El Vaticano urgió hoy a Estados Unidos y Gran Bretaña a poner fin al bombardeo iniciado el miércoles contra Iraq, al igual que Italia, tradicional aliado militar de los países atacantes.
El papa Juan Pablo II manifestó, a través del ex presidente de Polonia Lech Walesa, su sufrimiento por el derramamiento de sangre.
El Papa "está informado de lo que sucede en Iraq y cada gota de sangre derramada" lo "hace sufrir", dijo Walesa a los periodistas al retirarse de una audiencia con Juan Pablo II.
El Vaticano reclamó poner fin con la mayor rapidez a la "agresión" contra Iraq para restablecer el orden internacional, declaró el portavoz Joaquín Navarro, quien dijo que ni Washington ni Londres informaron previamente del ataque al Vaticano.
Mientras, el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Lamberto Dini, informó al parlamento que su gobierno pidió a Estados Unidos y a Gran Bretaña que pongan término al ataque.
El jefe del gobierno italiano, Massimo D'Alema, manifestó en el parlamento que el miércoles fue "un día triste para Italia".
D'Alema, líder del ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDS) y conductor de un gobierno de coalición de centroizquierda, recordó el compromiso de Italia por una solución pacífica.
El primer ministro italiano se lamentó de que Washington y Londres hayan intervenido en Iraq "sin consultar a los países aliados".
Italia integra, junto a Estados Unidos y Gran Bretaña, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y participó con 1.000 soldados en la coalición que combatió contra Iraq en la guerra del Golfo (1991).
D'Alema manifestó que el ataque en curso no fue concertado en la OTAN ni en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A su juicio, "esta crisis dramática" debilita el papel de la ONU y pone de relieve una vez más la falta de una política exterior común europea. D'Alema opinó, de todos modos, que tampoco existe duda sobre la responsabilidad del presidente iraquí Saddam Hussein.
También reveló que el estadounidense Bill Clinton le informó que "la falta de colaboración de Iraq" fue considerada un argumento suficiente para reanudar la "operación militar interrumpida el 17 de noviembre".
Ese día, Clinton suspendió el ataque cuando los aviones ya se dirigían hacia Bagdad, tras una solución alcanzada a través de la intervención del secretario general de la ONU, Kofi Annan.
La oposición de derecha en Italia se dividió. El grupo Forza Italia, que lidera el magnate de la televisión Silvio Berlusconi, expresó que está de acuerdo con el ataque, mientras Alianza Nacional la criticó.
Giulio Andreotti, ex demócratacristiano y siete veces jefe de gobierno, sostuvo que era "inadmisible" la decisión adoptada por Estados Unidos sin tomar en cuenta a la ONU. (FIN/IPS/jp/mj/ip/98