Los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) se darán cita la próxima semana en Vietnam, mientras se multiplican las voces que exigen mayor autocrítica al grupo de la región amenazada por la inestabilidad económica y política.
Asean, creada en 1967 y considerada la agrupación más influyente de la región, se encuentra en un estado de fragilidad propio de los años sesenta y setenta, cuando en varias ocasiones sus miembros estuvieron a punto de entrar en conflicto.
En la actualidad, la crisis económica y social desestabiliza a toda la región, otrora conocida por su gran crecimiento.
La inestabilidad política asedia a Indonesia, donde el gobierno se ve en dificultades para imponer el orden, y en Malasia aumenta la oposición al primer ministro Mahathir Mohamad, en el poder desde hace 17 años.
Los enfrentamientos dentro de Asean también se multiplican, como las diferencias entre Malasia y Singapur por su disputa histórica sobre el agua, o los temores de los países vecinos de Indonesia por una posible explosión social que obligaría a millones de indonesios a refugiarse en el exterior.
Malasia y Filipinas se enfrentaron porque el presidente filipino Joseph Estrada criticó abiertamente a Mahathir por la detención del ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim.
Por cierto, no todo anda bien en la familia de Asean. Estos puntos quizá no estén en la agenda de la cumbre a celebrarse los días martes y miércoles en Hanoi, pero no por ello dejan de existir.
En Hanoi se reunirán los jefes de Estado o gobierno de Birmania, Brunei, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam. Camboya asiste como observadora, pero pretende ingresar a la organización en esta ocasión.
La cumbre se celebra cada tres años, aunque sus líderes se reúnen informalmente todos los años.
Los últimos acontecimientos provocaron los pedidos más fuertes hasta el momento, dentro y fuera de Asean, para que el grupo modifique su estilo de diplomacia sigilosa, inmune a las violaciones a los derechos humanos, y su forma consensual y lenta de tomar decisiones.
El filipino Rodolfo Severino, secretario general de Asean, sostiene que parte del problema radica en la esperanza de que el grupo puede resolver la crisis económica, cuando eso es algo que no puede o no fue creado para hacer.
Pero "al menos, la crisis alteró la autoimagen de Asean y cambió la percepción de los demás sobre la asociación, cambios que son en sí mismos parte de la realidad", declaró.
"En este contexto, resulta válido preguntar si Asean debería actuar de manera distinta y qué es lo que debería modificar en el futuro", señaló Severino.
Asean recibió críticas en el último año por su falta de acción ante la crisis, por su lenta reacción frente al problema del humo provocado por incendios forestales intencionales en partes de Asia, y por mantener silencio ante violaciones de derechos humanos y otros temas que los países convenientemente calificaron de "asuntos internos".
En la reunión de ministros de Asean celebrada en Manila en julio, Tailandia y Filipinas apoyaron la idea del "compromiso flexible" que permita a los miembros manifestarse con mayor franqueza sobre temas que los afectan, y discrepar en público en caso de ser necesario.
Para los no entendidos esto quizá suene a poco, pero es radical para una organización que sigue rigurosamente el principio de la no interferencia en los asuntos de los demás.
Esta política impidió, por ejemplo, que el grupo criticara a Indonesia por los excesos cometidos en Timor Oriental, territorio ocupado por Yakarta desde 1975.
Al final, los ministros acordaron dejar de lado el "compromiso flexible" porque la franqueza se puede aplicar a los problemas comunes, pero el principio de la no interferencia es una regla fundamental.
Sin embargo, lo acordado quedó anulado por las palabras de Estrada a favor de Anwar, al que calificó de "víctima de (violación a los) derechos humanos".
Durante la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia- Pacífico, Estrada fue el único jefe de gobierno que se reunió con la esposa de Anwar, Azizah Wan Ismail, en Kuala Lumpur.
El canciller tailandés Surin Pitsuwan considera inevitable que a medida que Asean madure, el grupo se incline por la "apertura, la democracia, la transparencia y la responsabilidad".
Severino reconoce que la organización alberga "tendencias centrífugas", muchas de ellas heredadas de la historia, algunas avivadas por la crisis económica y otras debido a la ampliación del grupo.
Asean también es criticada por su incapacidad para ofrecer soluciones a la crisis económica de la región que, antes que se desatara la recesión en julio de 1997, tenía un crecimiento anual de ocho por ciento.
A diferencia de otros grupos regionales, Asean no tiene un organismo ejecutivo colectivo que vote decisiones.
Las decisiones son alcanzadas por consenso y llevadas a la práctica según la voluntad de cada miembro. Los debates son demasiado lentos para encarar los problemas económicos y financieros que padece la región.
Dada la crisis económica y los crecientes problemas internacionales, Asean deberá "utilizar más instrumentos formales y vinculantes" en el futuro, señaló Severino.
Por otra parte, Asean tampoco puede producir soluciones mágicas a la crisis, que ni siquiera organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial pudieron controlar.
Los países miembros idearon sus propias medidas. Acordaron un mecanismo de vigilancia que alerte al grupo sobre problemas financieros y de deuda. Así mismo, la organización procura aumentar el uso de las monedas locales para el comercio intrarregional.
También se espera que los líderes reanuden el compromiso con la recuperación en la región y que sigan adelante con la idea de la Zona de Libre Comercio de Asean, que tiene el objetivo de reducir los aranceles al comercio a cinco por ciento para el 2003. (FIN/IPS/tra-en/js/aq/ip-if/98