/REPETICION/ CUBA: Reformas económicas aún lejos de sacar a flote al país.

Las reformas aplicadas por el gobierno de Cuba para sacar del bache a la economía parecen aún distantes de ese objetivo y son calificadas por sus detractores de tímidas, insuficientes o tardías

Expertos estiman que sólo en el período 2002-2007 el país logrará índices de crecimiento similares a los de fines de la década del 80, considerada la época de bonanza en 40 años de Revolución.

"Con tasas futuras de crecimiento probables en el rango de dos a cuatro por ciento anual, la recuperación de los niveles anteriores a la crisis demoraría entre cinco y 10 años más", dijo a IPS el economista Pedro Monreal, investigador del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, con sede en La Habana.

A ese ritmo, la recesión iniciada en 1990 le cuesta al país entre 13 y 18 años de crecimiento económico. El crecimiento de 1994 a 1998 permitió recuperar sólo la tercera parte del Producto Interno Bruto (PIB) perdido en los años de contracción aguda (1990- 1993), añadió.

Hacia 1993, el PIB había descendido casi 35 por ciento en relación con 1989, las importaciones cayeron 75 por ciento y el déficit del presupuesto estatal alcanzaba una proporción de 33 por ciento de ese PIB.

La recuperación, que comenzó en 1994, con un tímido crecimiento de 0,7 por ciento, y que en 1996 llegó a 7,8 por ciento, cayó nuevamente a niveles muy por debajo de la expectativa oficial.

El impacto social de la crisis y los cambios diseñados para reactivar la economía constituyen un asunto de carácter estratégico para la viabilidad del camino socialista que el gobierno del presidente Fidel Castro se empeña en mantener.

Las reformas incluyeron legalización del dólar, ampliación del trabajo por cuenta propia, apertura del mercado agropecuario de libre concurrencia, entrega de tierras en usufructo, aumento de tasas y tarifas, y eliminación de servicios gratuitos.

Las autoridades dieron luz verde a las medidas destinadas a estimular aún más la inversión extranjera, reformar la empresa estatal, el sistema bancario y el comercio exterior.

"Ningún país, ni el más desarrollado, ha logrado ajustarse sin traumas sociales severos a una crisis económica", afirmó Monreal.

Buena parte de la población cubana mayor de 30 años cree presenciar una involución desde el punto de vista económico y social, al comparar sus condiciones de vida actuales con las que tenían en la década del 80.

A la vez, muchos sitúan entre sus mayores insatisfacciones percibir un salario en moneda nacional y la necesidad de consumir en dólares para satisfacer sus más urgentes demandas. Sin embargo, en esa dualidad monetaria descansan parte importante de los cambios en la isla.

La vasta red de tiendas estatales, muy bien surtidas pero en dólares, y la producción de suministros y prestación de servicios a la industria turística constituyen una de las mayores fuentes de ingresos para el país.

Según cálculos no oficiales, las ventas de las llamadas Tiendas de Recaudación de Divisas oscilaron el año pasado entre 800 y mil millones de dólares.

Ese gran mercado reactiva y moderniza la industria nacional, y mantiene el empleo a un mivel mucho más alto que si se estuviera exportando, dijo Monreal. "Esto es lo que ha permitido un manejo relativamente gentil del ajuste económico en términos sociales", subrayó.

Además, consideró que la recuperación de la economía cubana descansa en este experimento, de los más astutos realizados en la isla.

Esa exportación de frontera significa que el país se insertó primero en la economía internacional por la vía de las remesas familiares o del turismo, y parte de esos ingresos gotean después en la economía, indicó.

Pero entrar a plenitud en la economía mundial exigiría modificar la tecnología con que se produce, mediante una inversión masiva. En algún momento la dualidad monetaria va a desaparecer, pero en la práctica se han fortalecido, incluso políticamente, los mecanismos que la apoyan, afirmó.

El experto estimó que los cambios deben dar atención especial a las cuestiones sociales, potenciando todas las formas que dentro del país pudieran hacer racional este experimento de inserción, en el sentido de no abandonar a la mayoría.

Recordó que el acceso a la salud, la educación y los programas de subsidio a la alimentación aseguran que una parte importante de la sociedad tenga niveles de vida que no se encuentran en ningún otro lugar, en condiciones similares.

Mecanismos de igualación por la vía del ingreso ya hoy no existen, en tanto los de movilidad social también han sido muy afectados por la recesión. En medio de la predominante tendencia a preservar las conquistas sociales, sería políticamente lógico hablar de lo contrario, aseguró.

El experto no comparte la opinión generalizada en el país de que los cambios harán posible una reinserción de la economía cubana en el ámbito internacional no sólo exitosa, sino rápidamente amplia y completa.

Contrario a vincular las causas de la contracción violenta de la economía cubana a la desaparición del bloque socialista, Monreal estima que es "un debate no muy claramente resuelto".

Para el economista, el modelo que se aplicó desde 1976 hasta fines del 80 estaba agotado. La debacle del campo socialista lo que hizo fue adelantar el momento de la crisis, profundizarla y hacer mucho más difícil la salida. (FIN/IPS/pg/ag/if/98

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