Argentina y Chile ya hicieron este año todas las manifestaciones de voluntad política necesarias para que este último, que es socio comercial del Mercosur, se incorpore en 1999 a esta unión aduanera como miembro pleno.
Chile acepta ahora esa posibilidad, luego de resistirse a modificar su política arancelaria para adaptarse a la unión aduanera del Mercosur (Mercado Común del Sur), formada desde 1995 por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
El economista Eduardo Curia interpretó el cambio de posición como resultado directo de la crisis asiática, que habría afectado a Chile más que a Argentina. Los chilenos "están en la búsqueda de un relativo salvataje", dijo a IPS.
Los precios internacionales del cobre, principal producto de exportación de Chile, bajaron a su mínimo histórico a raíz de la caída en la demanda de Asia. El gobierno aumentó las tasas de interés y la inversión extranjera directa se redujo este año a la mitad respecto de 1997.
"Chile tiene una economía muy abierta y una proporción muy alta de su comercio exterior es con Asia. Por eso quedó tan expuesto. Sus argumentos de que no necesitaba un bloque regional como paso intermedio para integrarse al mundo perdieron rigor", explicó Curia.
A su vez, Curia consideró que Chile podría ser un buen intérprete del bloque sudamericano ante los países de la Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), bloque del que forma parte.
En los últimos dos meses, el presidente chileno Eduardo Frei y su canciller José Miguel Insulza expresaron que Chile quiere ser, ahora sí, parte del Mercosur.
Acompañando a esa determinación, Santiago dio pasos que evidenciaron un nuevo signo en la relación con Buenos Aires.
Los presidentes del Mercosur firmaron en noviembre, a instancias de Argentina, una declaración de respaldo al pedido chileno de libertad para el ex dictador chileno Augusto Pinochet, detenido en Londres.
Dos días después, Insulza expresó el arrepentimiento chileno por el apoyo a Gran Bretaña en la guerra contra Argentina por la soberanía de las islas Malvinas en 1982, y anunció que no se renovaría el contrato de la empresa Lan Chile a través del cual la isla recibe vuelos comerciales desde el continente.
Pocos días después, Frei y su par de Argentina, Carlos Menem, firmaron en Buenos Aires el acuerdo de Hielos Continentales-Campos de Hielo Sur, que pone fin al último contencioso limítrofe pendiente de solución entre los dos países, que comparten una de las fronteras más extensas del mundo.
Chile renovó a su vez su compromiso de apoyar con énfasis el reclamo argentino de soberanía, cuando hasta ahora se había limitado a votar a favor de que se discutiera el asunto en los organismos internacionales.
Menem y el canciller Guido Di Tella también manifestaron que Chile está cada vez más cerca de Argentina, a pesar de que ambos países estuvieron al borde de la guerra hace 20 años, y que ahora falta el salto al Mercosur.
Di Tella fue aún más allá y en una entrevista con el matutino El Cronista publicada este lunes vaticinó que la incorporación de Chile se producirá en 1999, aun cuando las diferencias en materia arancelaria se sigan discutiendo más adelante.
"Chile será incorporado como miembro pleno antes de que culmine 1999. La iniciativa constituye el último gesto de acercamiento entre ambos gobiernos y revela una decisión política que supera la compleja negociación técnica por desgravaciones arancelarias", dijo Di Tella.
La economía chilena se ha vinculado de forma creciente con Argentina y con el Mercosur en general. En Argentina, Chile es el segundo país en inversiones extranjeras directas después de Estados Unidos y el comercio bilateral creció de 200 millones de dólares a más de 2.000 millones en 15 años.
Las reticencias de Chile a ser miembro pleno del bloque se fundaban en una diferencia básica. Los aranceles chilenos son de 11 por ciento, salvo escasas excepciones, y el Mercosur tiene aranceles externos comunes que van de cero a 20 por ciento, y un promedio de 16 por ciento.
Chile, con un criterio más aperturista, defiende una política de aranceles bajos. De hecho, tiene previsto mantener la tendencia a la baja hasta llegar a seis por ciento en el 2003.
El acuerdo "cuatro más uno" firmado entre Chile y el bloque establece que los aranceles de más de 90 por ciento del universo de productos se redujeron 40 por ciento en los aranceles, con ocho años de plazo para reducir los gravámenes del comercio interno a cero desde el 2005.
Para los "productos sensibles" hay plazos especiales hasta el 2007, 2012 y 2015. (FIN/IPS/mv/mj/if/98