PERU: Morir en Navidad

Con una inyección de aire en la yugular se mató el día 21 el médico y profesor universitario Rómulo Puga, y así aumentó a 20 la cantidad de suicidios en 10 días en la capital de Perú.

Es la llamada "Navidad triste" que viven algunas personas en la fiesta más vinculada a la alegría familiar, el bienestar hogareño y la solidaridad social. La psiquiatría moderna explica ese síndrome con argumentos nuevos y sorprendentes.

Puga, un profesional de éxito, físicamente sano y sin problemas sentimentales, parecía carecer de motivos para encerrarse en su consultorio y matarse con un procedimiento rebuscadamente médico: con una burbuja de aire inyectada en las venas.

Tampoco en los otros 19 suicidios había razones valederas para explicar una decisión contraria a la naturaleza y al instinto de conservación, pero tal vez el caso de Puga puede abrir el camino a los móviles ocultos de la muerte por mano propia sin causa aparente.

Ante todo suicidio, se suele buscar la causa externa que lo precipita: decepción amorosa, penuria económica, frustración o estrés insoportable.

Pero la psiquiatría biológica halló en los últimos años un factor químico en el proceso emocional de la depresión, que puede llevar al suicidio. Una alteración en el mecanismo neurológico que gobierna o condiciona la conducta de los seres humanos.

Según la psiquiatría moderna, la depresión es manifestación de un desequilibrio de los neurotransmisores, especialmente la serotonina y la nor-adrenalina.

"El desequilibrio de dichos neurotransmisores genera dificultades en el control de impulsos y cuando se producen situaciones estresantes, en algunos individuos aflora su vulnerabilidad de origen genético", comentó la psiquiatra Marta Rondon, de la Universidad Médica Cayetano Heredia.

"En la llamada autopsia psicológica, que consiste en la investigación de los antecedentes psicológicos o psiquiátricos de los suicidas y sus familiares, inclusive en los casos de niños y adolescentes, se encuentra en la mayor parte de los casos uso de drogas o alcohol o trastornos de la conducta o de la personalidad", explicó Rondon.

"Y en autopsias físicas efectuadas en Nueva York a muertos por suicidio se encontró que la mayoría tenían en el líquido céfalorraquídeo una cantidad menor que la normal de metabolitos de serotonina. De modo que se puede deducir que en la vulnerabilidad al suicidio hay factores neuroquímicos ", concluyó.

"El suicidio y la ideación suicida son problemas de salud mental, porque aunque el protagonista considere insoportable su situación o no encuentre razón para vivir, la respuesta normal marcada por la naturaleza es enfrentar los problemas para superarlos, o adaptarse a ellos", señaló el psiquiatra Freddy Vásquez.

De acuerdo con Vásquez, jefe del Programa de Atención y Prevención del Suicidio en el Instituto de Salud Mental de Perú, el promedio en Lima es de unos 20 casos mensuales de muerte por mano propia, pero la tasa se eleva habitualmente en ciertas épocas del año, como las vísperas de la Navidad.

La ola de suicidios navideños no es exclusiva de Lima, pues corresponde a la mayor incidencia de cuadros depresivos críticos que se produce en casi todo el mundo en determinados momentos del año, y en algunas circunstancias sociales.

Las vísperas de la Navidad y del "Día de los enamorados", el 14 de febrero, fecha de San Valentín, son los periodos de mayor cantidad de suicidios consumados y frustrados en Perú, advirtió Vásquez.

En el periodo navideño, los suicidas suelen ser adultos varones, que pasaron el medio siglo de vida o se aproximan a esa edad, y que toman su decisión a causa de la soledad o de penurias económicas.

En febrero, al aproximarse el día de San Valentín, quienes se quitan la vida son generalmente mujeres jóvenes, y el riesgo entre niños y adolescentes es mayor al finalizar el año escolar.

El 3 de este mes, el cardenal católico Agusto Vargas Alzamora, arzobispo de Lima, atribuyó una serie de suicidios de niños en edad escolar al clima de violencia familiar y a influencia nociva de los medios de comunicación.

Vargas Alzamora "no está descaminado, porque el niño maltratado es proclive al suicidio y la difusión periodística (de esos episodios) genera contagio", destacó el psiquiatra Mariano Querol. "Después de cada caso se produce una racha de suicidios infantiles", agregó.

Querol señaló que la exigencia de mayor rendimiento escolar, la humillación a la que algunos profesores someten a los alumnos de malas calificaciones provocan un estrés intolerable en los niños y los más vulnerables pueden recurrir a la autoeliminación.

"Por ejemplo, en Japón y Suiza existe un alto índice de suicidios de menores, porque hay mucha exigencia. No hay que olvidar que los suicidios pueden prevenirse cuando se detectan personalidades depresivas y que siempre es mejor tener un chico que se atrase en el colegio que un hijo muerto", observó Querol. (FIN/IPS/al/ff/sc pr/98

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