El papa Juan Pablo II presentará esta semana en México su testamento pastoral para América, un continente en que la fe católica pierde millones de adeptos cada año y en el que la Iglesia oculta viejas divisiones.
México, el país escogido por el Papa para exponer un testamento surgido del Sínodo de Obispos realizado de noviembre a diciembre de 1997, lo espera maquillado, ocultando con brochazos de pintura la pobreza de sus calles, y con la infraestructura vial en mal estado y los hopitales en crisis.
Con casi 79 años de edad y 20 al frente de la Iglesia Católica y después de haber visitado 115 países, Juan Pablo II llegará este viernes a México con la salud debilitada, pero sin perder magnetismo para multitudes de creyentes.
"Consciente o no, Juan Pablo está haciendo su gira del adiós, Sus últimos viajes a Polonia y Cuba, y ahora a México y luego a Rumania, son destinos elegidos para despedirse y dejar un fuerte impacto político", señaló polaco-estadounidense Tad Szulc, biógrafo del Papa.
El líder religioso, quien visitó México en 1979 en su primer viaje internacional como pontífice, llega ahora para dar a conocer al mundo el plan de la Iglesia Católica americana para el próximo siglo.
De aquel Sínodo de Obispos fueron excluidos los representantes de la Teología de la Liberación. Ese relegamiento ni siquiera fue discutido, reconoció el obispo mexicano Luis Morales, quien participó en aquella cita junto con otros 296 religiosos.
Durante su gestión, el Juan Pablo II criticó en numerosas ocasiones a los teólogos de Liberación e incluso proscribió sus postulados, por considerar que tratan asuntos políticos y basan su análisis de los problemas sociales con instrumentos de la teoría marxista.
Los obispos y sacerdotes que aún profesan la Teología de la Liberación fueron apartados de los círculos del Vaticano. Entre ellos, el obispo Samuel Ruiza, del estado mexicano de Chiapas, y el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, fundador de esa corriente, a quien el Papa se negó a recibir en 1980 cuando visitó Perú.
El plan de la Iglesia Católica para el siglo XXI que el Papa anunciará en México, busca transformar "las estructuras del pecado, aquellas que provocan las injusticias sociales, ampliar y mejorar la evangelización, y promover la solidaridad", indicó el obispo Morales.
El Consejo Episcopal Latinoamericano calcula que la Iglesia Católica de la región perdió cerca de 40 millones de feligreses entre 1970 y 1990, un período de deterioro de las condiciones de vida.
América Latina concentra hoy el mayor número de católicos del mundo, pero también es la zona donde más fieles cambian de religión diariamente, reconoció el Consejo.
Entre la primera visita del Papa a América y la última, de este viernes, se derrumbaron los regímenes comunistas y terminó la guerra fría, dos objetivos perseguidos por el Vaticano y por Juan Pablo II.
También, terminaron las dictaduras en América, la mayoría de obispos alineados a la izquierda fueron reemplazados y el Papa se convirtió en líder mundial. Hoy, a pesar de sus dificultades para moverse y hablar, exhibe aún su carisma y la firmeza en sus convicciones, destacan sus seguidores.
En círculos religiosos se teme que su salud y edad no permitan al Papa mantenerse al frente de la Iglesia al comenzar el nuevo milenio y ya se habla del proceso de sucesión. El mismo Juan Pablo II declaró ante un grupo de jóvenes: "El tercer milenio os pertenece, en lo que a mí respecta, uno nunca sabe".
Un equipo de médicos acompañará al Papa a México y otro, local y especilizado, estará listo para actuar en caso de emergencia. El líder católico estará en este país hasta el martes, cuando partirá hacia Estados Unidos.
En México se dirigirá en forma directa a más de 800.000 personas que obtuvieron entrada para los actos masivos programados, y más de 1,2 millones lo podrán ver en sus recorridos por las calles, cuando transite en el "papamóvil", informó la Iglesia Católica.
Empresas locales y transnacionales decidieron apoyar la visita del líder religioso a cambio del derecho a usar su imagen en la venta de productos.
El antropólogo mexicano Roger Bartra consideró vergonzoso ese hecho, pero la Iglesia replicó que debe usar los medios "al alcance" para difundir su doctrina. (FIN/IPS/dc/ff/cr/98