Los precios de la soja, principal rubro de exportación en Argentina, están tendiendo a la baja a raíz de la devaluación en Brasil, primer exportador mundial.
Argentina es el tercer productor mundial de soja, tras Estados Unidos y Brasil, y el segundo exportador por el alto volumen excedente colocado en el mercado externo, sobre todo en el sudeste asiático.
Este año, la producción nacional se ubicará entre 17 y 18 millones de toneladas. Del total que exporta Argentina, casi 24 por ciento proviene del complejo oleaginoso -soja, girasol, maní, lino y algodón-.
Este mes, los vaticinios sobre la buena cosecha de soja y la recuperación de los mercados de Asia pueden verse desmentidos a raíz de la aceleración de la crisis en Brasil, cuya moneda, el real, se devaluó en más de 50 por ciento.
Los productores argentinos creen que Brasil se podría ver forzado a liquidar rápidamente su producción -un volumen cercano a las 30 millones de toneladas- en el mercado mundial provocando una caída de los precios.
En diálogo con IPS, Alberto Rodríguez, dirigente de la Cámara de la Industria Aceitera, explicó que ese escenario ya está siendo descontado por los mercados que marcan una tendencia declinante de los valores.
El lunes 11 la soja se cotizaba a 189 dólares la tonelada y el martes el precio cayó a 173 en el mercado local. Lo mismo ocurrió en la Bolsa estadounidense de Chicago, donde también existe preocupación por la depreciación del real.
Un estudio de Carbap, entidad que nuclea a productores, señaló que desde el inicio de la crisis en Brasil, la caída de los precios de los granos argentinos provocó pérdidas por 570 millones de dólares, 290 millones de los cuales corresponden a la soja.
"Es probable que Brasil salga rápidamente a vender su producción para hacerse de dólares y nosotros podríamos esperar para colocar nuestra producción más adelante", especuló Rodríguez, y admitió que es difícil predecir hasta dónde pueden bajar los precios.
El dirigente sostuvo que aun dentro de las dificultades que genera la devaluación en Brasil, el sector no es el más perjudicado por la crisis, pero sí está sientiendo el impacto negativo de la pérdida de un cliente: Irán.
Desde que Argentina rompió relaciones diplomáticas con Irán por las presunciones de su apoyo del atentado que derribó una mutual judía en 1994, el país perdió un gran cliente del complejo oleaginoso.
La soja, el girasol y sus derivados se constituyeron en la última década en protagonistas de las exportaciones de Argentina. Hoy, 12 por ciento de las divisas provenientes del comercio externo las genera el rubro oleaginosas.
En los años 70 las exportaciones oleaginosas en total representaban unos 196 millones de dólares y en los 90 superaron los 4.000 millones, de acuerdo a un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Para el analista de mercados agropecuarios Ricardo Baccarín, vicepresidente del Mercado a Término de Buenos Aires, la situación de la soja es más preocupante que la del trigo, producto del cual Brasil es importador neto.
"Brasil va a consumir ocho millones de toneladas de trigo este año, y necesita importar al menos seis. De allí que el saldo exportable de 3,5 millones de Argentina debería ir a ese mercado, aun cuando puede haber inconvenientes para cobrarlo", admitió el experto.
En cambio, con la soja, el problema es más complejo porque hay competencia. "La soja es más vulnerable a la crisis, pues los brasileños tienen una producción para este año de 30 millones de toneladas y un saldo exportable mayor al de 1998", agregó.
"Si (los brasileños) están en una situación difícil, es lógico suponer que van a tratar de liquidar la soja, y eso perjudicará a Argentina, porque esa avalancha va a provocar una caída en los precios", pronosticó Baccarín. (FIN/IPS/mv/dg/if/99