SUDESTE ASIATICO: China, amistosa e inquietante

Los jefes de gobierno del sudeste de Asia elogiaron a China por mantener su moneda estable a pesar de la recesión regional, y también la amonestó por reiniciar el litigio con Filipinas por la posesión del archipiélago Spratly.

Esta aparente contradicción en el comportamiento de Beijing fue uno de los puntos que concentró más atención en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que concluyó este jueves en Hanoi.

Para los países de esta región, esas dos actitudes chinas muestran las dos caras de la política de Beijing hacia sus vecinos. Por un lado, Beijing muestra un interés evidente por estrechar lazos, y, por otro, oculta intenciones inescrutables que resultan inquietantes para la región.

Los gobernantes asiáticos elogiaron al gobierno chino por su firme determinación de no devaluar el yuan, ya que en caso contrario se habría desencadenado una ola de efectos adversos sobre las monedas de la región.

"China trabajó incansablemente para salvaguardar la estabilidad y el desarrollo del sudeste asiático y, por supuesto, de toda Asia", dijo Hu Jintao, vicepresidente de China, a los mandatarios de la región.

"El gobierno de China adoptó una actitud muy responsable y se esforzó por aumentar la demanda nacional para asegurar el crecimiento económico (de la región a través de importaciones), a pesar de las considerables dificultades a las que se enfrentó", agregó Hu.

La actitud de China contrasta con la de Japón, que no pudo colocar su economía a buen reparo de la crisis a pesar de haber recibido varios paquetes de estímulo y disminuyó sus importaciones de productos procedentes de otros países asiáticos.

Gobernantes de Japón, China y Corea se reunieron con los dirigentes de ASEAN esta semana y anunciaron varios tipos de paquetes de asistencia financiera.

"La recuperación de la economía japonesa es tan importante para la recuperación económica de Asia como lo es la de Asia para la de Japón", dijo el primer ministro del país, Keizo Obuchi, tras anunciar un crédito de 5.000 millones de dólares destinado a las economías regionales.

Hu anunció la entrega por parte de Beijing de 4.500 millones de dólares a las economías más golpeadas por la crisis a través de contribuciones al Fondo Monetario Internacional y de la cooperación bilateral. "La presión y el precio que China tuvo que pagar por esto son tremendos", dijo.

Beijing decidió entregar, además, 200.000 dólares a la Fundación ASEAN para "asistir a los países miembro en la promoción del desarrollo social y económico", agregó el dirigente chino.

Los integrantes de ASEAN agradecieron a China la estabilidad del yuan y la ayuda a sus economías, pero eso no los disuadió de criticarla por su reciente demostración de fuerza en el mar de China Meridional.

"Los gobernantes reafirmaron su compromiso con la solución pacífica de los conflictos, de acuerdo con la legislación internacional", sostuvo una declaración del país anfitrión, Vietnam, luego de la reunión entre Hu y los gobernantes del sudeste asiático.

"Llamamos a todos los involucrados a moderarse y a refrenar las acciones contrarias a la paz, la seguridad y la estabilidad de Asia Sudoriental y del área Asia-Pacífico", advirtó la declaración final de la cumbre emitida este jueves.

La advertencia, dirigida a China, sobrevino luego de que este país decidiera construir edificaciones en un arrecife de la islas Spratly, iniciativa que produjo tensiones con Filipinas.

El arrecife está ubicado en el mar de China Meridional, en la zona económica exclusiva de Filipinas, por encontrarse a menos de 200 millas de distancia de sus costas.

Pero Beijing decidió ocuparlo en 1995, alegando motivos históricos. El gobierno filipino tomó el mes pasado fotografías de las instalaciones chinas.

China minimizó la situación y sostuvo que las construcciones son refugios para pescadores. La inquietud de Filipinas se profundiza en tanto la crisis la ha determinado a severos recortes en sus programas de defensa nacional.

Beijing fue acusada de aprovecharse de los daños económicos de sus vecinos para hacer una demostración de fuerza en las islas Spratly, un archipiélago que reclaman, en parte o por completo, China, Taiwan, Vietnam, Malasia, Filipinas y Brunei.

Se cree que el archipiélago descansa sobre ricas reservas de petróleo y gas, aunque no hay pruebas concluyentes al respecto. El área posee una gran riqueza ictícola.

A pesar del lenguaje diplomático, los países de ASEAN indicaron a China que el reinicio de sus actividades en el archipiélago ponía en tela de juicio su buena imagen en la región.

Beijing aceptó la sugerencia de ASEAN de aceptar una solución de las disputas en el mar de China Meridional de acuerdo con las normas internacionales, en especial la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley del Mar.

Los gobernantes también se fundamentaron en la Declaración sobre el Mar de China Meridional, realizada por ASEAN en 1992, y en una declaración conjunta firmada por ASEAN y China en 1997, en la que se insta a las partes involucradas a contener cualquier acción que despierte tensiones en la zona.

"Todos deben refrenar el deseo de emprender acciones desestabilizadoras", advirtió el canciller de Filipinas, Domingo Siazón, quien afirmó que ASEAM quería hacerle saber a China que era necesario "utilizar el lenguaje corporal correcto" para mejorar los vínculos regionales.

Los diplomáticos dijeron que China "entendió la fuerza de los sentimientos" que sus actitudes respecto de las islas Spratlys despertaban en el área.

Los primeros ministros Mahatir Mohamad, de Malasia, Goh Chok Tong, de Singapur, y Chuan Leekpai, de Tailandia, además de Siazón, fueron los jefes de gobierno de ASEAN que se refirieron al archipiélago en disputa.

Hu Jintao dijo que China mantendría "relaciones de buena vecindad y confianza mutua con los países de ASEAN" y que "seguiría intentando solucionar las diferencias existentes y las disputas a través de consultas amistosas en igualdad de condiciones".

Los países del sudeste asiático se mantendrán expectantes para traducir el significado de esas políticas, mientras observan con preocupación el comportamiento de China en el mar de China Meridional. (FIN/IPS/ap-ip/js/ceb/mj/98

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