preciadas especies niponas en vías de extinción.

Asimismo, de acuerdo con un estudio de la Agencia Ambiental publicado en diciembre, por primera vez se encontró bifenil policlorado (PCB) en el aire.

El PCB, que se halló antes en el agua y la tierra, es un agente contaminante venenoso que se acumula en los tejidos animales y, a comienzos de la década del 70, se detectó que provoca el envenenamiento de los alimentos.

La Agencia Ambiental informó que destinó 88 millones de dólares para realizar investigaciones sobre los efectos de las hormonas ambientales en los seres humanos.

"Todavía no se ha probado nada y seguimos en el proceso de reunir datos científicos para detener el miedo injustificado de la población", expresó un funcionario.

A medida que la población japonesa toma precauciones con respecto a un creciente número de productos que consideran nocivos, las autoridades del sector industrial afirman que las preocupaciones son exageradas.

"Es realmente demasiado", manifestó un funcionario de la Asociación de Industrias de Estireno de Japón, fabricante de recipientes de espuma de poliestireno. "No hay de qué preocuparse porque nuestros ensayos demostraron que estos recipientes son seguros", alegó.

"Se necesitarán más años para tener resultados concluyentes en el tema y también tiempo para investigar las sospechas de que las hormonas ambientales son responsables de la reducción en la producción de esperma", observó Thoru Inoue, del Instituto Nacional de Seguridad Química.

Para Inoue, aún no hay elementos que justifiquen el miedo de la población. "Pero no puedo descartar totalmente el posible riesgo de estas sustancias químicas", acotó.

Más allá de la opinión de los expertos, cada vez circulan más historias referentes al creciente número de casos de cáncer, principal causa de muerte en Japón, las alergias que provocan fuertes dolores de cabeza y la extrema sensibilidad a los productos más sencillos, que obligan a que algunas personas utilicen mascarillas el día entero. (FIN/IPS/tra-en/ap-ip/sk/js/mvf/nc/aq/en/99

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