Los extranjeros, en particular los británicos y los estadounidenses, huyen de Sierra Leona ante el avance sobre la capital de los rebeldes que intentan derrocar al presidente Ahmed Tejan Kabbah.
Gran Bretaña, que dominó Sierra Leona hasta la independencia en 1961 de este país de Africa occidental, trasladó hasta ahora a 100 residentes británicos a Senegal, mientras organiza para esta semana su repatriación.
Estados Unidos también evacuó a varias personas y advirtió a sus ciudadanos que no viajen a Sierra Leona, un país al que declaró "inseguro".
También abandonaron el país varias organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales como Médicos Sin Fronteras, World Vision, Concern Universal, Africare, Action Aid y la agencia francesa Acción contra el Hambre.
Las ONG explicaron que la creciente inseguridad, sobre todo en el norte y en la península de Freetown, impide sus operaciones de ayuda.
"La evacuación de los trabajadores humanitarios extranjeros anuncia un desastre", advirtió este martes un portavoz de Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia).
El portavoz señaló a IPS que la salida de las ONG inutiliza las estructuras implementadas para suministrar alimentos y atención médica a la población.
Los rebeldes capturaron a principios de este mes la localidad oriental de Koidu, capital del diamante, y la semana pasada expulsaron de la ciudad de Makeni, situada 160 kilómetros al norte de Freetown, a la ECOMOG, el contingente de paz de la Comunidad Económica de Africa Occidental.
Así mismo, la semana última atacaron otras localidades de los alrededores de Freetown, con la consiguiente alarma en la población de la capital.
El personal de la Misión de Observación Militar de las Naciones Unidas de Makeni se vió forzado a trasladarse a Freetown.
El Comité de los Cinco de Africa Occidental para Sierra Leona (Nigeria, Guinea, Liberia, Costa de Marfil y Ghana) mantuvo en el fin de semana una reunión de emergencia en Abidjan para considerar el recrudecimiento de la crisis.
Los gobernantes reunidos condenaron las atrocidades atribuidas a los insurgentes y las continuas acciones militares. También exhortaron a los irregulares a suspender las hostilidades y a aceptar el ofrecimiento de Freetown de amnistiarlos e iniciar el diálogo.
Los rebeldes, que no fueron invitados a participar de las conversaciones de Abidjan, reclaman la liberación de su líder, el cabo Foday Sankoh, sentenciado a muerte por un alto tribunal de Freetown por su apoyo al Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas (AFRC).
El AFRC derribó en mayo de 1997 el gobierno civil del presidente Kabbah, pero en febrero de este año fue desplazado del poder por la ECOMOG, que está encabezada por tropas de Nigeria.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, condenó a los rebeldes por intentar "derrocar al gobierno elegido por voto popular" que preside Kabbah.
Annan instó a los insurgentes a deponer las armas y entablar conversaciones con el gobierno.
El ministro de Información, Julius Spencer, admitió que la caída de Makeni, de la que huyeron 10.000 civiles, fue "un golpe fuerte" para el gobierno. Pero aseguró que las autoridades legítimas "no se rendirán".
Decenas de miles de milicianos fueron reclutados en Freetown para defender la ciudad. Dos simpatizantes de los rebeldes fueron linchados este fin de semana en la capital, durante una manifestación de apoyo al gobierno.
La ECOMOG presenta carencias de personal y de logística. Su comandante, general Timothy Shelpidi, pidió el lunes a los países que respaldan esa fuerza regional tropas de refresco para auxiliar a los soldados destinados al frente de batalla. (FIN/IPS/lf/mn/ceb-ff/ip/98