La convicción de que el Mercosur puede ser un exportador de vehículos a escala mundial llevó a Argentina y Brasil a superar diferencias y sentar las bases para una Política Automotriz Común (PAC), que entrará en vigencia a partir del 1 de enero del 2000.
El secretario de Industria, Comercio y Minería de Argentina, Alieto Guadagni, sostuvo que el bloque subregional puede convertirse en un exportador del nivel de Japón, la Unión Europea (UE) o el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Canadá, Estados Unidos y México), y a ese objetivo apuntan sus miembros.
Guadagni y el ministro de Industria de Brasil, José Botafogo Goncalves, lograron destrabar las complicadas negociaciones por el régimen automotor que el Mercado Común del Sur (Mercosur) deberá adoptar en el 2000.
La necesidad de hacer frente a la crisis que afecta al sector y la confianza en las potencialidades exportadores del bloque llevaron a los negociadores de Argentina y Brasil a avanzar en un acuerdo largamente demorado.
En las negociaciones que encabezaron Guadagni y Botafogo se logró acuerdo sobre el 80 por ciento de los contenidos de la PAC, pero las conversaciones continuarán la semana próxima en Río de Janeiro, durante el encuentro semestral del Mercosur.
La propuesta deberá ser aprobada por los otros dos socios del bloque, Paraguay y Uruguay, antes de ser sometida a la consideración de los jefes de Estado, que se reunirán el jueves en esa ciudad.
"Esto es un cambio copernicano, ya que el tema se destrabó a partir del acuerdo estratégico, que es convertirnos en exportadores mundiales", señaló Guadagni.
La PAC, que regulará la producción y el comercio de vehículos en el Mercosur, contemplará una etapa de transición para que las empresas puedan adaptarse a la nueva política.
Los acuerdos alcanzados establecen un arancel externo común (AEC) de 35 por ciento para los vehículos importados de terceros países, mientras que la liberación del comercio de automotores entre los socios del bloque se hará gradualmente, durante un período de transición desde el 2000 hasta el 2005.
Argentina y Brasil consiguieron ponerse de acuerdo en un tema sensible, el del porcentaje de autopartes producidas en el Mercosur que debe incluir cada unidad. En principio, se manejan porcentajes de 40 a 50 por ciento, pero aún quedan por definir algunas cuestiones que se establecerían en Río de Janeiro.
Ese fue un aspecto crítico de las negociaciones porque Brasil se resistía a incluir en la PAC la exigencia de un contenido mínimo de autopartes de origen Mercosur.
Entre el 2000 y el 2005, las empresas radicadas en el Mercosur podrán importar autopartes de terceros países con un arancel preferencial de cuatro a seis por ciento, pero deberán asegurar un contenido de partes nacionales en las unidades que fabriquen.
A partir del 2005, el arancel para importar autopartes se ubicará entre 14 y 18 por ciento, según lo que establezca la PAC.
El acuerdo alcanzado por Argentina y Brasil coincide con la propuesta elevada en marzo pasado por las asociaciones de fabricantes de automotores de esos países. Pero los gobiernos se negaron a concederles un trato arancelario preferencial para la importación de unidades fabricadas fuera del Mercosur.
El rechazo se fundó en la imposibilidad de privilegiar a las empresas automotrices con excepciones que no se hacían extensivas a otros sectores. Un trato preferencial implicaría la violación de los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y provocaría problemas con otros países.
En cuanto a los regímenes especiales de promoción, en especial los de los estados del noreste de Brasil, los negociadores continúan analizando la forma de neutralizarlos progresivamente para evitar una suspensión drástica.
La PAC se basa en "el principio de complementariedad y especialización entre los socios", dijo Guadagni, quien consideró que "ningún país debe ser perjudicado" por pérdida de inversiones o desmantelamiento de plantas.
Por otra parte, la PAC también tendrá consecuencias sobre las operaciones de importación de unidades producidas fuera del Mercosur.
Hasta ahora, las terminales automotrices podían ingresar vehículos con un arancel de nueve por ciento, mientras que los importadores de automóviles debían pagar una tasa de 23 por ciento.
Esa ventaja será anulada el 1 de enero del 2000, cuando la puesta en marcha de la PAC unificará el arancel en 35 por ciento, lo que encarecerá las unidades producidas fuera del Mercosur.
Desde 1991, cuando se firmó el Tratado de Aunción, el comercio intraregional de vehículos y autopartes se multiplicó por 11 y hoy representa 25 por ciento de los intercambios entre Argentina y Brasil, según datos de la cancillería argentina.
Sin embargo, la conyuntura es preocupante. En noviembre no se recuperó la demanda regional de vehículos y las terminales continúan con sus planes de ajuste de la producción.
Sólo en Argentina, la caída de las ventas locales y las exportaciones provocó en el último trimestre la reducción de 2,25 millones de horas de trabajo y la pérdida de alrededor del 25 por ciento de los salarios del sector. (FIN/IPS/va/ag/if/98