Los presidentes saliente y electo de Venezuela, Rafael Caldera y Hugo Chávez, se vieron hoy por primera vez, aunque desde 1992 su vida política se entrecruzó por un frustrado alzamiento militar que los elevó a ambos al poder.
"Estamos como ensamblando las piezas del rompecabezas de la historia" con este encuentro, subrayó Chávez, de 44 años, tras su entrevista con Caldera, de 82, en el Palacio Presidencial de Miraflores.
Chávez también se reunió este miércoles con los 23 gobernadores regionales electos en noviembre, en un gesto de reconcialiación después que 15 de ellos hicieron un frente en contra de candidatura, en los días finales de campaña.
Además, designó como el próximo ministro del Interior al empresario de izquierda Luis Miquelena, su mentor político de 82 años, quien afirmó que su papel será "impulsar un proyecto de país, algo que siempre ha faltado a Venezuela".
Caldera salió de la reserva política en que se hallaba como ex presidente (1969-1974), cuando el 4 de febrero de 1992 Chávez insurgió en la vida pública al encabezar como teniente coronel del ejército un fallido intento de golpe de Estado.
El ahora mandatario saliente aseguró en el Senado aquel día que "no se puede pedir a un pueblo con hambre que defienda la democracia", en lo que fue percibido como una justificación de la asonada y lo impulsó hacia el triunfo en diciembre de 1993.
"El 4 de febrero de 1992 nacieron dos presidentes: Rafael Caldera y Hugo Chávez Frías, esta tesis mía quedó demostrada", dijo el presidente electo tras su primer contacto personal con quien le entregará el poder el 2 de febrero.
"De nuevo por estos pasillos", fue lo primero que comentó Chávez a los periodistas al concluir la entrevista, en lo que muchos interpretaron como una referencia a la madrugada de febrero de hace seis años, cuando un grupo de blindados y soldados rebeldes a su mando intentó tomar Miraflores.
En realidad, Chávez se refirió a la época del primer mandato del ex presidente Carlos Andrés Pérez (1974-1979) en que formó parte de su Casa Militar como teniente y no a la noche que sus fuerzas intentaron derrocarlo durante su segundo mandato (1989- 1993), en otro cruce tejido por la reciente historia local.
Chávez condujo desde lejos el intento de tomar Miraflores y saltó a la historia reciente de Venezuela, al reconocer su fracaso "por ahora" ante las cámaras de televisión, en forma parecida a como el mismo día resurgió la figura de Caldera.
"Cuando nos hemos dado la mano", dijo Chávez en referencia a Caldera, lo hicieron "el último presidente de una fase histórica y el primer presidente de otra fase histórica",
Las elecciones del domingo han sido calificadas como "una revolución pacífica", en que más de 56 por ciento del electorado votó por Chávez y su propuesta de "barrer" el agotado y corrompido sistema de partidos impuesto en 1958, para refundar políticamente el país mediante una asamblea constituyente.
Chávez llega al poder con una alianza en que está casi toda la izquierda y antiguos militares golpistas que aglutinan su partido, el Movimiento Quinta República. Asegura que su gobierno se inscribe en "la tercera vía de un capitalismo humanista".
Caldera perdonó y liberó a Chávez el 24 de marzo de 1994, mes y medio después de llegar al poder, sin imponerle ningún castigo adicional a la baja militar y manteniendole el sueldo y prebendas de teniente coronel en retiro.
Pero Chávez se convirtió desde su liberación en un ácido crítico de Caldera y su gobierno, al que ha calificado como "el peor del siglo" igual que otros opositores. También se enfrentó al presidente saliente por su manejo del estamento militar.
El presidente electo calificó en varias ocasiones a Caldera como "un hijo ilegítimo" de su asonada, que sigue revindicando, y su primera acción postelectoral fue designar como próximo ministro de Defensa al prestigioso general Raúl Salazar, desplazado por el actual presidente a Washington.
Salazar emprenderá una poda de entre 92 y 98 por ciento del generalato, según informó, que comanzará por el yerno de Caldera, el polémico comandante general del Ejército, Rubén Rojas.
Rojas fue acusado en varias ocasiones, por Chávez y otras figuras cercanas al ahora presidente electo, de conspirar para evitar su triunfo.
Caldera llegó al poder en 1994 como expresión del rechazo de la población ante las cúpulas partidistas, la corrupción y la pobreza, como un candidato suprapartido apoyado por muchas de las fuerzas que ahora respaldaan a Chávez, tras abandonar al partido socialcristiano Copei.
Pero el fracaso del gobierno saliente, el incremento de la miseria y la falta de medidas contra la corrupción y el mal funcionamiento de los poderes públicos, impulsó la candidatura antisistema y de ruptura encarnada por Chávez, que arrasó con el sistema que Caldera ayudó a construir hace 40 años.
Si el gobierno de Caldera no hubiera sido tan malo y no hubiera traicionado sus promesas, su sucesor hubiera sido alguién que encarnase un cambio 'light' y profundizase la transformación iniciada y no Chávez, ha afirmado el sociólogo Antonio Cova, en lo que es una análisis común en Venezuela.
"Estamos viviendo momentos históricos que quedarán grabados en las páginas de los siglos que vienen", afirmó Chávez, al asegurar que su primer encuentro personal con Caldera fue "una reunión de la historia, producto de lo que ha ocurrido en Venezuela los últimos años".
El socialdemócrata Pérez, quien resurgió al primer plano a sus 77 como senador electo por su natal estado de Táchira, ha dicho que Chávez tiene razón en que "la democracia que tenemos está podrida y hay que refundarla", mientras ha aplaudido que una nueva generación política llegue a conducir el país.
Chávez, Caldera y Pérez, tres protagonistas del proceso abierto con la asonada del 4 de febrero de 1992, se encontrarán el 2 de febrero, cuando el primero de ellos asuma la presidencia en la sede del Congreso bicameral y, según asegura, inicie el siglo XXI en Venezuela.(Fin/IPS/eg/ip la/98