El presidente de República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), Laurent Kabila, prometió restaurar la paz en su país para la Navidad, pero las fuerzas insurgentes advirtieron que una nueva ofensiva en su contra desde Zimbabwe anuló la posibilidad de cese del fuego.
Desde Kampala, el presidente de la rebelde Unión Congoleña por la Democracia (RCD), Ernest Wamba-dia-Wamba, acusó a Kabila y sus aliados de un ataque a la localidad de Kabalo, en el norte de Katanga, con aviones de combate MIG y fuerzas terrestres.
"Lo que hicieron muestra su deseo de agravar las cosas", sostuvo Wamba-dia-Wamba. La Alianza que apoya a Kabila -Angola, Chad, Namibia y Zimbabwe- destruye todo progreso logrado en la cumbre franco-africana celebrada en noviembre en París, y hace peligrar las futuras conversaciones de paz en Lusaka, arguyó.
Wamba-dia-Wamba aseguró que el ataque a Kabalo fue repelido, y que hubo numerosas víctimas en el ejército de Kabila, integrado en su mayoría por fuerzas de Zimbabwe.
Una fuente militar en contacto con Kabalo aseguró que la RCD destruyó un camión blindado de Zimbabwe y capturó dos más. Los heridos en los enfrentamientos fueron evacuados en helicópteros, agregó.
Kabalo, tomada por la RCD en octubre, es una de las localidades ubicadas en el frente de guerra y codiciada por las fuerzas de la Alianza, concentradas en una fuerte contraofensiva contra los rebeldes.
Hasta hace poco, la RCD minimizaba toda amenaza a su control sobre Kabalo. Los comandantes rebeldes restaban importancia a los ataques aéreos de Zimbabwe y negaban toda gran incursión enemiga.
Wamba-dia-Wamba acusó a la Alianza de atacar la localidad katanganesa de Moba, cerca del lago Tanganyka, con fuerzas de Namibia a la vanguardia.
Pero el líder se burló de las declaraciones de Kinshasa que anunciaban la muerte de 1.000 rebeldes. "Hubo un combate intenso durante 24 horas, pero siempre logramos repeler esos ataques", dijo.
La "propaganda electrónica" del gobierno congoleño exagera para tratar de elevar la moral de sus soldados, afirmó Wamba-dia- Wamba. "Si hubieran matado a 1.000 de nuestros hombres, habrían tomado Moba, pero eso no sucedió", declaró.
Jean-Pierre Bemba, líder del insurgente Movimiento de Liberación Congoleño (MLC), también minimizó la amenaza de la Alianza. "Claro que nuestras fuerzas son atacadas, pero es normal, es parte de la guerra", dijo a IPS desde una localidad entre Bumba e Isala, en la región nordestina de Equateur.
Bemba declaró que las tropas de Angola y Zimbabwe están al frente de las operaciones de la Alianza, pero que el MLC no tiene nada que temer.
"Ya vieron lo que hicimos con las fuerzas de Chad", recordó, refiriéndose a la supuesta muerte de 100 soldados de ese país a manos de las fuerzas conjuntas de Uganda y el MLC, en la región nordestina de Orientale.
Wamba-dia-Wambia criticó a Kabila y Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe, por emplear visitas a Europa y Africa del Norte, sobre todo a Libia, para conseguir armas. "Fueron a buscar más recursos, es obvio. Eso no ayuda a crear una atmósfera de paz".
Las observaciones del presidente de la RCD son contrarias a las del portavoz de la UCD en Bélgica, que anunció que las negociaciones de cese del fuego estaban casi listas.
Willy Mishiki, supuesto representante de la RCD en Bruselas, dijo a una radio europea el viernes que el grupo se contactó con dos enviados del gobierno congoleño y que está listo para adoptar un cese del fuego de cuatro días a fin de persuadir a Kabila de entrar en negociaciones directas con los rebeldes.
Si Kabila no responde al ofrecimiento de la RCD, las fuerzas rebeldes entrarán en Lubumbashi, el baluarte del gobierno en el sur, advirtió Mishiki. Pero Wamba-dia-Wamba dijo a IPS que no conoce a Mishiki y que éste no representa a la RCD.
