VENEZUELA: Chávez, una advertencia para democracias de la región

La elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela advierte a toda América Latina que es urgente combatir con eficiencia la pobreza y renovar la vida política, coinciden analistas en la región.

Chávez, un teniente coronel retirado de 44 años, encabezó en 1992 una cruenta asonada que fracasó militarmente pero a la larga devino en victoria política, coronada con su elección del domingo con más de 56 por ciento de los sufragios.

El ahora presidente electo ofreció "barrer a los corruptos", refundar políticamente el país con una asamblea constituyente e implantar una economía humanista o "capitalismo con rostro humano", con el objetivo de que en cinco años la pobreza, que toca a cuatro de cada cinco venezolanos, se reduzca a la mitad.

Más aún, su contendor Henrique Salas, que obtuvo 39 por ciento de sufragios, también cabalgó sobre la crítica de los partidos tradicionales -arrinconados con menos de 10 por ciento de votos- y de una gestión económica convencional, con lentes sólo para ver las cuentas macroeconómicas.

El ex presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada, quien observaba los comicios junto a líderes de Argentina, México y Perú, dijo que estaban asustados porque lo ocurrido "tendrá un fuerte impacto sobre las clases políticas latinoamericanas".

El mismo Chávez mostró este miércoles que el triunfo electoral del domingo irradia sus causas y sus efectos a toda la región, y promoverá la revisión de los modelos políticos y económicos en boga.

Elogió la "tercera vía" preconizada por el primer ministro laborista británico Tony Blair y anunció que en 1999 convocará en Caracas una conferencia internacional para "reflexionar sobre los nuevos rumbos de la política y la economía en el siglo XXI".

Esa conferencia "debe ser una reflexión profunda, de carácter ideológico, sobre los modelos económicos implantados, a qué hemos llamado democracia y cuáles son sus contenidos vigentes para América Latina", dijo Chávez, informando que pidió ayuda para la reunión al estadounidense Centro Carter.

En Venezuela "ocurrió una revolución pacífica", dijo el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, también observador del proceso el domingo, pues "el pueblo quería un cambio radical, se expresó libremente, y seguirán los cambios políticos".

El escritor mexicano Carlos Fuentes consideró que el triunfo de Chávez deja "una lección urgente para toda América Latina: si las democracias no logran combinar la sanidad fiscal con la sanidad social, los pobres utilizarán el arma de la democracia, como ha hecho Chávez, para pedir la mano dura".

"Lo terrible es que nuestra miseria de siglos ha empeorado en estos años de triunfo de la democracia, y si no produce rápidos cambios en las condiciones de la vida de la población, ésta le retirará su confianza y la devolverá a otra tradición nuestra, la mano dura del hombre fuerte", dijo Fuentes.

El académico panameño Humberto Ricord estimó que Chávez "representa una corriente que viene del centro del pueblo para expulsar del poder a la oligarquía", la cual "no ha hecho nada para sacar de la miseria a las clases populares".

Para el ex canciller peruano Luis González Posada la victoria de Chávez puede ser "un salto a las tinieblas", debido a su pasado golpista, aunque el ex comandante de paracaidistas "tiene una estirpe antiimperialista".

Al paso de los días, y mientras convierte su victoria en señales de confianza para agentes de la economía privada, Chávez ha confesado su admiración por los generales nacionalistas Juan Velasco Alvarado (Perú) y Omar Torrijos (Panamá).

Según el ex canciller argentino Dante Caputo, "el ascenso de Chávez es una clara muestra de que la convivencia entre democracia y pobreza no es siempre armónica".

La oferta del presidente electo venezolano es negociar una reprogramación del pago de la deuda, restringir el gasto público y frenar el comportamiento opulento del gigante estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), para drenar recursos hacia la nutrición, la salud, la educación, la seguridad y obras de infraestructura.

Ese "rostro humano" o "ajuste dentro del ajuste" cumplido por las economías de la región desde los años 80 tropieza, en el caso de Venezuela, con las estrecheces que enfrentará el nuevo gobierno, pues el déficit fiscal para 1999 equivale a la mitad del presupuesto.

En lo inmediato, la conciencia de que se viven tiempos de cambio se abría paso entre todos los actores, y mientras Chávez enviaba señales de moderación le tendían la mano los empresarios de su país y los factores de poder en el extranjero.

El influyente diario estadounidense The New York Times escribió que "Washington debe tener claro que debe ayudar a Chávez si él respeta los derechos de los venezolanos", agregando la duda de que "puede llegar a ser un déspota populista o hacer los cambios dentro de la ley".

Otra señal que envía a la región el triunfo de Chávez -y la fuerte votación de Salas, un exitoso ex gobernador de un estado industrial- es la emergencia de liderazgos diferentes, encarnados por figuras frescas y jóvenes, a menudo alcaldes, gobernadores provinciales u otros adversarios de la política convencional.

Para el dirigente radical argentino Rodolfo Terragno, quien vivió varios años exiliado en Venezuela durante la dictadura militar de su país, la victoria de Chávez es, en ese sentido, "un triunfo de la antipolítica". (FIN/IPS/jz/ag/ip/98

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