El presidente de Paraguay, Raúl Cubas, acusó a la Corte Suprema de Justicia de haber "roto el orden constitucional", mientras el resto de su partido y la oposición consideran que el mandatario instauró una dictadura al no ejecutar el fallo que devolvía a prisión a Lino Oviedo.
La Corte declaró el miércoles como inconstitucional el decreto presidencial de conmutación de la pena por rebelión que cumplía el ex jefe del ejército. Cubas no se dio por enterado de la sentencia inapelable hasta que el oficio judicial llegó el viernes pasado a la sede del gobierno.
"Yo no tengo nada que hacer como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas", se justificó el mandatario al salir el viernes de noche y denunció "una invasión de las atribuciones del Poder Ejecutivo por algunos miembros de la Corte".
En el decreto número 1.200, el gobierno -del sector "oviedista" del Partido Colorado- se da por informado de la inconstitucionalidad y la registra para "evitar una perturbación peligrosa de la paz social".
El gabinete en pleno dispuso que se "tome razón" de la sentencia de la Corte sobre el decreto presidencial del 18 de agosto sobre Oviedo y envió una copia al Supremo Tribunal Militar, que deberá dictaminar la pertinencia de la vuelta a prisión del ex jefe militar.
El ex presidente Juan Carlos Wasmosy, titló este sábado en la primera plana del diario El Día, de su propiedad: "Cubas Grau ejecuta el nuevo golpe de Lino César Oviedo". Y aseguró que el mandatario está subordinado a su "padrino político".
El senador Juan Carlos Galaverna, quien pertenece al sector del gobernante Partido Colorado dirige el vicepresidente Luis María Argaña, cree que Cubas ya instaló "una dictadura" y aseguró que vivía "el momento más crítico desde 1989", cuando terminó la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989)
Carlos Filizzola, líder del opositor Partido Encuentro Nacional, dijo que "se ha producido un quiebre del proceso democrático", Cubas "se ha proclamado dictador" y confirmó que si el presidente no acata el fallo de la Corte, se reanudará el juicio político trancado en el Congreso por falta de dos votos.
"En ninguna forma hay alzamiento ni quiebre institucional", respondió a las críticas el Procurador General del Estado, Carlos González Alfonso.
El senador liberal Juan Manuel Benítez dijo que esta dilación, promovida por el gobierno, permite dos interpretaciones: que el mandatario "haya delegado a la Justicia Militar el trabajo sucio de firmar la detención" o que busque un conflicto de competencias para evitar la prisión de Oviedo.
Oviedo cambió su discurso legalista desde que quedó claro que, si vuelve a ser recluido en un recinto militar, lo hará por al menos cinco de los 10 años que le faltan purgar. Desde octubre de 1997, cuando lo mandó detener Wasmosy, ha repetido que cumplirá toda decisión de los tribunales civiles.
Pero el viernes, en un discurso a sus partidarios, dijo que "el poder del pueblo está por encima de la Constitución", lo que fue tomado como una amenaza a una nueva reclusión que impedirá su candidatura a la presidencia del Partido Colorado.
Angel Pintos Balbuena, un poderosos agitador barrial colorado, salió de la casa de Oviedo reclamando a la Corte "que deje tranquilo al general" o el pueblo "copará el país" en protesta por la sentencia que le impediría participar en las elecciones internas partidarias de marzo de 1999.
Una manifestación de un centenar de oviedistas irrumpió en el Palacio de Gobierno, tras conocerse el fallo que transformaba la prisión en cosa juzgada, para reclamar al presidente que no diera lugar a la decisión de la Corte.
"Vamos a hacer lo que esté a nuestro alcance dentro de la ley para cumplir nuestra promesa" les contestó el mandatario, en tanto el ministro del Interior, Ruben Arias, opinó que "se debe pelear" por la independencia de poderes.
Oviedo dijo a sus partidarios en guaraní que no tendrán suerte los que quieran romper su amistad con Cubas -que fue su compañero de fórmula hasta que el ex jefe militar fue inhabilitado el 17 de abril, "porque no se basa en relaciones materiales".
A pesar que la oposición y la dirigencia colorada contraria a Oviedo buscaron articular una respuesta y convocar a reunión urgente del Congreso, no se logró quórum.
La mayoría de los políticos estaba concentrada en el partido final del campeonato local, que se disputó este viernes entre los clásicos rivales, Olimpia y Cerro Porteño.
El senador liberal Francisco José de Vargas deambulaba a esa hora de la noche por los pasillos vacíos del Congreso, esperando en vano la prometida reunión extraordinaria de parlamentarios y gritando en guaraní a los periodistas: "daipore líderes" ("no hay líderes"). (FIN/IPS/cm/ag/ip/98