La delicuencia, la inmigración y el desempleo son los nuevos fantasmas que le quitan el sueño a los habitantes de Italia, un país que aparece dominado por el miedo, según un estudio publicado hoy.
El riesgo de una gran oleada migratoria, la ofensiva de la difundida pequeña delincuencia, el caos de las ciudades, la incógnita de la nueva moneda europea y la desaparición de un puesto de trabajo fijo son los temores que revela el informe anual del estatal Centro Nacional de Estadísticas (Censis).
En su 32 Informe sobre la situación social del país, publicado este sábado en la prensa, el Censis se refiere a Italia como un "país atrincherado", en el que las casas se protegen como castillos medievales.
Se sienten inseguros cuando caminan solos por la calle, cuando están en lugares oscuros e incluso cuando están solos en sus casas, afirma el estudio.
Los comerciantes y los artesanos son más temerosos que los empresarios, pero los que mayor temor experimentan en las ciudades son los obreros, lo que constituyó una sorpresa en la investigación del Censis.
El 68,4 por ciento de los italianos no sale solo de noche, el 40,6 por ciento evita caminar por determinados barrios, el 72 por ciento está alerta cuando se le acerca un desconocido, el 45,3 por ciento de las casas tiene la puerta blindada y el 47 por ciento evita las grandes aglomeraciones.
Asimismo, el 20,4 por ciento tiene miedo de dejar su automóvil en un estacionamiento y el 12,2 por ciento cuando entra al vehículo controla que no haya nadie escondido en el asiento de atrás.
El informe señala que 587.000 personas han cambiado de casa en el último año porque sufrieron un delito o habitaban en una zona de alto riesgo, y 1,3 millones tienen intención de hacerlo por los mismos motivos.
La población de Italia está dividida frente a la emigración: 48,3 por ciento considera que la sociedad multiétnica constituye un riesgo de conflicto, en tanto 41,8 lo estima un factor de evolución cultural.
Roma aparece como más racista que la norteña ciudad de Milán. El 37,3 por ciento de los inmigrantes de países del Sur en desarrollo que viven en la capital italiana declaró que percibían prejuicio y racismo respecto de ellos, mientras que en Milán bajó al 20,3 por ciento.
Tanto en Roma como en Milán, donde hay 305.000 extranjeros residentes en total, la mayoría se declaró partidaria de políticas que favorezcan su inserción. Sin embargo, la exigencia de mano de obra extranjera es alta y 18,5 por ciento de los emigrantes está actualmente sin trabajo.
El millón de extranjeros que vive en Italia representan sólo 2,2 por ciento de la población, contra un promedio europeo de 4,9 por ciento.
El Censis precisa que el tema de la emigración es vivido como una emergencia sólo por una minoría, 26,6 por ciento, que considera la emigración del Sur y del este europeo como uno de los tres principales problemas del país, junto con la desocupación y la delincuencia.
El alcalde de Nápoles, Antonio Bassolino, sostuvo que las calles de esa ciudad, considerada una de las más inseguras de Italia, están siempre llenas de gente, de turistas, incluso de noche, a diferencia de otras, en las que a las seis de la tarde ya no se ve a nadie.
El tema de la seguridad "debe ser entendido como un moderno derecho de los ciudadanos", afirmó Bassolino, quien es además ministro del Trabajo del gobierno de centroizquierda.
El actor Paolo Villagio rechazó la imagen que el estudio da de Italia y opinó que el miedo lo siembran los canales privados de televisión.
El líder de la derecha, Silvio Berlusconi, dirige la principal cadena privada de televisión en Italia y es propietario de tres canales de alcance nacional, el mismo número que la estatal Radio y Televisión Italiana (RAI).
"A la derecha le interesa mostrar un país mucho peor de lo que es, con películas que invitan a hacerse justicia por propia mano, propiciando así una tendencia fascista", expresó el actor. (FIN/IPS/jp/ag/dv-ip/98