SALUD: Interés de empresas de Indonesia contra el sida da frutos

Las empresas de Malvinas, zona industrial de 12 hectáreas en la capital de Indonesia, admiten que se embarcaron en la lucha contra el sida por conveniencia económica, y su ejemplo fue seguido por firmas del resto del país.

Las acciones de las compañías de Malvinas son producto de una decisión comercial, admitió Sukarma, director ejecutivo de la empresa American Ceramic Ltd.

"Si uno de nuestros empleados es afectado por la enfermedad, toda la empresa está en peligro. No se trata de un mero problema de salud. Se convierte en un problema comercial, económico", explicó.

Malvinas es un imán para quienes buscan empleo debido a las grandes fábricas allí instaladas. Decenas de miles de trabajadores de otras zonas de la isla de Java se fueron a Malvinas, dejando atrás a su familia.

La mayoría de estos trabajadores inmigrantes son hombres y empiezan a buscar compañía después de unas cuantas noches de soledad. Por eso, en Malvinas trabajan unas 1.000 prostitutas, también emigrantes de las áreas más pobres de Java.

Los funcionarios de salud pública intentaron en numerosas ocasiones hablar sobre enfermedades de transmisión sexual y de sida con los obreros y las prostitutas, pero no lograron persuadirlos de que tomaran medidas para evitar el contagio.

Unas pocas prostitutas contraían el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) cada año, lo cual no era ningún secreto. Pero la aparición de un solo caso entre los obreros alcanzó para sembrar intranquilidad entre los ejecutivos de las fábricas de Malvinas.

Así, comenzaron a buscar maneras de promover en el lugar de trabajo y en la comunidad la toma de conciencia sobre las enfermedades de transmisión sexual y el sida.

Hace dos años, las empresas de Malvinas se aliaron a Yayasan Kusuma Buama (YKB), una organización no gubernamental de Yakarta que brinda servicios de salud a comunidades de medianos y bajos ingresos.

YKB suministra entrenamiento y materiales, y las compañías se convirtieron en fuentes de voluntarios para la campaña de prevención del sida.

El programa cuenta con cientos de obreros organizados en 80 equipos que entregan folletos informativos sobre VIH y sida, organizan cursos sobre sexo seguro para los trabajadores de la fábrica y atienden consultas del público.

Sukarma, integrante de uno de los equipos, explicó que a veces les dicen a los obreros que las relaciones sexuales fuera del matrimonio son contrarias a la "ley religiosa", para desalentarlos del sexo casual.

Pero "algunos no son religiosos. Así que también promovemos el uso del preservativo", agregó.

El director de YKB, Adi Sasongko, sostuvo que aún no se puede proclamar el éxito del programa de Malvinas. Pero admitió que "es alentador ver que los visitantes de los burdeles son más cautos y que las prostitutas comienzan a practicar sexo seguro".

Por su parte, Sumarni, una prostituta de 23 años, explicó que adoptó una "nueva actitud" gracias al trabajo de los equipos de lucha contra el sida.

"Antes de acudir a la consulta en YKB, dormía con cualquiera que me pagara bien, y hacía lo que me pidiera", dijo Sumarni, quien ahora dice que cuida su salud.

Sumarni contó que ni ella ni sus compañeras habían prestado atención a charlas similares dadas por funcionarios del gobierno. "No creíamos que realmente se interesaran en nosotras. La gente de YKB es diferente. Sentimos un interés sincero de su parte", explicó.

Sus ganancias disminuyeron desde que se volvió "selectiva". Pero dijo que ahora le parece ver "algo valioso más allá del abismo" y considera la posibilidad de abandonar la prostitución.

Sukarma aseguró que los equipos nunca trataron de alentar a las prostitutas a abandonar el oficio. "No estamos en posición de decir eso. No somos autoridades religiosas. No podemos ofrecerles otro tipo de vida a cambio. Lo que les decimos es cómo practicar sexo seguro", explicó.

De acuerdo con estadísticas oficiales difundidas en vísperas de la celebración este martes del Día Mundial de Lucha contra el Sida, Indondesia tenía en octubre 774 casos de sida registrados.

Pero la Organización Mundial de la Salud calcula que 0,088 por ciento de los adultos de entre 15 y 49 años contrajo VIH, es decir a unas 95.000 personas, en una población de más de 200 millones.

Pero Sukarma sostuvo que trabajar contra el sida en Malvinas puede ser peligroso, ya que abundan los matones que sacan provecho del comercio sexual. Como dijo Sukarma, cuanto más éxito tienen los equipos, más disminuyen los clientes.

Entusiasmada por la campaña de lucha contra el sida de Malvinas, YKB empezó a entregar premios a las compañías que más apoyaron los esfuerzos por la toma de conciencia de sus empleados.

En la actualidad, las fábricas de Malvinas no son las únicas empresas que se ocupadan de prevenir el sida en Yakarta. Otras compañías lanzan programas similares.

Algunos van más allá del sida. En dos fábricas del gigante estadounidense Nike, por ejemplo, se está implementando un programa global de salud.

Se asignan trabajadores externos a las fábricas de Nike por períodos de ocho meses. Forman equipo con los trabajadores de la fábrica entrenados como educadores y brindan información general sobre salud, aparte de datos sobre enfermedades de transmisión sexual y sida. (FIN/IPS/ky/cb/js/ceb-mj/he/98

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