La aparente contradicción entre las posiciones de los rebeldes contribuyó a crear la grave confusión en torno a los proyectos de paz resultantes de la cumbre franco-africana de París.
El presidente de Francia, Jacques Chirac, y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, conversaron con varios protagonistas del conflicto de RDC durante la cumbre de París y aseguraron haber logrado el apoyo general al "cese de las hostilidades" en el país africano.
El cese del fuego sería sucedido por un acto formal, una conferencia de paz a realizarse en Ouagadougou, entre los días 15 y 17, luego de un encuentro intermedio en Lusaka este martes, para dar "forma concreta" a las propuestas de paz.
Fuentes de la ONU precisaron que el encuentro de Lusaka se realizará entre los días 14 y 15, y el foro mundial pedirá que se firme un acuerdo para instalar a 15.000 cascos azules entre los bandos hostiles.
Pero la situación en el campo de batalla indica que la guerra continuará, a pesar de todo. No es posible instalar fuerzas de paz en estas condiciones, opinó un alto funcionario ruandés.
"Un plan para mantener la paz implica que la paz ya existe. Pero por ahora, eso no es así. Están poniendo un carro demasiado grande delante de un caballo demasiado pequeño", comentó.
"Espero que al volver a sus casas (los bandos en conflicto) mantengan este acuerdo con toda la energía y urgencia requeridas, y que no cambien de idea", dijo Annan a la prensa de París, luego de ayudar a cerrar el acuerdo de paz el mes pasado.
Ahora parece, sin embargo, que ninguno de los participantes de la cumbre pensaba lo mismo que Annan. Los dirigentes en la conferencia expresaron su compromiso con la paz, pero todos mantuvieron sus reservas.
Kabila aseguró que sus soldados no avanzarían más, pero se negó a firmar tratados y lanzó un furiosa diatriba contra Uganda y Ruanda, que apoyan a los rebeldes.
"Esta gente causó mucho daño a nuestro país. Nuestra tarea es conseguir que se retiren incondicionalmente", declaró Kabila. La RCD, excluida de la cumbre franco-africana, declaró que no podían obligarla a respetar un acuerdo al que no había sido invitada a participar.
Mugabe cuestionó la postura de la RCD. "Los rebeldes son una ficción de Ruanda y Uganda. Si siguen peleando sabremos que se trata de esos dos países", sostuvo. Mugabe confirmó un enfrentamiento con el presidente de Ruanda, Pasteur Bizimungu, al que acusó de "hablar el idioma de la guerra".
En una entrevista en una radio europea, Mugabe defendió la semana pasada la posición de Zimbabwe en RDC, estableciendo un paralelo con la actitud europea hacia los problemas de los Balcanes.
"¿Si para los europeos estuvo bien involucrarse en Bosnia y pensar en intervenir en Kosovo, por qué no estaría bien que nosotros lo hiciéramos?", preguntó Mugabe.
Al volver a Kigali, Bizimungu declaró que París había sido apenas "una oportunidad para intercambiar información" y descartó explícitamente un cese del fuego. Subrayó que Kabila estaba "tan rígido como el primer día del conflicto" y rechazó la posibilidad inmediata del cese de las hostilidades.
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, confirmó su acuerdo, en principio, con un futuro cese del fuego, pero advirtió que las fuerzas ugandesas se quedarían en RDC hasta resolver los problemas de seguridad.
Angola apoyó la posición de Zimbabwe, y argumentó que la retirada de las tropas de Uganda y Ruanda es una condición esencial para cualquier tratado de paz que pretenda seriedad.
A pesar de toda la atención que se le dió a la cumbre de París, el encuentro de Kinshada realizado dos días antes parece haber sido igual de significativo.
En esa ocasión, los jefes de defensa de Zimbabwe, Angola, Namibia y RDC se reunieron para discutir la situación política y militar de RDC y terminaron con una declaración de apoyo a Kabila.
Subrayaron su compromiso de "luchar junto con el gobierno, el pueblo congoleño y su ejército, en todo el frente de batalla, contra los invasores". (FIN/IPS/tra-en/cs/mn/ceb-aq/ip/98