Lahore, la capital cultural de Pakistán, asiste a un recital de poesía concebido como un ritual peculiar y revelador, pues refleja lo vivido en el año que pasó.
Se trata de una velada de poesía y prosa con el actor Zia Mohyeddin, el artista más reconocido de Lahore. Hace 12 años que Zia se presenta anualmente ante una audiencia selecta de oyentes regulares. Las entradas para el acontecimiento no se venden, sino que se distribuyen, para mantener su exclusividad.
Las 200 personas que concurren tienen mucho en común. Las mujeres son todas egresadas del Kinnaird College y los hombres de las escuelas de misioneros como St. Anthony y Aitchinson. Casi todos son graduados del Colegio Gubernamental de Lahore o FC Lahore.
Cierta cantidad constituye "la crema" de los lahoris famosos, o son parientes de esos famosos, o amigos de sus familiares.
En 1947, el año de la independencia paquistaní, Lahore era el centro del cine, las artes y la instrucción en India. Su vida cultural transcurría en torno al Mall, la calle principal en las poblaciones y ciudades de la Inglaterra colonial.
Esta fue la ciudad del famoso pintor Amrita Sher-Gill y del poeta Iqbal, quien impulsó a una de las mayores ciudades universitarias en la India todavía indivisa. El Colegio Gubernamental de Lahore fue el mejor, y entre sus alumnos estaba el primer ministro anterior a la división, Inder Kumar Gujral.
En los años 50 y 60, Lahore siguió siendo la capital cultural de Pakistán. Fue la ciudad del poeta Faiz y el lugar donde nacieron divas como Noor Jehan y Malika Pukhraj.
Ahora los diarios se lamentan de que haya pasado la época de oro de Lahore. La ciudad a menudo es calificada por la prensa como "perseguida", sobre todo en noticias que se refieren a la decadencia de la industria editorial, los teatros y los cines.
El primer ministro paquistaní, Nawar Sharif, nació en Lahore, donde su familia se dedica con éxito a los negocios, y su hermano es el gobernador de la provincia de Punjab. Cuando asumió el gobierno en 1997, Sharif juro revivir la gloria perdida de Lahore.
En realidad, esa promesa significó la reconstrucción de calles en Gulberg, el distrito financiero y comercial, así como un nuevo bulevar. Los Sharif, que son "nuevos ricos", ignoraron la muralla medieval de la ciudad, el corazón de la cultura local.
La velada anual con Zia, que actuó en Londres y también en producciones para televisión con la BBC y el Canal 4, jamás tendrá como invitado especial a Sharif. Esta es una ocasión para revivir el espíritu de una época pasada y refleja el año transcurrido.
Este año, Zia prefirió comenzar su recital con una lectura de Mir Sauda, un escritor que vivió en Nueva Delhi a mediados del siglo pasado y describió los años crepusculares del imperio Mughal. La lectura reflejó la cáustica visión de Sauda respecto a la agonizante cultura Mughal.
Zia prefiere a los poetas oriundos de Nueva Delhi como Ghalib, Dard, Zauq y Zafar, y su audiencia siempre lo aprecia. El actor da vida a los "mahavras", las expresiones idiomáticas de los bazares, y a los "mohallas", los vecindarios de Nueva Delhi en aquellos tiempos.
Nueva Delhi pertenece ahora a otro país y, sin embargo, año tras año los oyentes de Zia confirman la cercanía cultural que mantienen con esa ciudad, aunque muchos de los presentes no estuvieron jamás en la capital india.
La Nueva Delhi del siglo XIX tiene algo indefinible con lo que la elite cultural paquistaní se identifica.
Quizá sea el urdu hablado en la ciudad, una marca de elitismo para la clase alta de Lahore que lucha por mantener alejados a los nuevos ricos. Sin embargo, Zia no sólo recita en urdu, ya que también emplea el hindi.
Lo que más disfrutó la concurrencia este año fue un ensayo leído por Zia y titulado "Krishen Lal". El escritor narró historias acerca de la niñez y juventud de Krishna, el dios hindú.
Zia hizo frecuentes pausas para cantar trozos de "bhajjans" (cantos de devoción) que melodiosamente cuentan el romance de Krishna con su bienamada Radha.
Quizá su placer tiene que ver con algo que está ocurriendo en Lahore, el estrangulamiento intelectual de la censura mientras el gobierno busca erigir una identidad islámica para Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/ra/an/ego/aq/cr/99)