El ex presidente paruano Alan García, que está exiliado en Francia y es acusado en Perú de delitos de corrupción, encabezará la lista parlamentaria de su partido, el socialdemócrata Apra, en las elecciones generales del 2000.
El anuncio fue formulado por Luis Alva Castro, secretario general del Apra, partido que gobernó entre 1985 y 1990.
García, que escapó en 1992 a una partida de soldados que intentaban capturarlo, no puede retornar a Perú por estar sometido a juicio por cargos de enriquecimiento ilícito, colusión ilegal y negociación incompatible.
Pero si ingresara en el Poder Legislativo podría volver, protegido por la inmunidad parlamentaria.
"La participación electoral de Alan García afectará el escenario político de muy diversas maneras y no está claro inclusive si favorecerá o no las ilegales intenciones reeleccionistas del presidente (Alberto) Fujimori", comentó el analista Alberto Panessi.
Panessi señaló que, si bien el respaldo a Fujimori sigue bajando en las encuestas, "tal vez la participación de García, cuya imagen ha sido muy satanizada, haga fracasar los esfuerzos de quienes tratan de vertebrar una sola candidatura" frente a la tentativa del presidente de lograr un tercer mandato consecutivo.
"Pero, aparentemente, beneficiará las posibilidades electorales del Apra, que en las recientes elecciones municipales no alcanzó a dos por ciento de la votación. Es probable que el Apra participe en las elecciones del 2000 con una lista parlamentaria propia, pero apoyará una candidatura presidencial de un frente", añadió.
La mayoría de los dirigentes del Apra expresaron su apoyo a la anunciada postulación de García, aunque también hubo objeciones.
Castro confirmó que Garcia remitió desde París un mensaje grabado, en el que anuncia su voluntad de regresar al país y "conducir al partido hacia una nueva alternativa de gobierno".
"La decisión de que el ex presidente Alan García encabece la lista parlamentaria aprista no está en discusión, es parte de la estrategia electoral del partido y estamos seguros que cuenta con el respaldo consensual de los apristas", afirmó Castro.
García "tiene un gran prestigio internacional, que no fue mellado por la absurda acusación en su contra, es uno de los dirigentes de la Internacional Socialista y sin duda en París está recibiendo una formación humanista adicional a la que ya tenía", dijo el legislador aprista Jorge del Castillo.
"Que venga García, pero antes de ser elegido", para "deslindar su responsabilidad ante los tribunales de los graves cargos de los que se le acusa, y que tanto daño han hecho a la imagen del partido y a la moral de sus militantes", declaró por su parte el ex diputado aprista Héctor Vargas Haya.
"El acuerdo de ofrecerle el primer lugar en la lista parlamentaria le asegurará inmunidad a García, pero reducirá el caudal de votos que podría alcanzar el partido. Además, esa decisión no ha sido consultada a las bases", añadió Vargas Haya, candidato a la Secretaría General del APRA.
Mientras, el también ex diputado Alberto Valencia propuso realizar elecciones partidarias internas para comprobar si "tiene respaldo" la propuesta de inscribir a García como primer aspirante del Apra al parlamento.
De momento, el asunto "parece una maniobra de Alva Castro para conseguir su reelección como secretario general", advirtió Valencia.
En opinión del congresista Harold Forsyth, de Unión Por el Perú, movimiento político que dirige Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, la participación de García "daría un nivel importante al próximo proceso electoral".
"Tenía entendido que García había renunciado a su partido para no arrastrarlo en el problema judicial y político creado por la acusación constitucional en su contra. Al parecer, ha pedido su reingreso", añadió.
Otro legislador ajeno al Apra, Alfonso Baella, comentó que ese partido está también dividido ante el acuerdo de paz de Ecuador y Perú, firmado en octubre por Fujimori. "Cuatro parlamentarios apristas fueron suspendidos porque votaron a favor del acuerdo de paz", advirtió.
"Que no los hayan expulsado, sino sólo suspendido (aunque uno de ellos renunció) revela que en dicho partido hay mayor tolerancia democrática que la que tenían antes, o tal vez, refleja una cierta debilidad de su actual cúpula", concluyó Baella. (FIN/IPS/al/ff/ip/98