Panamá se apresta a iniciar el milenio con un canal en plena competencia por la prestación de servicios adicionales al tránsito de barcos, que estuvieron vedados durante los 84 años de administración estadounidense.
La empresa administradora del canal está integrada por una comisión binacional que cesará sus funciones el 31 de diciembre de 1999, fecha en que la obra quedará bajo exclusiva jurisdicción panameña.
El canal produce más de 3,8 millones de kilovatios de electricidad, 100 millones de litros de agua potable y cuenta con talleres para reparar barcos.
"El canal pasará a ser una de las empresas más importantes de América Latina", afirmó Alberto Alemán, administrador de la vía interoceánica.
El canal produjo 545,7 millones de dólares en el pasado año fiscal por concepto de peaje y obtuvo ingresos por 197,3 millones de dólares por concepto de servicios adicionales.
La venta de servicios adicionales al tránsito de naves está limitada por el tratado de 1977. La norma prohibe que los ingresos del canal excedan el presupuesto de gastos adoptado por la junta directiva, integrada por cinco delegados estadounidenses y cuatro panameños.
Alemán dijo que Panamá ya estableció instrumentos legales, como el artículo constitucional que proclama empresa autónoma al canal, que posibilitarán "modificar la mentalidad de la institución".
Panamá se ha preparado desde 1977 "para desmantelar la estructura militar existente en el canal y para reemplazar las leyes y reglamentos norteamericanos por una legislación panameña", afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Ritter.
El canciller, quien también es ministro de Asuntos del Canal, sostuvo que bajo administración panameña "el canal debe ser competitivo, porque sólo es una ruta y un elemento dentro del engranaje del transporte mundial".
"La vía interoceánica panameña no es un negocio estático", dijo Ritter, en referencia al complejo multimodal estadounidense que une las costas este y oeste, al canal de Suez y otros sistemas que compiten con el canal de Panamá, cuya tecnología data de principios de siglo.
Bajo administración exclusiva estadounidense entre 1914 y 1977, el canal fue usado fundamentalmente como una ruta estratégica para la marina de guerra y para la expansión económica de Estados Unidos hacia el Pacífico.
"Los panameños tenemos que entender la importancia del canal como foro de desarrollo", subrayó Alemán, al explicar que "el canal ha estado hasta cierto punto indiferente (a las necesidades del desarrollo local) porque por tratados no podiamos participar en algunas cosas".
Uno de los rubros en los cuales la empresa autónoma del canal podría competir con ciertas ventajas es en la generación de electricidad, para lo cual cuenta con dos plantas hidroeléctricas y una termoeléctrica, que producen un excedente cercano a los dos millones de kilovatios hora.
De los alrededor de 3,8 millones de kilovatios hora que produce el sistema de generación instalado en el canal, apenas se utiliza un 50 por ciento para las operaciones de la vía interoceánica y en suministros a las seis bases militares que posee Estados Unidos en el lugar.
El resto se vende eventualmente a las tres empresas distribuidoras que se hicieron cargo este año de las operaciones del antiguo Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (Irhe) de Panamá. La junta administradora del canal obtiene por ese concepto ingresos por 27 millones de dólares al año.
La administración del canal también ofrece agua potable a la red pública de Panamá, así como trabajos de reparación y mantenimiento de barcos en sus astilleros, localizados en las riberas del canal.
Sin embargo, las actuales reglas impiden a la administración acometer inversiones para modernizar los equipos de sus plantas generadoras de electricidad, así como de los otros servicios que puede ofrecer al mercado local, ni tampoco competir en igualdad de condiciones con las otras compañías de suministro de energía.
El gerente del antiguo Irhe, Fernando Aramburú, advirtió que si las plantas generadoras que posee la administracción del canal no son modernizadas "van a ser muy ineficientes" para competir con las nuevas operadoras del servicio eléctrico local.
"Para poder aspirar a una parte del mercado eléctrico local, el canal (futura empresa autónoma panameña) se verá obligado a hacer inversiones en sus plantas" generadoras, puntualizó Aramburú.
Alemán señaló que los estrategas de la futura expansión de la empresa del canal "son conscientes de ello". Agregó que, además de lo que ya se produce, "el canal tiene mucho potencial de servicios y estamos estudiando cuáles son las capacidades instaladas en las que se puede generar ingresos adicionales a los peajes". (FIN/IPS/sh/nc-ff/if tr/98