Activistas, políticos y empresarios de Tailandia unieron sus fuerzas para protestar contra las reformas económicas del gobierno que, a su juicio, ponen al país en venta.
Esos grupos militan normalmente en lados opuestos de la política e incluso del campo ideológico, pero sus intereses han convergido en la oposición a políticas económicas a largo plazo, tales como la venta ilimitada de tierras a extranjeros como forma de atraer inversiones.
Un grupo empresarial denominado Alianza para la Salvación Nacional se unió a la Confederación para la Democracia, una organización no gubernamental, para repartir panfletos invitando a la población a unirse en una manifestación pública.
En toda la capital se colocaron carteles que califican al gobierno del primer ministro Chuan Leegpai de "traidor".
Los llamados al patriotismo se usan cada vez más para resistir esos cambios políticos. El sentimiento nacionalista ha impregnado la atmósfera dominante en la política tailandesa, si bien esos grupos opositores actúan por diferentes razones.
El malestar de diversos sectores sociales subraya los profundos cambios que la recesión y las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) están causando en los países del este de Asia como Tailandia, desesperados por el retorno de los capitales extranjeros.
"El plan de recuperación económica del gobierno fue creado con la idea que el país no sobrevivirá sin el dinero extranjero. Esto ha llevado a diversas medidas prematuras que lo ponen en situación desventajosa", apuntó el experto Kamol Kamoltrakul.
El punto de vista de Kamoltrakul, director del programa Foro Asiático para Derechos Humanos y Desarrollo con sede en Bangkok, no difiere en nada de las opiniones de políticos locales.
Senadores liderados por Meechai Ruchuphan fustigaron iniciativas para acelerar la aprobación de leyes que "sean del agrado del FMI y de extranjeros". El grupo señaló que las leyes propuestas, que allanarán el camino a una mayor participación foránea, son muy riesgosas.
"El pueblo tailandés no es lo bastante fuerte para competir financieramente", sentenció.
Un paquete de 13 leyes "reformistas", acordes con el proceso de restructuración económica impuesto por el FMI, está pendiente de aprobación parlamentaria. Previsiblemente, logrará una fácil sanción de la Cámara de Reprentantes porque tiene mayoría oficialista.
Las medidas propuestas tienen tres propósitos principales: liberalizar la economía mediante un incremento de la participación extranjera, mejorar la eficacia en el asentamiento de la deuda y liberar la propiedad de tierras y condominios en el país.
Estos cambios en el marco legal de Tailandia forman parte del plan del gobierno para reconstruir la economía, que se desplomó en julio de 1997 tras la devaluación de la moneda local (baht).
Desde entonces, Tailandia se debate en una recesión de siete a nueve por ciento negativo en su crecimiento debido a un cúmulo masivo de deudas. Se prevé que el monto del producto interno bruto (PIB) este año sea de cero a dos por ciento.
Antes de presentar las 13 leyes, el gobierno lanzó un paquete de reformas en agosto para recapitalizar los bancos.
"No podemos darnos algo especial si no hacemos también algo especial para otros", dijo Chuan en respuesta a las críticas de que su gobierno da mayor prioridad a los extranjeros en desmedro de sus conciudadanos.
El gobierno aseguró que las leyes aumentarán la transparencia y reducirán la corrupción, dando así más oportunidades a todos los tailandeses y no sólo a los intereses de un grupo de hombres de negocios, algunos de los cuales actúan en la cámara alta.
Cinco de las 13 leyes se encuentran en la segunda y última lectura en el Parlamento. Las medidas pretenden reorganizar los procedimientos en los casos de bancarrotas para actualizar un mecanismo vigente desde 1940.
Además, acelerarán la privatización de empresas estatales, ampliarán los arrendamientos de propiedades a extranjeros y mejorarán los procedimientos cívicos y comerciales.
Sin embargo, los críticos previnieron al gobierno contra un exceso de apertura de áreas claves de la economía.
Los planes para ampliar los arrendamientos de tierras de 30 a 50 años con una opción para renovarlos por otros 50, así como permitir a inversores directos poseer pequeñas áreas residenciales y 100 por ciento de unidades en condominio, suscitan temores de que todo caiga en manos foráneas.
Por otra parte, así como los activistas temen que las leyes reformistas pongan bajo control extranjero a estratégicas areas de la economía, los hombres de negocios manifiestan otras preocupaciones originadas por la virtual amenaza que podría pesar sobre sus actividades locales.
Los hombres de negocios temen sobre todo que la competencia extranjera provoque más bancarrotas y las nuevas disposiciones sobre quiebras que se debaten en el Parlamento les resulten adversas.
"Una rápida bancarrota y un proceso de clausura en un momento en que la mayoría de la gente está endeudada podría llevar a un espantoso colapso en los precios de activos, una situación que sólo beneficiaría a inversores extranjeros", dijo Sak Korsaengruang, titular de la Sociedad Legal.
El grupo de Sak quiere una audiencia pública y un referéndum sobre las leyes como prevé la Constitución. Afirma que Tailandia está perdiendo independencia económica porque los activos pasarán a manos foráneas tras perder hasta un 20 por ciento de su valor real.
Kamol agregó que "hay muchos baches en esas leyes, lo cual me convence de que las medidas no brindarán más transparencia a la gente común sobre el sistema económico del país, ni mejorarán su situación".
A pesar de esas objeciones, muchos expertos opinan que podría ser muy tarde para Tailandia si le vuelve la espalda a los lineamientos de libre mercado ordenados por el FMI. Hasta ahora el gobierno ha adoptado una posición firme sobre las leyes sin que haya una clara alternativa opositora.
"Es necesario que la oposición dé una alternativa clara para afrontar el esquema del FMI y no seguir la tendencia de moda, o sea la globalización", expresó Lae Dilokvidayaratna, experto laboral del Departamento de Economía de la Universidad Chulalongkorn.
"La oposición deberá responder al interrogante de los pobres sobre cuál será la diferencia entre perder sus tierras a manos de capitalistas locales o de inversores extranjeros. En tanto la cuestión esté limitada a la seguridad de la clase media, resultará difícil lograr suficiente apoyo de la mayoría", opinó. (FIN/IPS/tra-en/pd/js/ego-mj-ml/if/98