El Consorcio del Oleoducto del Caspio anunció el comienzo de la fase de construcción del conducto que llevará crudo kazajo desde el campo de Tengiz, en la cuenca del Caspio, hasta el puerto ruso de Novorosisk, en el mar Negro.
Además de las compañías petroleras, los principales beneficiarios serán Rusia y Kazajstán, que cobrarán impuestos y derechos de tránsito. El proyecto también constituye un verdadero punto de referencia para una controversia entre Washington y petroleras estadounidenses.
El oleoducto, de 1.500 kilómetros de extensión y 2.200 millones de dólares de costo, es el primer gran proyecto para extraer recursos energéticos de la cuenca del Caspio.
El anuncio cobró mayor importancia porque siguió a la postergación de otra obra por parte de un consorcio formado por Azerbaiján y 11 firmas petroleras occidentales.
El Consorcio Internacional Petrolero de Azerbaiján (CIPA) también había planeado un oleoducto para transportar el grueso de la producción azerí de crudo extraída del lecho del mar Caspio.
El consorcio debe decidir ahora entre la larga y costosa ruta Azerbaiján-Turquía, fuertemente favorecida por Washington por motivos políticos, y el tendido corto pero también más barato Azerbaiján-Irán, preferido por los ejecutivos petroleros por razones comerciales.
Curiosamente, mientras Estados Unidos apoya a Turquía para asegurar la exclusión de Irán del proyecto de oleoducto, el acuerdo Ankara-Teherán de 1996 para comprar gas iraní sigue adelante y las primeras entregas comenzarán a mediados de 1999 pese a la oposición de Washington.
Cerca de la mitad del gasoducto entre la frontera iraní y la ciudad oriental turca de Erzurum ya fue construida, y el saliente primer ministro turco Mesut Yilmaz autorizó la extensión del conducto hasta Ankara.
Para gran desilusión del presidente estadounidense Bill Clinton y del subsecretario de Estado Strobe Talbott, el CIPA, dominado por los gigantes petroleros estadounidenses Amoco, Exxon, Pennzoil y Unocal, tampoco sucumbió a las presiones de Washington.
Las compañías desistieron de elegir el tendido desde Bakú, la capital azerí, hasta el puerto turco de Ceyhan como presionaba Washington. Por el contrario, decidieron la nueva ruta sin dar una futura fecha de construcción.
"Este es un oleoducto a largo plazo, no hay por qué apurarse", dijo una vocera de CIPA. Esa demora indefinida brinda a los ejecutivos petroleros una opción adicional: eludir la cuestión con Washington.
El conducto favorecido por Estados Unidos entre Azerbaiján y Turquía pasará por Georgia, de modo que pueden comenzar un tendido que tardará hasta el 2000 y, recién entonces, decidir si extenderlo hasta el puerto georgiano de Suspa, en el Mar Negro, o Ceyhan, sobre el Mediterráneo.
Sin embargo, como expresó una fuente diplomática bien informada, "la decisión que debería tomarse pronto quizá nunca llegue a ser una decisión."
El hecho que los ejecutivos petroleros no pueden desestimar es que, por 4.000 millones de dólares, el costo del oleoducto Bakú- Ceyhan es casi el doble del tendido alternativo al norte de Bakú hasta Novorosisk, o desde el sur de la capital azerí hasta la red iraní que llega al Golfo.
"Se supone que los oleoductos deben ser construidos por motivos comerciales y no políticos", dijo Robert Ebel, un experto en energía del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.
"La circunstancia de que nuestro gobierno no quiera un oleoducto a traves de Irán no abarata el proyecto" Bakú-Ceyhan, señaló.
Mientras en privado se muestran desilusionados por la decisión de CIPA, los funcionarios estadounidenses han tratado de presentar el asunto desde un punto de vista positivo. Señalaron que dará tiempo a Ankara de apoyar sus esfuerzos persuasivos con un subsidio en contante.
Sin embargo, dado el estado poco satisfactorio de los gastos públicos turcos y de la inestabilidad política debido a la caída del gobierno de Yilmaz hace una semana, semejante perpectiva es muy remota.
Por el contrario, el tiempo parece favorecer a Irán. Como dijo un embajador europeo en Baku: "Las compañías petroleras nunca lo dijeron públicamente, pero tienen grandes esperanzas de poder construir el gasoducto a través de Irán, que es la ruta más barata".
Círculos petroleros esperan que la política de Washington respecto a Irán todavía pueda descongelarse sustancialmente para que el oleoducto a través de ese país sea posible sin enojar al Departamento de Estado.
Otro factor que pesa en la mente de los ejecutivos de CIPA es el resultado de la exploración en el campo Shah Deniz, en el Caspio.
La exploración está siendo conducida por un consorcio formado por corporaciones no estadounidenses. Por lo tanto, puede construir un oleoducto a través de Irán sin temor a las sanciones que Washington podría aplicar si violan la ley Irán-Libia de 1996.
Los datos geológicos muestran hasta ahora que Shah Deniz puede convertirse en un yacimiento muy lucrativo. Sin embargo, los resultados de las primeras pruebas de perforación sólo se sabrán a comienzos de 1999.
Si confirman las conclusiones de los datos geológicos, ese consorcio petrolero seguramente optará por la ruta iraní y, por lo tanto, cambiará la atmósfera de decisión sobre el conducto, colocándola en terreno estrictamente comercial.
Cabe recordar que fueron razones económicas las que impulsaron a Turquía a firmar en 1996 su convenio gasífero por 20 años con Irán, e ignorar la censura estadounidense. La demanda por gas natural en Turquía se cuadruplicará a 45 millones de metros cúbicos en el 2005.
El gobierno turco no vaciló en adquirir el fluido donde le resultó más conveniente. La vecindad de Irán con Turquía abarata su gas natural y baja el transporte. El suministro anual de 3.000 millones de metros cúbicos aumentará a 12.000 millones y satisfará un cuarto de la demanda turca.
La disputa por el oleoducto del Caspio se relaciona con dos poderosos factores: la geografía no puede ser alterada y, en el análisis final, las razones económicas son más poderosas que las políticas.
Más específicamente, dada la ubicación geográfica de Irán, no puede quedar excluido del desarrollo energético de la cuenca del Caspio. Como la historia demostró repetidamente, siempre que chocan intereses económicos y políticos, los últimos prevalecen. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/ego-ml/ip if/98