Las críticas hacia los bombardeos contra Iraq se hicieron sentir hoy en todo el territorio de Estados Unidos, con manifestaciones desde el Atlántico hasta el Pacífico.
Mientras las fuerzas angloestadounidenses en el Golfo disparaban blancos en Iraq por segunda noche consecutiva este jueves, miles de ciudadanos manifestaron su pesar en docenas de ciudades de Estados Unidos.
El ex secretario de Justicia Ramsey Clark calificó el ataque de "absurdo" y manifestó sus sospechas por el hecho de que el presidente Bill Clinton ordenó la acción horas antes de una jornada crucial del juicio político en su contra en el Congreso.
Iraq es "la cuna de la civilización" y "no podemos arrojar misiles Tomahawk cada vez que se nos ocurra en beneficio de nuestros líderes", afirmó Clark, quien integró el gobierno de Lyndon Johnson y, al igual que Clinton, perteneciente al Partido Demócrata.
Grupos religiosos, como el cristiano Voices in the Wilderness y el Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR), criticaron los bombardeos, entre otras razones, por su proximidad con las festividad musulmana de Ramadán, la de Jánuca, judía, y de la Navidad cristiana.
La Sociedad de Reconciliación, un grupo interreligioso, calificó el ataque de "terror armado militar".
"El bombardeo estadounidense a Iraq, a pocos días de Jánuca, Ramadán y Navidad, amenaza no solo con matar a gente inocente sino con poner fin a la posibilidad de negociaciones constructivas con el gobierno iraquí", agregó el grupo.
El director ejecutivo de CAIR, Nihad Awad, alertó que el ataque, al igual que los ocho años de sanciones internacionales al gobierno de Iraq, dañarán poco al presidente Saddam Hussein pero mucho a la población civil.
"La evidencia sugiere que cualquier ataque contra Iraq tendrá un resultado opuesto al que se pretende. Incluso las sanciones derivaron en un desastre humanitario, con alarmante desnutrición, mortalidad y enfermedades", dijo Awad.
Burt Sacks, directivo de Voices in the Wilderness que viajó en reiteradas oportunidades a Iraq, dijo que los últimos ataques solo se suman a los daños ya causados por ocho años de sanciones que sacudieron la economía y la infraestructura iraquí.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que unos 5.000 iraquíes murieron por carencia de alimento y medicinas a causa de las sanciones.
Sacks argumentó que Estados Unidos, que justificó sus ataques en la necesidad de eliminar las armas de destrucción masiva de Iraq, causó más daño con las sanciones contra este país que con los ataques nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.
En los últimos años, organizaciones religiosas y benéficas sostuvieron que las sanciones no contribuyeron a cambiar las políticas de Bagdad, sino que solo mataron a civiles inocentes.
Pero ahora que los ataques de Estados Unidos casi con seguridad determinarán el fin de las inspecciones de armas de la ONU, una condición esencial para levantar las sanciones, las iniciativas para finalizar el embargo sufrieron un grave revés.
A pesar de las protestas, la decisión de Clinton de atacar a Iraq el miércoles fue bien recibida por la gran mayoría del pueblo estadounidense.
Casi 75 por ciento de los indagados por una encuesta que la revista Time y la cadena televisiva CNN realizaron la noche del miércoles creen que la acción fue justificada.
El sondeo reveló que 65 por ciento creen que Clinton se limitó a reaccionar ante la amenaza iraquí, y no actuó por temor a su inminente batalla ante la Cámara de Representantes que decidirá sobre un juicio político que podría provocar su destitución.
Clinton no recibió tanto apoyo del opositor Partido Republicano, ya que el líder de la mayoría del Senado, Trent Lott, dijo que no podría respaldar un ataque al que calificó de oportunista.
Los republicanos no son los únicos en este país preocupados por el momento y la legitimidad del ataque.
Michael Ratner, abogado del Centro de Derechos Constitucionales de Nueva York, afirmó que Clinton violó la Carta de la ONU y la Constitución estadounidense al ordenar el ataque sin pedir la aprobación del Consejo de Seguridad o del Congreso legislativo de este país.
La Constitución, señaló Ratner, sólo concede al Congreso la facultad de declarar la guerra, y no al Poder Ejecutivo. "Los fundadores (de Estados Unidos) colocaron el poder para ir a la guerra en manos del Congreso. Temían que un presidente utilizara la fuerza militar para su provecho personal", aseguró.
"Querían que se controlara el uso de la fuerza y querían asegurarse de que los órganos más representativos tomaran la decisión", agregó.
Mientras existen cargos de destitución contra Clinton porque mintió sobre su relación sexual con la ex becaria de la Casa Blanca Mónica Lewinsky, el uso de la fuerza sin el permiso del Congreso o de la ONU "es el tipo de delito por el que Clinton debería ser destituido", observó Ratner.
Clinton adujo que tuvo que actuar rápidamente tras un informe presentado el martes por inspectores de armas de la ONU que concluyó que Iraq no cooperó con las exigencias de desarme del foro mundial.
Un ataque que comenzara durante Ramadán, que comenzará este viernes, ofendería a las naciones musulmanas, declaró Clinton el miércoles, por lo que el ataque era necesario antes del primer día del mes de ayuno.
"Esto es el colmo del cinismo. La verdadera razón (del ataque) no tiene nada que ver con Ramadán", sostuvo Hussein Ibish, director de comunicaciones del Comité Arabe-Estadounidense contra la Discriminación, con sede en Washington.
Clinton quería actuar antes de que la opinión pública o la diplomacia internacional impidieran el ataque contra Iraq, manifestó. (FIN/IPS/tra-en/fah/mj-aq/ip/98