La denuncia del Alcalde de Lima, Alberto Andrade, sobre un presunto fraude electoral preparado por el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y un libro sobre los métodos y ambiciones de su jefe pusieron en cuestión el poder político de los aparatos de inteligencia en Perú.
La parlamentaria independiente Beatriz Merino anunció, en respuesta a la denuncia de Andrade, que presentará un Proyecto de Ley "para reestructurar al SIN y quitarle sus excesivas y peligrosas atribuciones políticas", y añadió que pedirá la destitución de su jefe, Vladimiro Montesinos.
"Ya no existe la amenaza de la subversión terrorista y el frente exterior está tranquilo después del acuerdo de paz con Ecuador, de modo que no se justifican las dimensiones y atribuciones extraordinarias del SIN, salvo que se quiera utilizarlo para espiar a los partidos", dijo Merino.
"Es el momento de pedir a Fujimori que despida de su puesto a Montesinos, para que no siga comprometiendo la legalidad democrática del país y afectando la imagen del regimen", concluyó la parlamentaria.
La denuncia de Andrade se produjo poco después que saliera de un libro que reseña como Montesinos, un ex capitán expulsado del ejército en 1975 por presunta vinculación con los servicios de inteligencia estadounidenses, se convierte en 1990 en jefe virtual del SIN, con el que controla a la Fuerzas Armadas.
En la encuesta sobre percepción pública y empresarial del poder en Perú hecha a comienzos de este año, Montesinos aparece como el segundo hombre, detrás de Fujimori y antes del general Nicolas Hermoza, entonces Comandante General de la Fuerzas Armadas, ahora en situación de retiro.
El libro "El Rostro Oscuro del Poder", de Francisco Loayza, ex agente de inteligencia antiguo socio político y enemigo de Montesinos, sostiene que Fujimori es sólo el rostro legal de una dictadura planeada y ejercida por el jefe del SIN.
También sostiene que Montesinos controla a la cúpula del ejército a través del SIN y mediante el manejo del mecanismo de ascensos militares, función que inicialmente desarrollaba en respaldo de Fujimori pero que ahora haría en provecho propio.
Loayza, considerado entonces un profesor universitario izquierdista, fue comisionado por el SIN en 1990 para penetrar en el círculo político de Fujimori, un candidato aún desconocido para la opinión pública pero que ya había llamado la atención de los servicios de inteligencia.
Convertido en su principal asesor, Loayza vinculó a Montesinos con Fujimori y lo presentó como un abogado integrado al servicio de inteligencia y con excelentes amigos en el Poder Judicial.
Montesinos ayudó a Fujimori "a postergar hasta después de las elecciones un juicio por evasión tributaria que hubiera puesto fin a su candidatura y luego comenzó a alimentarlo con puntuales reportes sobre las actividades, contactos y conversaciones telefónicas de los demás candidatos y de los lideres de los partidos políticos", dice Loayza en su libro.
"Su procedimiento favorito de manipulación es inventar fantasmas y peligros que únicamente él puede conjurar y, al mismo tiempo, enterarse de todos los secretos de sus amigos y adversarios. Así ha convertido a Fujimori en un virtual prisionero suyo", añade.
Loayza y Montesinos se enemistaron poco después que Fujimori asumió el poder, cuando el actual jefe del SIN aprovechó una ausencia en el extranjero de su amigo y socio para sustituirlo.
"Urdió una patraña y me traicionó. Fujimori no quiso recibirme nunca más. Montesinos es un psicótico, sin escrúpulos, con mucha ambición de poder y riquezas, que no puede vivir sin traicionar", dice Loayza.
En su opinión, Montesinos comprende que sin Fujimori será quitado del poder, porque ni los fujimoristas confían en él, y "por ello se la juega totalmente tratando de imponer el año 2000 la segunda reelección consecutiva de Fujimori, a pesar de que la Constitucion sólo admite una reeelección".
Andrade sostiene la misma tesis que Loayza y afirma que Montesinos ensayó en las elecciones municipales de octubre pasado los dispositivos del fraude electoral que pondrá en práctica en el año 2000, para imponer la reelección de Fujimori.
El alcalde de Lima es el candidato presidencial que encabeza las encuestas y aventaja ampliamente a Fujimori -58 a 28 por ciento, en una hipotética segunda vuelta entre ambos.
Según Andrade, el vicealmirante Alfredo Parodi, uno de los colaboradores de Montesinos, dirigió una serie de maniobras de presión sobre los jurados electorales en los comicios municipales de octubre y que ahora acosa a los alcaldes electos de su partido con amenazas y promesas.
"Esas maniobras fueron un ensayo del fraude electoral que se quiere perpetrar en las elecciones generales del año 2000, para imponer la anticonstitucional reelección de Fujimori", afirmó.
Andrade vaticinó que la mayoría oficialista en el parlamento cerrará el paso al proyecto de Ley para reestructurar al SIN y destituir a Montesinos.
Por este motivo, "será necesaria una batalla política en las calles y en los foros internacionales para denunciar el fraude electoral en marcha y desmontar sus instrumentos", sentenció el alcalde de Lima. (FIN/IPS/al/ag/ip/98