VENEZUELA: Entre Danton y Robespierre

El Movimiento Quinta República (MVR), el partido del presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, sufrió su primera fisura cuando todavía le falta un mes y medio para asumir el poder, al ser separado como dirigente el senador izquierdista William Izarra.

La purga de Izarra asoma, según analistas consultados por IPS, la confrontación entre radicales y moderados por administrar la victoria electoral del 6 de diciembre y por orientar los cambios con el gobierno y el proceso constituyente que se inicia en 1999.

Chávez, uno de los políticos más locuaces en la historia reciente de Venezuela, se refugió en los preparativos de los viajes que desarrolla entre este martes y el viernes por Brasil, Argentina y Colombia, para abstenerse de comentar el caso Izarra.

"No he tenido ni un minuto para eso, que espero se resuelva en la dirección nacional del Movimiento", dijo Chávez, alma, motor y jefe máximo del MVR, que creó con militares retirados que le acompañaron en un alzamiento en 1992 y políticos de izquierda.

La dirección del MVR marginó a Izarra "por inasistencia a reuniones" del organismo y expresar opiniones distintas a las oficiales del Movimiento. El sancionado explicó que la intensa campaña electoral le obligó a incumplir con las reuniones y negó haberse apartado de la línea partidista.

"Es la clásica lucha entre Danton y Robespierre", comentó un político con funciones de Estado, que requirió el anonimato, al inscribir la purga de Izarra por motivos presentados a la opinión pública como técnicos, en la confrontación de tendencias del MVR.

Danton y Robespierre son las dos figuras de la Revolución Francesa que representan la moderación y la apertura frente a la dureza y el radicalismo en todo proceso de transformación radical como el que vive Venezuela, donde el día 6 triunfó quien ha prometido "refundar" la república.

Chávez, elegido con 56 por ciento de los votos (40 por ciento del MVR y el resto de izquierdistas partidos aliados), es un teniente coronel retirado, de 44 años, que en 1992 protagonizó una cruenta asonada que involucró a unos 200 oficiales medios y a varios batallones del ejército.

Esa sublevación fracasó y Chávez fue a la lucha política -con un discurso entre populista e izquierdista en lo político e intervencionista en lo económico- tras ser perdonado por el actual presidente Rafael Caldera en 1994.

Los ojos políticos están puestos sobre el MVR por ser el partido de Chávez y porque se convirtió en la segunda fuerza nacional en los comicios legislativos del 8 de noviembre, al obtener 22 por ciento de los escaños y arrasar en Caracas.

Una de las muchas incognitas que sólo despejará el tiempo sobre el MVR es si su insurgencia representa un movimiento aluvional en torno a Chávez o si su papel sustituirá en alguna medida al que tuvo el último medio siglo el partido socialdemócrata Acción Democrática (AD).

AD, apoyado por el partido socialcristiano Copei, fueron las fuerzas hegemónicas de la democracia representativa instaurada en el país desde 1958 y cuyo ciclo vino a enterrar Chávez.

Los analistas aventuran que Copei se desintegrará, mientras que AD, aún primera fuerza parlamentaria, sobrevirá pero sin el dominio anterior, después que en la elección presidencial sólo aportaron a su candidato 11 por ciento de votos, en conjunto.

En 1997, las autoridades electorales impidieron a Chávez usar el nombre de la logia que fraguó el golpe de 1992, el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, un número que hace refrencia al bicentenario del nacimiento del libertador Simón Bolívar.

Chávez hizo nacer entonces como fuerza electoral, en un juego de siglas, al MVR, que además anticipaba su objetivo de avanzar hacia una quinta república en Venezuela.

El original MBR-200, la insurrección de 1992 y sus intenciones, la ideología del MVR y la de Chávez, quien se proclama "bolivariano", todavía están parcialmente velados, y hurgando en sus entrañas se buscan claves para atisbar el futuro político inmediato de Venezuela.

Conforme a los analistas y políticos consultados, en el MVR confluyen varias tendencias, entre las cuales se ha movido el propio Chávez, quien pasó del radicalismo a la moderación, en lo que agentes económicos y observadores, tanto internos como externos, han calificado como "un cambio positivo".

De esa moderación o "sentido realista" son muestra las declaraciones de Chávez llamando a la reconciliación y a la unidad nacional, y las primeras designaciones tras su elección el día 6.

Tales fueron las de los generales Raúl Salazar y Noel Martínez, institucionalistas -adversarios de las asonadas de 1992 pero defensores de reconocer a Chávez su elección popular- que ocuparán los cargos-clave de ministro de Defensa y Comandante del Ejército.

También, la designación como ministro del Interior de Luis Miquilena, de 78 años, de reconocida capacidad de diálogo. Obrero comunista en su juventud, uno de los presos más torturados durante la última dictadura (1948-1958) y empresario agrícola después, Miquilena es ahora un político de gran moderación.

"Hasta ahora predomina Danton", observa el analista político para quien, sin embargo, "Robespierre existe y puede saltar en cualquier momento", y la defenestración de Izarra por mandato de Miquilena -coordinador general del MVR- lo puso en evidencia.

Ese análisis parte de la identificación de tres corrientes dentro del MVR, la primera de las cuales es "un chavismo popular y democrático", es decir, la tendencia basada e impulsada por la lucha pacífica y electoral para producir cambios democráticos con profundo respeto por el adversario.

Otra tendencia es la llamada "los centuriones" -término acuñado por el periodista y ex candidato presidencial de izquierda José Vicente Rangel, uno de los mentores de Chávez- y reúne a los oficiales retirados que insurgieron en 1992 junto al ex comandante de paracidistas.

Se trata de militares "duros", de insuficiente formación cultural, de un credo a ratos izquierdista y siempre nacionalista, pero con escaso aprecio por los métodos y las formas del dfebate político y de la democracia, según los caracterizaron para IPS civiles afectos a Chávez.

Un tercer sector "es de marxistas o marxista-leninistas, no por provenir de partidos de esa ideología sino porque la han abrazado ya sea en la academia o en la lucha callejera", señalaron los analistas.

De ese último sector Izarra es un representante destacado. Se trata de un docente en planificación estratégica, de consistente formación intelectual y que, como otros jefes del MBR-MVR, es un teniente coronel retirado, pero mucho antes de 1992 y además perteneció a la Aviación y no al Ejército.

Izarra espera regresar a su puesto en el MVR y ha prometido seguir luchando con los grupos que organizó en Caracas en favor de la asamblea constituyente, una tesis de su Movimiento que ya ganó a las principales fuerzas políticas rivales. (FIN/IPS-jz/eg/la/98

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