Un tercio de los pequeños y medianos productores rurales de Argentina migraron a las ciudades en la última década por falta de respaldo para enfrentar las adversidades climáticas, las caídas de precios, la competencia desleal y la creciente concentración de la tierra.
Mientras miles de grandes productores -entre ellos numerosos extranjeros- expandieron sus dominios mediante economías de escala, con menores costos, los pequeños y medianos que aún se mantienen apenas logran sobrevivir en medio de la zozobra.
El uso de fertilizantes y agroquímicos, los nuevos sistemas de riego y el desarrollo de la biotecnología, sumados a la privatización de fletes y puertos, permitieron aumentar la productividad en Argentina hasta alcanzar volúmenes de cosecha cercanos a los 65 millones de toneladas.
Actualmente, más de 60 por ciento de las exportaciones del país provienen del campo y el rubro de alimentos se perfila como el de mayor potencial de crecimiento para los próximos años. Pero no todos los sectores se benefician del desarrollo.
El presidente de la Federación Agraria Argentina, René Boneto, dijo a IPS que 35 por ciento de las aproximadamente 380.000 explotaciones pequeñas y medianas desaparecieron en los últimos 10 años y de las que sobrevivieron, muchas enfrentan una situación financiera crítica.
Los productores tienen compromisos con los bancos de casi 7.000 millones de dólares y la mayoría están en mora, al borde de perder los campos. Un monto similar tiene la deuda comercial de los propietarios rurales con proveedores de insumos, reveló Boneto.
A las dificultades propias de la relación de los productores con el gobierno y con los bancos, se añade la caída de 20 a 35 por ciento de los precios internacionales de los cerales y oleaginosas este año, la competencia desleal de productos avícolas y porcinos, y las innundaciones de los campos.
Al principio, los productores migraban hacia ciudades de provincia y se ubicaban como empleados públicos. De los que habían logrado dejar el campo con algún capital, muchos se compraron un automóvil y se transformaron en choferes particulares en pueblos y ciudades.
Pero ahora que los gobiernos provinciales están en déficit, los migrantes llegan hasta las grandes ciudades sin casa, capital, ni trabajo, engrosando la larga fila de desocupados urbanos.
Para evitar los remates de tierras, en los últimos años se creó espontáneamente una red de mujeres que se bautizó como "Mujeres en Lucha", y cuya función es asistir a los remates y tratar de impedirlos mediante un acto público en el que se toman de las manos y cantan el himno patrio.
Boneto dijo que la deuda de los productores pequeños se cuadruplicó en los últimos 10 años por falta de ayuda oficial. "El Estado eligió fomentar políticas de concentración de la tierra y extranjerización, a través de medidas para favorecer la repatriación de utilidades", afirmó.
Muchos de esos inversores extranjeros no pertenecen al negocio del campo, sino que colocan su capital en donde consegan ganancias seguras. Este es el caso del financista estadounidense de origen húngaro George Soros o del italiano Luciano Benetton, que adquirieron miles de hectáreas productivas en Argentina.
Confirmando el crítico estado de cosas, el estatal Banco Nación, que financia casi 50 por ciento de los créditos para el campo, denunció este mes que hay 28.000 productores en mora con las cuotas de sus préstamos. Los montos de los préstamos van de 10.000 a 100.000 dólares.
El Banco prometió que estudiará un programa para refinanciar las deudas a través de un pago inicial y cuotas a 20 años, pero Boneto lamentó que muchos productores no estarán ni siquiera en condiciones de desembolsar la primera cuota que les permita acceder a la refinanciación.
Los pequeños y medianos, aunque extienden sus dominios en un área cada vez menor del campo, constituyen 90 por ciento del total de productores agropecuarios de Argentina.
"El gobierno no trató con la misma vara a pequeños y grandes productores, por eso es que ahora que cada año hay una mejor cosecha, que el campo se modernizó y se obtiene cada vez una mayor producción en menos hectáreas sembradas, sólo se beneficia una minoría de grandes productores", señaló Boneto. (FIN/IPS/mv/ag/if/99